Es difícil imaginar un paisaje más inhóspito. Tras la costa del Golfo, en los Emiratos Árabes Unidos, las dunas de arena reseca se desplazan cientos de kilómetro por el desierto. No se trata de un espejismo. De hecho, el desierto ocupa tres cuartas partes de la superficie del país.
Las temperaturas estivales a menudo superan los 40 grados centígrados, y el agua dulce es difícil de encontrar. Aunque esta tierra antigua lleva siglos de historia, actualmente las dunas del país son más conocidas por los safaris turísticos que por su productividad agrícola.
Practicar la pesca o la agricultura en tan duro entorno parece una tarea ambiciosa. Pero la FAO se ha asociado con los Emiratos Árabes Unidos en un proyecto conjunto para desarrollar y ampliar el incipiente sector piscícola del país. El objetivo es lograr que la acuicultura sea energéticamente más eficiente y económicamente viable para satisfacer las demandas de una población en crecimiento y su apetencia de pescado.
“La FAO colabora con el Gobierno para convertir los Emiratos Árabes Unidos en un centro mundial de tecnología e innovación agrícolas”, dice Lionel Dabbadie, Oficial superior de pesca y acuicultura de la FAO.
“La piscicultura es un gran ejemplo de innovación que se está aplicando con éxito.”
Los gustos de los consumidores han cambiado
Los habitantes de los Emiratos Árabes Unidos se encuentran entre los mayores consumidores de pescado de la Península Arábiga, y el mero de pintas naranjas conocido como “Hamour“ es uno de los favoritos locales. Sin embargo, a medida que ha ido aumentando la demanda de los consumidores, las poblaciones de peces han disminuido. También la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha influido en las expectativas de los consumidores y su demanda de alimentos de producción local. Aunque el país tiene que importar el 90 % de los alimentos que necesita, cada vez son más los consumidores que desean tener más cerca las fuentes de abastecimiento. Así que el potencial es enorme.
Con el apoyo técnico de la FAO, el país está invirtiendo en tecnologías modernas para crear una producción sostenible y rentable de acuicultura que permita mantener el suministro nacional de pescado, mejore su seguridad alimentaria y transforme su sistema alimentario. Ya se han realizado progresos asombrosos.
“Estamos en los inicios, trabajando con pioneros”, dice Dabbadie, quien tiene acumulados casi 30 años de experiencia como científico y experto en acuicultura en países tan diversos como el Brasil, Filipinas, Madagascar y Tailandia.