Una crisis de casi 10 años de duración en Siria ha afectado a gran parte de la población del país. Muchos han muerto o han tenido que ser desplazados, huyendo de los combates. Otros, como Fiya Hassan, de 66 años de edad, y su familia, perdieron sus hogares y sus medios de vida. La casa de Fiya se quemó durante los enfrentamientos armados, pero ella no podía soportar dejar su tierra natal: los recuerdos de tiempos más felices, con sus hijos creciendo en su patio trasero, eran demasiado fuertes. En cambio, ella y su familia reconstruyeron las partes destruidas de su casa y decidieron quedarse, con la esperanza de un futuro mejor.
Fiya encabeza su familia y tiene ocho nietos, que viven en el subdistrito de Ibtaa, en el suroeste de Siria. Siempre ha dependido de la agricultura para obtener suficientes ingresos, así como para proporcionar alimentos a su familia. Sin embargo, desde que comenzó el conflicto en 2011, obtener los insumos agrícolas necesarios se ha vuelto cada vez más difícil debido a la violencia constante, la crisis económica y la fluctuación cambiaria. Estos problemas han impedido que miles de agricultores como Fiya puedan mantener sus medios de vida.