Una comunidad de agricultores y pescadores, una comunidad de héroes


La resiliencia de La Huerta de Valencia en tiempos de la COVID-19

Los pescadores y agricultores de L’Horta en Valencia, España, siguen garantizando que los alimentos lleguen no solo a la Comunidad Valenciana, sino también a otras comunidades y pueblos fuera de sus fronteras. ©Bruno Almela

30/04/2020

La rutina de Amparo Aleixandre ya no es la misma. En estos días recibe los pedidos a través de mensajes de texto, la mayoría vienen de sus vecinos del pueblo de El Palmar, una isla con unos 700 habitantes, rodeada por la laguna de La Albufera, cultivos de arroz y huertos. Estamos en las cercanías de la ciudad de Valencia, España.

Los pescadores parten a las cuatro de la mañana en sus pequeñas barcas, en la crisis de la COVID-19 para poder cubrir la demanda se han sumado tres más a los 30 que solían salir de esta Comunidad de Pescadores de El Palmar. La lisa es la variedad que se captura y se está vendiendo más, todavía hay anguila en la laguna, pero por ser un producto destinado solo a la hostelería y la exportación, no se está pescando en tiempos de la pandemia. 

Amparo, integrante de la Comunidad de pescadores de El Palmar, recibe a los pescadores a las 8 de la mañana, aún hace frío en estas mañanas de primavera, arriban a la lonja para empezar a empacar, etiquetar y enviar a sus lugares de destino en la ciudad. Una vez a la semana salen con la bicicleta eléctrica con un pequeño refrigerador para llevar el pescado a las familias de El Palmar o a ancianos que viven solos y no pueden salir de sus casas en estos tiempos.

“En estos momentos somos los agricultores y los pescadores los que estamos dando la batalla para garantizar la comida a los enfermos, a los médicos, a los presos, a las familias que están en casa, a todos”, dice Amparo orgullosa.

Los pescadores y agricultores se están adaptando a las restricciones establecidas debido a la pandemia de COVID-19. ©Terra Viva

El Palmar es un pequeño pueblo turístico, en la parte sur del territorio de L'Horta, como se llama en valenciano a La Huerta, sistema de regadío declarado por la FAO en 2019 como un Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) enclavado en la ciudad de Valencia y que provee alimentos saludables a un millón y medio de valencianos.

Hace 18 años, la FAO lanzó este programa con el objetivo de lograr un equilibrio entre la conservación, la adaptación sostenible y el desarrollo socioeconómico de estos espacios agrícolas complejos, el programa SIPAM busca identificar maneras de mitigar las amenazas a las que se enfrentan los agricultores y estos lugares, así como de resaltar los beneficios de estos sistemas.

Mediante el apoyo de varias partes interesadas, este enfoque tiene como objetivo: prestar asistencia técnica; fomentar la concienciación del valor de mantener vivo el conocimiento agrícola; y promocionar los productos agrícolas, el agroturismo y otros mecanismos de incentivos y oportunidades de mercado.

Resiliencia

La Huerta está configurada por un sistema de regadíos que se ha modelado desde hace casi un milenio. Desde 1200 los árabes importaron allí su dieta y con ella fueron esculpiendo todo el engranaje que se ha ido adaptando a lo largo de los siglos, las crisis y probablemente otras pandemias.

Gracias al sistema de irrigación de La Huerta, 6 000 explotaciones agrícolas familiares, incluidas 10 pesquerías, garantizan alimentos a la Comunidad Valenciana y también a otras comunidades y países fuera de sus fronteras. Este sistema de regadío y uso de las aguas es un ejemplo de una agricultura adaptada a las condiciones climáticas.

La juventud en el campo

Enric Navarro forma parte de algunos de los jóvenes que han querido volver a La Huerta después de que anteriores generaciones hubieran abandonado el campo.

Para los valencianos “La Huerta es un seguro de vida”, como asegura Enric, quien tiene una empresa con unos 20 empleados, y 4 hectáreas dentro del SIPAM dedicadas a hortalizas; coles, hinojo y puerros es lo que hoy conforman sus pedidos que reparte en dos mercados valencianos, pero además un 65% de su producción va a países del norte de Europa, donde el consumo de productos agroecológicos es muy extendido. 

“Veníamos de una temporada muy mala, pero hemos visto triplicar las ventas en el mercado local y eso significa que los valencianos comen mejor”, dice Enric.

Innovación

Aunque La Tira de Comptar, mercado tradicional en Valencia que funciona desde el siglo XIII, está en pleno funcionamiento, nuevas formulas de distribución se están consolidando para contribuir al acercamiento entre productores y consumidores. 

Para contrarrestar la prohibición de mercados al aire libre y venta directa durante esta crisis sanitaria, los agricultores o llauradors, en valenciano, han tenido que hacer uso de las redes sociales para llegar a sus comunidades de consumidores. Rápidamente han recurrido a las plataformas tecnológicas para vender sus productos, para publicitar las entregas a domicilio, para compartir recetas de productos de temporada, y para competir con los productos importados de las grandes cadenas de supermercado.

Amparo Martí es la concejal de agricultura del ayuntamiento de Meliana, en la Provincia de Valencia, y explica que desde el ayuntamiento han ayudado a través de las plataformas digitales a los agricultores y asociaciones para promocionar sus cosechas.

L'Horta de Valencia fue designado como un Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) en 2019. Su sistema de riego, en funcionamiento durante casi mil años, se ha adaptado con el tiempo a las crisis y las condiciones climáticas cambiantes. Con sus 6 000 granjas familiares y 10 pesquerías, este sitio es vital para la Comunidad Valenciana y más allá. ©Mar Ortega

Solidaridad

A tornallom es una expresión valenciana que consiste en el apoyo mutuo, sin dinero de por medio. Y quizá sirve para definir las imágenes de los noticieros donde han destacado los tractores que van por las ciudades desinfectando las calles de Valencia. 

El profesor José María Álvarez Coque, director de la cátedra Tierra Ciudadana de la Universitat Politécnica de Valencia, agrega que se ha levantado una red de solidaridad en La Huerta que ha contribuido a garantizar los alimentos a los valencianos, pero además entre los mismos productores se va consolidando un ambiente favorable a la conservación de este SIPAM.

Un sistema, un todo

“Para mí La Huerta es todo. Mi familia es de pescadores y agricultores. No sé que sería de mi vida sin este paisaje”, concluye Amparo.  

Hasta la fecha, el programa SIPAM de la FAO ha designado a casi 60 sitios como espacios dinámicos complejos donde coexisten cultura, biodiversidad y técnicas agrícolas, los cuales son vitales para alcanzar la seguridad alimentaria y además generar medios de vida. En este caso, también demuestran ser la clave para enfrentar una crisis como la causada por la COVID-19.


Más información 

2. Zero hunger, 8. Decent work and economic growth, 15. Life on land