Si bien los ojos del mundo están puestos en el nuevo coronavirus, África oriental se sigue enfrentando a otra crisis de dimensiones bíblicas: el creciente número de enjambres de langostas voraces.
Ambas crisis tienen una dimensión extraordinaria con enemigos que se multiplican de manera tan rápida que los gobiernos tienen dificultades para contenerlos.
Pero las épocas de crisis son también períodos de innovación y colaboración. Y del mismo modo que los científicos de todo el mundo están luchando por encontrar la forma de enfrentarse a la COVID-19, los investigadores internacionales han aunado fuerzas con la FAO para crear nuevos instrumentos a fin de mantenerse un paso por delante de las langostas nómadas.
Estos instrumentos son cada vez más pertinentes, puesto que las restricciones relacionadas con la COVID-19 están planteando nuevos obstáculos para los equipos de respuesta.
“Ninguno de los países afectados de África oriental se sitúa entre las principales zonas habituales de infestaciones de langostas y, por lo tanto, estos carecían de cualquiera de los sistemas o instrumentos disponibles”, afirma Keith Cressman, Oficial superior de previsión contra la langosta de la FAO. “Ahora estamos acelerando la creación de versiones fáciles de utilizar de esos instrumentos para países como Kenya, Somalia y Sudán del Sur, que podrán ser empleadas por los funcionarios sobre el terreno, independientemente de si han recibido capacitación en materia de lucha contra la langosta o no”.
Las tecnologías abarcan desde instrumentos para la recopilación de datos con los que se vigila la presencia de langostas hasta sistemas de imágenes por satélite que ayudan a pronosticar los lugares a los que se desplazarán las plagas hambrientas de cultivos posteriormente. Kenya pronto se convertirá en el primer país en probar los drones de la FAO para la vigilancia de la langosta.
“Desde una perspectiva científica, las crisis de este tipo brindan la oportunidad de probar nuevas ideas y tecnologías y examinar cómo se pueden utilizar para luchar contra las plagas”, apunta Cressman.