Liberar el potencial de la acuicultura en el Camerún


Los nuevos conocimientos ofrecen una vía para las personas desplazadas por los conflictos y el cambio climático

Ante una insurrección violenta o las repercusiones del cambio climático que alteran la vida, la población local, así como los refugiados y las personas desplazadas, participaron en los proyectos de la FAO de acuicultura y seguridad alimentaria a fin de reanudar sus medios de subsistencia. © FAO

08/07/2021

Ganava, un agricultor de la República del Camerún, aún recuerda el día en que insurgentes de Boko Haram irrumpieron en su pueblo, se apoderaron de sus tierras y amenazaron con matarlo a él y a su familia.

“Nos vimos obligados a huir y escondernos en las montañas porque temíamos por nuestras vidas”, recuerda.

Ganava procede de Koza, cerca de la frontera con Nigeria, en la inestable región del Extremo Norte del país. Él, su esposa y sus 11 hijos buscaron refugio a 100 kilómetros de distancia, en la ciudad de Maroua, donde ha aprendido nuevas habilidades en un campo que no esperaba: la acuicultura.

No es el único. Muy afectados por la violenta insurrección, más de 400 personas de la ciudad de Zileng han aprendido también la acuicultura como forma de reconstruir sus medios de subsistencia y sus vidas.

De hecho, desde marzo de 2019, más de 3 000 personas en todo el país, incluidos los refugiados y las personas desplazadas en la región del Extremo Norte, participaron en varios proyectos de la FAO, que fueron respaldados con la financiación de donantes del Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia de las Naciones Unidas y del organismo irlandés de ayuda, Irish Aid.

Si bien el Camerún cuenta con una industria pesquera a lo largo de su costa en el suroeste, la acuicultura ha sido menos importante en las zonas del interior, donde los cultivos y la cría de animales han constituido la fuente más común de apoyo a los medios de subsistencia.

La FAO está colaborando con el Ministerio de Ganadería, Pesca e Industrias Animales del país a fin de impartir a los agricultores y pastores formación en este sector prometedor. También se proporcionaron equipos de pesca y otros tipos de asistencia técnica a través de los proyectos.

Aparte de la violencia en el Extremo Norte, la República del Camerún se enfrenta a un índice elevado de pobreza. Esta combinación de conflictos violentos, hambre causada por la pobreza y choques climáticos ha obligado a millones de personas a abandonar sus hogares y ha destruido los medios de subsistencia de otros varios millones.

A principios de 2021, se estimaba que casi 2,7 millones de personas en el Camerún sufrían inseguridad alimentaria y que había más de 300 000 personas desplazadas internamente en la región del Extremo Norte. La pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) se ha sumado a los retos diarios a los que se enfrentan muchas personas.

La FAO ha impartido formación en acuicultura a hombres y mujeres para aumentar su capacidad técnica, a la vez que ha suministrado equipos y alimentos para peces con objeto de respaldar sus actividades. © FAO

Crear un negocio criando peces

Algunas de las personas desplazadas, como Florence Gasida, dependían antes de la pesca.

Florence, madre soltera con cinco hijos, oriunda del pueblo de Zebe, también en la región del Extremo Norte del país, donde la pesca ha sido tradicionalmente la principal actividad económica. Fue el cambio climático, y no la violencia, lo que la obligó a marcharse por sus repercusiones en las poblaciones de peces de su pueblo. Gracias a un proyecto de la FAO, ahora obtiene ingresos a través de la acuicultura.

“Gracias a la formación y al apoyo de la FAO, ahora puedo criar peces yo misma y vender mis productos para tener una vida mejor”, afirma. “Ahora sé cómo gestionar una piscifactoría, al tiempo que garantizo la salud de mis peces”.

La FAO ha impartido formación a hombres y mujeres y también ha proporcionado equipos y alimentos para peces a los participantes.

“Gracias a estas iniciativas, la población de esta región ha descubierto ahora las ventajas de la piscicultura, cómo criar sus propios peces y contribuir así a reducir la inseguridad alimentaria”, explica el Sr. Fulbert Haiba-Daliwa, el experto en acuicultura de la FAO que dirige el proyecto.

“La FAO también apoya al Gobierno compartiendo diversas técnicas de producción pesquera a través de seminarios de formación y supervisión para los productores”.

Con el apoyo de los donantes, la FAO se centró en la necesidad de mejorar la seguridad alimentaria a corto plazo y en fomentar la capacidad y la resiliencia a largo plazo.

Desde el inicio del proyecto, los acuicultores han producido casi 1 700 kilogramos de pescado fresco. La FAO también ha formado a las mujeres en técnicas de elaboración, como las de secado del pescado, para reducir al mínimo las pérdidas de alimentos.

“La idea es dotar a las personas de habilidades y conocimientos que les permitan ser resilientes ante las dificultades económicas, sociales y ecológicas que puedan surgir en el futuro”, dice el Sr. Haiba-Daliwa.

La FAO ha formado a las mujeres en técnicas de elaboración, como el secado del pescado. Los compradores mayoristas vienen de otras ciudades para adquirir estos productos. © FAO

Reforzar la seguridad alimentaria en la región

El proyecto no solo promovió la acuicultura. Al combinar la piscicultura y la horticultura, los agricultores pudieron aplicar técnicas innovadoras con objeto de utilizar el agua de sus depósitos para peces para el riego de sus cultivos y reducir al mínimo el uso de fertilizantes químicos.

Las comunidades también se han beneficiado de semillas agrícolas de calidad y de motobombas para el drenaje de aguas. Se han creado, asimismo, más de 500 huertos y 20 granjas de peces en la región con la ayuda de la FAO.

“Estamos viendo los beneficios de los conocimientos adquiridos y los recursos puestos a nuestra disposición; el apoyo de la FAO y del Gobierno nunca ha faltado, se lo agradecemos”, afirma el Sr. Siddi Yankabe, Presidente de la comunidad de Zileng.

“En el futuro, queremos invertir en la diversificación de nuestra producción pesquera. Queremos que Zileng sea un verdadero ejemplo de desarrollo a través de la seguridad alimentaria para las comunidades circundantes”.

El Sr. Audun Lem, Director Adjunto de Pesca y Acuicultura de la FAO, asegura que el África subsahariana tiene un gran potencial para la acuicultura. Este sector no solo proporciona puestos de trabajo y medios de subsistencia seguros, sino que aporta alimentos y micronutrientes esenciales en una región con un consumo de pescado muy inferior a la media mundial, de hecho menos de la mitad”, afirmó.

Con el apoyo de sus asociados financieros y técnicos, la FAO trabaja para reducir la inseguridad alimentaria y nutricional en el Camerún, al tiempo que mejora la resiliencia de las personas más vulnerables del país. El proyecto de acuicultura constituye un paso importante a este sentido.


Para más información

 

8. Decent work and economic growth, 9. Industry innovation and infrastructure, 10. Reduced inequalities, 14. Life below water