Suelo, tierra y agua. Estos son los elementos fundamentales de nuestros sistemas agroalimentarios y proporcionan más del 95 % de los alimentos que se consumen. Aunque hay muchas más cosas en juego, un nuevo informe de la FAO nos recuerda estas bases. Y, al parecer, estas bases se están resquebrajando.
El nuevo informe de la FAO sobre el Estado de los recursos de tierras y aguas del mundo para la alimentación y la agricultura de 2021 (SOLAW) nos advierte que las bases de nuestros sistemas agroalimentarios —el suelo, la tierra y el agua— ya se encuentran “al límite”.
El volumen de tierras cultivadas aumentó un 15 % entre 1961 y 2017. Y si bien la utilización humana de la tierra y el agua para fines agrícolas todavía no ha alcanzado su punto máximo, todas las pruebas apuntan a una ralentización del crecimiento de la productividad agrícola, un rápido agotamiento de la capacidad productiva y más daños ambientales. Actualmente, se considera que alrededor de la tercera parte de los recursos de suelos presenta una degradación entre moderada y grave.
En el informe de síntesis SOLAW 2021 se sostiene que deben prevalecer las soluciones innovadoras y la colaboración con miras al futuro a largo plazo de la tierra, el suelo y el agua.
Estas son las cuatro principales recomendaciones del informe:
1) La degradación no conoce fronteras. La gobernanza debería seguir ese ejemplo.
Las políticas y leyes nacionales que regulan los recursos de tierras y aguas están a menudo desvinculados o no se aplican. A menudo, no han resultado ser eficaces debido a la compartimentación institucional y técnica. Además, suele haber una falta de correspondencia en cuanto a la jurisdicción dado que las fronteras de sistemas hídricos interconectados con frecuencia no se corresponden con las fronteras políticas o administrativas.
Las políticas sobre las tierras y el agua deben ser también más inclusivas y flexibles, teniendo en cuenta a los grupos marginados y a los pequeños agricultores; a fin de garantizar que estos tengan acceso a los recursos que necesitan. La iniciativa mundial de la FAO relativa a la Labor conjunta de Koronivia sobre la agricultura en virtud del Acuerdo sobre el cambio climático tiene la finalidad de fortalecer la gobernanza de la tierra y el agua mediante la integración en los distintos sectores agrícolas de políticas de adaptación al cambio climático y mitigación de sus efectos. Entre los ejemplos de las cuestiones específicas que se abordan en el marco de la Labor conjunta se incluyen soluciones para mejorar los niveles de carbono en el suelo y los humedales y la salud y fertilidad del suelo bajo pastizales y tierras de cultivo.
2) Soluciones integradas mediante datos y planificación
Las presiones sobre los sistemas de tierra y agua ponen en peligro la productividad agrícola en los lugares en los que es más necesario que crezca, por lo que la planificación en torno a esos recursos resulta crítica.
Existen nuevos instrumentos que están ayudando a los responsables de la planificación a entender el alcance y la localización de las brechas de rendimiento y producción. Una Caja de Herramientas para la Planificación de los Recursos de la Tierra, basada en la Web y gratuita, desarrollada por la FAO, está ayudando a derribar las barreras entre regiones y sectores. En el África subsahariana, por ejemplo, el rendimiento llega solo al 24 % de lo que puede alcanzarse con mayores niveles de insumos, tales como un mejor riego y fertilizantes orgánicos, junto con una gestión sólida de los recursos. En América Central, la India y la Federación de Rusia pueden observarse problemas similares.