El agua. Para todas las personas, significa salud, higiene e hidratación. Para las espirituales, puede suponer un vínculo con la creación, la comunidad o uno mismo. Para los agricultores, se traduce en alimentos e ingresos. Para Paul, un hombre de 33 años del condado Kiambu, en Kenya, el agua ha significado una nueva razón para permanecer en su país.
Paul nunca había considerado dedicarse a la agricultura. Al crecer en una zona rural, había visto a sus padres trabajar en su explotación durante años, con pocas recompensas por sus esfuerzos. Parecía un castigo, señaló, una opinión compartida por la mayoría de los jóvenes de Kenya. Trabajar en la agricultura se considera un último recurso, un empleo de largas jornadas y escasos beneficios monetarios. Paul soñaba con mudarse a la ciudad y establecer su propia empresa.
Tras obtener un diploma en Tecnología de la Información, Paul se trasladó a la capital de Kenya, Nairobi, a fin de iniciar un nuevo negocio en este sector. Pero debido a la fuerte competencia existente en la industria y la falta de financiación, tuvo dificultades para poner en marcha su empresa. Aceptando finalmente la derrota, regresó a su hogar.
Sin embargo, Paul seguía convencido de que, para tener éxito, tenía que emigrar. Creía que un futuro mejor solo era posible en las grandes ciudades o en otros países. Paul comenzó a explorar opciones para mudarse al Canadá.
“Quería irme al extranjero. Tenemos una mentalidad en la que ciertos países son mejores que los nuestros y pensamos que, si nos vamos allí, podremos triunfar”, comentó Paul, haciéndose eco de las reflexiones de muchos jóvenes de las zonas rurales.
Pero una nueva forma de utilizar el agua lo hizo cambiar de opinión y reconsiderar la agricultura como carrera profesional.
Paul se familiarizó con los sistemas de riego por goteo y otras prácticas agrícolas a través de un proyecto de la FAO ejecutado en su área que tenía como objetivo reforzar la capacidad de los jóvenes del medio rural y hacer de la agricultura un negocio, y no solo un mecanismo de supervivencia.
Paul aprendió a utilizar los fertilizantes adecuados, métodos naturales de control de plagas, métodos de captación de aguas y competencias empresariales esenciales, tales como el análisis de la cadena de valor y la investigación de mercado. Y lo que es más importante, aprendió a hacer un uso eficiente de un recurso valioso: el agua.