Superar los obstáculos y cultivar un huerto en el Pakistán


Umer no ha dejado que nada se interponga en su camino hasta convertirse en un empresario de éxito

Umer, un agricultor del norte del Pakistán, no ha permitido nunca que su discapacidad le impidiera alcanzar su objetivo de poner en marcha su propia explotación agrícola y mantener a su familia. ©FAO/Haroon Rashid

01/09/2020

El agricultor Muhammed Umer trabaja en su huerto salpicado por el sol en el norte del Pakistán recolectando la fruta madura de las ramas henchidas de los árboles. Tras recoger una buena cantidad de jugosas granadas, guayabas y manzanas, se dirige hacia su casa, satisfecho de la cosecha del día.

En Annar Bagh, un rincón remoto de Waziristán, la agricultura es el principal medio de subsistencia de la población local, pero la vida es dura debido a la falta de infraestructura agrícola y a las malas condiciones económicas. Además, las comunidades locales desplazadas temporalmente de sus hogares a raíz del conflicto de 2008 experimentan otras dificultades añadidas. Durante muchos años, Umer y su familia vivieron en el distrito de Tank, una zona que acogió a miles de desplazados. En este entorno complicado, Umer también tuvo que superar otros desafíos, a los que llevaba toda la vida haciendo frente.

Umer, que nació con una discapacidad física, se ha enfrentado sistemáticamente a las actitudes y los estereotipos negativos asociados a la discapacidad y jamás ha permitido que una limitación física o social se convirtiera en una barrera que le impidiera alcanzar sus objetivos. Ha aprovechado todas las oportunidades de aprendizaje y ha trabajado duro, como productor agrícola y horticultor, y actualmente sus ingresos proporcionan una buena calidad de vida a toda su familia.

“No percibo mi discapacidad como un obstáculo.Sin embargo, me llevó algún tiempo darme cuenta de mis puntos fuertes y empezar a perseguir mis sueños”, afirma Umer.

Con la ayuda de la FAO, el huerto de Umer rebosa de jugosas granadas, guayabas y manzanas. ©FAO/Haroon Rashid

Anteriormente, Umer había trabajado como agricultor a pequeña escala, donde y cuando podía. Su primera oportunidad real de negocio surgió tras el cambio en la situación de seguridad, cuando pudo volver a la tierra de su familia. Recibió 600 plantas de granada, guayaba y manzana de la FAO, en el marco de un proyecto apoyado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y encaminado al desarrollo de la economía local y la revitalización de los medios de subsistencia de las familias paquistaníes que volvían a sus hogares tras un desplazamiento temporal.

Ahora, los árboles frutales de Umer son su orgullo y alegría. Llegaron al huerto en forma de plántula y comenzaron a dar unos tímidos frutos poco después. Al principio, el objetivo de Umer era producir alimento suficiente para toda su familia y su familia ampliada que vivía de la tierra, incluidos sus hermanos y sus familias, sus abuelos y sus bisabuelos, de acuerdo con la tradición del Pakistán. Sin embargo, a medida que los árboles continuaron creciendo y floreciendo, también empezó a vender la fruta en el mercado local.

Los ingresos generados gracias a la venta de fruta fueron solo el inicio. Umer amplió sus conocimientos y su negocio y empezó a utilizar la tierra para cultivar hortalizas de temporada, como okra, tomates y zanahorias. Incorporó rápidamente las prácticas agrícolas avanzadas que había aprendido durante las sesiones de la escuela de campo para agricultores de la FAO y utilizó sus ingresos para invertir en una bomba de agua a energía solar a fin de evitar la escasez de agua. A continuación, abrió su propia tienda y sus beneficios crecieron aún más.

“Creo que nada puede remplazar el trabajo duro. Nuestra zona presenta un potencial agrícola enorme, y tenemos que aprovecharlo. Para mí siempre ha sido prioritario satisfacer las necesidades de mi familia, enviar a mis hijos e hijas a la escuela y disfrutar de una buena calidad de vida”, señala Umer.

Gracias a los beneficios de su exitoso negocio de frutas y hortalizas, Umer pudo abrir su propia tienda y vender sus productos a la comunidad local. ©FAO/Haroon Rashid

La COVID-19 añade un desafío adicional a la vida de Umer

El brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) originó desafíos nuevos para los agricultores del Pakistán, ya que las tiendas, los mercados y las rutas comerciales se cerraron debido al confinamiento. Con la persiana de la tienda bajada, los ingresos de Umer registraron una caída importante.

Tras escuchar los consejos del Gobierno sobre las medidas de seguridad, decidió trabajar él solo en el huerto durante la pandemia. De esta manera, pudo cosechar las frutas con seguridad. A pesar de que las cadenas de suministro de alimentos resultaron gravemente perturbadas, Umer continuó trabajando para asegurarse de que las frutas de su huerto llegaran a los pocos mercados locales que todavía estaban autorizados a abrir y en los que había escasez de productos alimentarios. Umer fue un héroe del sector alimentario (#FoodHeroes) no solo para su comunidad, sino también para su familia: aunque su tienda permaneció cerrada, fue capaz de mantener sus ingresos y a los suyos.

“Al atravesar estos tiempos excepcionales me he dado cuenta de que, pese a las dificultades del momento, siempre existe una oportunidad. Es importante mantener siempre una mentalidad positiva y no perder nunca la esperanza”, afirma Umer.

En colaboración con la USAID, la FAO se esfuerza por reducir la pobreza y las desigualdades económicas en estos distritos del Pakistán afectados por conflictos. Cuando Umer y otras familias volvieron a sus hogares tras pasar casi un decenio desplazados, la infraestructura y la tierra agrícola estaban abandonadas y los canales de riego de la zona estaban muy dañados. Por este motivo, la FAO trabaja ahora para revitalizar la agricultura en la zona, ayudando a incrementar la resiliencia de las comunidades y a potenciar sus medios de vida, la seguridad alimentaria y la nutrición.

Detrás de toda nuestra comida, siempre hay alguien que produjo, plantó, cosechó, pescó o transportó los alimentos. Al aproximarse el Día Mundial de la Alimentación, que se celebra el 16 de octubre, aprovechamos la oportunidad de dar las gracias a estos héroes del sector alimentario (#FoodHeroes) que, sin importar las circunstancias, siguen proporcionando alimentos a sus comunidades y otras personas, ayudando a desarrollar, nutrir y sostener nuestro mundo.


Más información

1. No poverty, 2. Zero hunger, 8. Decent work and economic growth, 10. Reduced inequalities