En 2013, investigadores italianos hicieron un descubrimiento preocupante: una de las enfermedades de las plantas más destructivas del mundo y que normalmente se encuentra en el continente americano, la Xylella fastidiosa, había llegado a los olivos de Italia. Sin cura conocida, el patógeno ya ha afectado a más de 10 millones de árboles en el extremo sureste del país. Si no se contiene adecuadamente, amenaza con extenderse por toda la cuenca mediterránea. El gobierno italiano encargó a instituciones nacionales de investigación y al Centro Internacional de Altos Estudios Agronómicos Mediterráneos (CIHEAM) estudiar y combatir la Xylella fastidiosa. Sin embargo, otros países mediterráneos corren un gran riesgo si la enfermedad continúa propagándose.
No sólo son los olivos, hay también más de 500 especies de plantas que contienen las diversas cepas de la bacteria. De no prevenirse, los pequeños agricultores del Cercano Oriente y África del Norte podrían ver sus medios de subsistencia devastados y las economías nacionales resultar desestabilizadas ante su potencial propagación en la región. Debido a este peligro, la FAO ha puesto en marcha un proyecto para apoyar a los países de la región en sus esfuerzos por evitar que se introduzca y se extienda la enfermedad.
Xylella fastidiosa: una amenaza que se extiende
La Xylella fastidiosa ha causado problemas desde hace mucho tiempo en el continenete americano, donde el coste de sus daños se estima en cientos de millones de USD anuales. Más allá de los olivos, las diferentes cepas de Xylella fastidiosa pueden también afectar a la vid, frutales de, los cítricos y las plantas ornamentales. La enfermedad es difícil de poner en cuarentena, porque la bacteria es transmitida por insectos y los árboles infectados tardan mucho tiempo en presentar síntomas, ya que el período de incubación de la Xylella fastidiosa puede durar de siete meses a más de un año.
Si un insecto chupa la savia de un árbol infectado, puede transportar bacterias a otros árboles. Sin embargo, la enfermedad también se propaga a través del transporte de plantas infectadas, especialmente por plantas ornamentales que pueden contener la bacteria sin presentar síntomas.
Los síntomas de una infección por Xylella fastidiosa incluyen ramas debilitadas, hojas secas y frutos endurecidos y encogidos. Los árboles infectados sufren en efecto una sequía interna: las bacterias multiplicadoras se adhieren a los tubos del xilema que transportan el agua y los nutrientes, asfixiando las extremidades del árbol.