“Pasar de ser agricultor a agroempresario es un proceso complejo para el que se requieren nuevas aptitudes. Y es en ese sentido donde necesitábamos ayuda”, explicó Edgar Somacumbi, un agricultor de Cuanza del Sur (Angola). “Cuando, hace dos años, escuché hablar por primera vez del Proyecto de desarrollo de capacidades para sistemas de innovación agropecuaria, supe de inmediato que era justamente lo que nuestro colectivo de agricultores estaba buscando”.
En los últimos años, las innovaciones agrícolas han potenciado muchos medios de subsistencia rurales: la introducción de nuevas tecnologías, las herramientas digitales y una mayor disponibilidad de microfinanciación son solo algunos ejemplos. Sin embargo, los progresos en muchas zonas rurales siguen siendo limitados. De hecho, en ocasiones, independientemente de las nuevas tecnologías que estén disponibles, los pequeños agricultores no siempre las aplican. Pero, ¿cuál es la causa?
Si bien es probable que la accesibilidad y la asequibilidad sean uno de los factores, se considera que existe asimismo una falta de “aptitudes generales” necesarias para el proceso de cambio, en particular la capacidad para compartir nuevos conocimientos, comunicarse con claridad y colaborar con otros actores de los sistemas alimentarios, así como negociar con los compradores y participar en procesos de diálogo sobre las políticas.
Para suplir esas deficiencias, la FAO colabora con asociados mediante la Plataforma de Agricultura Tropical, una iniciativa del Grupo de los Veinte (G-20) emprendida en 2012 y hospedada por la FAO para facilitar y mejorar los programas de desarrollo de la capacidad y el intercambio de conocimientos con la finalidad de fortalecer la innovación agrícola en los trópicos y subtrópicos.
Como parte de la Plataforma de Agricultura Tropical, la FAO ejecutó el Proyecto de desarrollo de capacidades para sistemas de innovación agropecuaria en asociación con AGRINATURA y la Comisión Europea. Actualmente, la FAO está llevando a cabo un proyecto de seguimiento para ampliar el desarrollo de la capacidad mediante el proyecto de la Plataforma de Agricultura Tropical en nueve países de África, América Latina y Asia, con fondos de la Comisión Europea. En estos proyectos se aplica un enfoque participativo comunitario basado en la reflexión, el aprendizaje colectivo y la colaboración, así como la generación conjunta de conocimientos en colaboración con los agricultores, y la prestación de ayuda para que estos mejoren la adopción de métodos innovadores. De modo que nos preguntamos: ¿Ha funcionado...?
Edgar diría que sí. Participó en uno de los primeros proyectos de desarrollo de capacidades para sistemas de innovación agropecuaria con el fin de crear nuevos terrenos de cultivo y atraer a jóvenes agricultores a esa zona rural de Angola central. Fue uno de los 60 agricultores a los que se les concedió una parcela de 250 hectáreas de terreno sin utilizar. La mayoría del equipo agrícola es común, por lo que los agricultores deben ponerse de acuerdo en lo que utilizará cada uno y cuándo.
“Naturalmente, tenemos problemas”, dice Edgar, “pero hemos aprendido a verlo como algo positivo, y trabajamos juntos para hallar soluciones apropiadas”.
El acceso a financiación y a los mercados son asimismo problemas recurrentes para los agricultores de la zona, de manera que en el marco del proyecto se impartió capacitación sobre habilidades agroempresariales, especialmente la formulación de planes empresariales agrícolas, el establecimiento y gestión de colectivos de productores, así como la aplicación de técnicas agrícolas avanzadas.
Edgar explica con orgullo que, mediante el Proyecto de desarrollo de capacidades para sistemas de innovación agropecuaria, se cultivaron 9 000 hectáreas de terreno durante un quinquenio, lo que generó cientos de puestos de trabajo. “Y con nuevas aptitudes, no podemos sino crecer”, señala.