¿Cuál es el problema? La quema de residuos de cultivos. Aunque causa diversos problemas sanitarios y aumenta considerablemente los niveles de contaminación, es una práctica común en la India y en muchos otros países del mundo. ¿La solución? Convertir los residuos de los cultivos en algo útil, como bioenergía.
La dimensión del problema es enorme. Hacia finales de septiembre y octubre, los agricultores de los estados de Punjab y Haryana, Rajastán y Uttar Pradesh de la India queman unos 35 millones de toneladas de residuos de cultivos después de la cosecha. Sin opciones de recogida, transporte o almacenamiento adecuadas, la quema de lo que queda de la cosecha es realmente la única opción viable para la mayoría de los agricultores. Esta práctica ha aumentado en la India en los últimos años con el uso de cosechadoras, máquinas que recolectan el grano pero descartan la paja.
Sin embargo, la quema de residuos tiene repercusiones negativas en los suelos, la biodiversidad y el aire. Todos los inviernos, los niveles de contaminación se disparan y un esmog espeso se cierne sobre Nueva Delhi. Esto se debe en gran medida a la quema de paja de arroz, combinada con los gases de escape del intenso tráfico, los fuegos abiertos para cocinar o la quema de basura para mantenerse caliente.
De los productos residuales a la energía limpia
El arroz es uno de los cultivos más comunes en la India, pero una vez que los granos de arroz son extraídos de los tallos, el resto de la planta es usualmente desechado, lo que significa que gran parte de la planta misma se desperdicia. Pero estos residuos de los cultivos pueden ser utilizados para producir energía y biocombustibles. La demanda mundial de formas modernas de energía, y especialmente de biocombustibles líquidos, está creciendo rápidamente, impulsada por las preocupaciones ambientales y la fluctuación de los precios del petróleo.
Ante la ampliación del problema, el Gobierno de la India recurrió a la FAO, que actualmente presta apoyo técnico para el desarrollo de una cadena de suministro de residuos de cultivos, a fin de que la paja de arroz pueda recogerse, almacenarse y transformarse en otros productos. Por ejemplo, los gránulos y las briquetas hechos a partir de paja de arroz pueden sustituir parcialmente al carbón en las centrales térmicas. La paja de arroz también puede utilizarse para producir biogás comprimido, que podría sustituir al gas natural como combustible para el transporte. También existe la posibilidad de mezclar etanol producido con paja de arroz con la gasolina. Estas alternativas ofrecen a los agricultores incentivos económicos para evitar la quema de los desechos y contribuyen al objetivo del Gobierno de duplicar los ingresos de los agricultores.
La FAO está evaluando actualmente las formas de producción de bioenergía más viables económicamente, al tiempo que considera el potencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y disminuir la dependencia del país de las importaciones de petróleo y carbón.