Michelle Sandigan Mohammad sabe bastante de sequías. En la isla de Mindanao (Filipinas), donde cuida de su explotación agrícola, la sequía es un enemigo pertinaz. Antes, durante los períodos secos asociados a El Niño, se quedaba sin cosechas y sin ingresos, pérdidas que hacían mucho más difícil enfrentarse a la siguiente sequía.
“El impacto sobre nuestros ingresos es enorme”, admite Michelle. Para los agricultores, perder las cosechas y las ventas significa endeudarse para comprar semillas y otros materiales, a fin de sembrar de cara a la siguiente campaña, entrando en un círculo vicioso del que cuesta mucho escapar. Las cuotas escolares y los bienes de primera necesidad se vuelven inasequibles y puede verse afectada la alimentación.
En estos casos, actuar pronto —antes de que sobrevenga la sequía— garantiza que los agricultores puedan salir de la crisis con su medio de vida y su seguridad alimentaria indemnes. Las medidas preventivas no solo protegen los bienes y las fuentes de ingresos de estas comunidades, sino que además refuerzan su medio de subsistencia y lo hacen más resiliente.
Fortalecer y diversificar los ingresos
Cuando el sistema de alerta rápida de la FAO avisó de una posible sequía en Mindanao, el personal de campo y los funcionarios del Gobierno consultaron a los agricultores que tenían más probabilidades de verse afectados. Estudiando la información recabada, prepararon planes de acción adaptados a sus necesidades.
Michelle ya había sembrado el arroz de esa campaña. Normalmente compra verduras o semillas con el dinero que obtiene de la cosecha, pero con el aumento de las temperaturas y la carencia de agua, sus ingresos peligraban. La FAO le facilitó un kit de herramientas de horticultura y semillas de hortalizas de ciclo corto, capaces de resistir las condiciones de sequedad. Con esta ayuda, obtuvo alimentos nutritivos de producción local y un ingreso alternativo en caso de que se echase a perder la cosecha de arroz.
“Con esta ayuda estábamos mejor preparados para afrontar la sequía”, relata Michelle. “Como no tuvimos que comprar semillas, pudimos destinar el dinero a otras necesidades”.
Igualdad de oportunidades
Otro objetivo del proyecto era generar oportunidades para que las mujeres obtuviesen sus propios ingresos. La ayuda brindada a la cooperativa de mujeres de Michelle les permitió establecer una explotación de cría de patos y cabras que les reportaría a sus familias alimentos e ingresos adicionales durante el período de sequía. Las sequías representan una calamidad para las familias; en este sentido, los hombres, acostumbrados a ser el sostén principal del hogar, lo pasan especialmente mal. Vendiendo los huevos de los patos, los productos derivados de las cabras y las hortalizas cultivadas, las mujeres de la comunidad se enorgullecen de contribuir de forma más directa a la economía familiar.