Escuelas sostenibles
En 2014, el Gobierno de Belice solicitó apoyo técnico a la FAO para reestructurar, probar y ampliar una iniciativa de alimentación escolar con el objetivo a largo plazo de crear un programa para mejorar las dietas de los niños que iban a la escuela.
La FAO y la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) pusieron en marcha el programa Mesoamérica sin Hambre, una iniciativa de cooperación Sur-Sur y cooperación triangular. Este marco promueve la colaboración entre los países en desarrollo fundamentándose en el concepto de solidaridad, rompiendo con el modelo tradicional de países donantes y receptores. El programa Mesoamérica sin Hambre ayuda a los gobiernos nacionales a aplicar políticas públicas de seguridad alimentaria y nutricional y de desarrollo rural, basándose en un enfoque de derechos humanos y en el derecho a una alimentación adecuada.
Mediante el programa de cooperación Sur-Sur y cooperación triangular, México, Belice y la FAO probaron el modelo de escuelas sostenibles en cuatro escuelas del distrito de Toledo. Basado en la experiencia del Brasil y con el apoyo técnico de la FAO, el modelo permite abordar de manera integral el modo de reforzar los programas de alimentación escolar, con actividades que van desde la mejora de la educación alimentaria en las escuelas hasta la elaboración de menús escolares más saludables y variados. Este modelo se ha implantado con éxito en otras escuelas de América Latina y el Caribe.
Nuevo negocio para los agricultores familiares
Antes, los comités escolares adquirían los ingredientes principalmente en las tiendas de comestibles y los mercados locales. Ahora, el programa ha propiciado que los agricultores familiares del distrito de Toledo, muchos de los cuales son padres de alumnos, se erijan en proveedores de alimentos. Esto ha alentado la elaboración de un menú de temporada variado, en función de lo que los agricultores puedan cultivar en ese momento.
Asegurarse de adaptar las comidas escolares a la cultura es asimismo una gran prioridad, ya que Toledo es cuna de una amplia variedad de culturas, como las mayas mopán y quekchí, la criolla, la garífuna, la india oriental, la menonita y la mestiza.
Las cuatro escuelas disponen ahora de un huerto que se emplea principalmente como plataforma para que los niños aprendan a cultivar sus propias frutas y hortalizas. También se modernizó la infraestructura de las escuelas, dotándolas de cocinas bien equipadas, almacenes y comedores.
Nadie se muestra tan emocionado con este cambio como Zita. “Ahora, disponemos de mejor infraestructura y de un huerto escolar que nos sirve como recurso educativo. Contamos con la participación de la comunidad y con nuestros agricultores familiares para abastecer de alimentos a la escuela”, dice.