La naranja “maltesa”, que los tunecinos denominan la “Reina de las naranjas”, es originaria por cierto de Asia, pero hay diferentes versiones sobre cómo llegó a Túnez. Algunos dicen que se trajo desde España a comienzos del siglo XVII. Pero esto no explica a qué debe su nombre...
Malta se encuentra a solo 284 kilómetros del Túnez moderno, por lo que puede ser que la naranja se introdujera directamente desde ese país. De hecho, la fruta se cultivaba en esa isla del Mediterráneo en el siglo IX.
En todo caso, hace unos 250 años, la fruta comenzó a conocerse en el mundo anglosajón como “naranja de Malta”; fue muy elogiada en libros de cocina e incluso inspiró la salsa francesa “maltesa” (una modificación de la salsa holandesa, con jugo y piel de naranja sanguina). Huelga decir que la naranja es muy apreciada en Europa y otros lugares.
Llena de beneficios
La naranja sanguina pertenece a la familia de las rutáceas. Similar a una naranja semisanguínea, es en el noreste de Túnez donde su cultivo resulta más fructífero hoy en día, específicamente en la península de Cabo Bon, cerca de la costa de Hammamet.
Es de tamaño mediano y ligeramente ovalada, y se pela fácilmente. Por dentro, la carne es tierna y jugosa. Su sabor es dulce y agrio, lo que la hace en única. En el árbol, puede tornarse de naranja a roja si está demasiado expuesta al sol.
“Es sabrosa y ofrece abundantes beneficios para la salud, especialmente en esta época de crisis”, dice Fehria, una tímida agricultora de mediana edad de Cabo Bon, mientras corta el tallo de las naranjas.
Expertos locales, como Fehria y sus colegas, cosechan las naranjas sanguinas a mano.
Fehria siempre ha trabajado en el sector agrícola. La recolección de frutas y hortalizas en su región es la principal fuente de ingresos de Fehria y su familia. Solía cosechar patatas y alcachofas, y comenzó a cosechar cítricos hace tan solo cuatro años. Actualmente, se dedica a la “Reina de las naranjas” y se enorgullece de trabajar con un producto tan preciado.