Identificación de la pobreza en todas sus dimensiones
En diciembre de 2021, la FAO publicó, en colaboración con la OPHI, un informe donde se presenta una forma innovadora de medir la pobreza en las zonas rurales, en las que vive la mayoría de la población menos favorecida del mundo, pero de las que es difícil obtener datos fiables y armonizados.
La idea es que determinar de forma más precisa quiénes sufren pobreza extrema puede ayudar a los responsables de la toma de decisiones a formular políticas más específicas para luchar contra la pobreza y el hambre en el mundo rural.
El denominado “Índice de Pobreza Rural Multidimensional” se elaboró partiendo de la idea, ampliamente aceptada, de que los ingresos de los hogares no bastan para conocer por completo el bienestar de las personas. Otros indicadores, como la seguridad alimentaria, el nivel de vida, la educación y la salud, son igualmente importantes para medir el desarrollo humano.
Para probar la eficacia del Índice de Pobreza Rural Multidimensional, Maxton y su equipo se propusieron visitar 15 comunidades repartidas por ocho distritos de Malawi. Este país del África austral, con una población de 19 millones de habitantes, es uno de los más pobres del mundo, y la mayoría de quienes viven en las zonas rurales dependen de la agricultura para su sustento.
Los investigadores entrevistaron a cientos de personas, entre ellos líderes de las comunidades, agricultores, pastores, pescadores, mujeres que son cabeza de familia, comerciantes y trabajadores de fincas.
El equipo comenzó su investigación con 18 indicadores y procedió a verificar si los que habían elegido —como las tasas de mortalidad infantil, la asistencia a la escuela, la disponibilidad de combustible para cocinar o la exposición a los riesgos ocasionados por el cambio climático— eran aplicables en el mundo real.
Confirmaciones y sorpresas
Globalmente, la investigación sobre el terreno sirvió para confirmar que este enfoque multidimensional capta de forma más precisa la pobreza en todos sus aspectos. De hecho, el equipo constató que un 14 % de la población rural de Malawi identificada como pobre mediante el Índice de Pobreza Rural Multidimensional no había sido clasificada como tal según los parámetros económicos tradicionales.
Al mismo tiempo, les asombró que algunos de los indicadores oficiales del Índice apenas fueran mencionados por los aldeanos, mientras que otros aspectos mencionados resultaron sorprendentes. Por ejemplo, los entrevistados, aparte de referirse al aspecto físico, dieron mucha más importancia a la cantidad de horas trabajadas que a otros indicadores.
“Ello se debe a que los más ricos no trabajan y contratan a otras personas para casi todo”, explicó Maxton. “Al otro lado del espectro están quienes no hacen otra cosa que trabajar”.
Al equipo le sorprendió igualmente la relativamente poca importancia que daban los aldeanos a los estudios.
“No se pensaba que el nivel de estudios fuera útil para distinguir entre ricos y pobres”, dijo Maxton. Según su explicación, “a veces las personas sin estudios son más ricas que las que sí los tienen; por ello la gente no considera que los estudios sirvan de indicador para diferenciar entre pobres y ricos”.
Tampoco el acceso a la tierra se incluyó como indicador en la versión inicial del Índice de Pobreza Rural Multidimensional, pero los aldeanos lo plantearon en múltiples ocasiones.
El estado de ánimo fue otro indicador importante que surgió durante los debates. La infelicidad se asociaba con la pobreza, mientras que, según dijeron, las personas acomodadas vivían felices y sin estrés. Esto se atribuía a que tenían todo lo que necesitaban en la vida, incluidos suficientes alimentos y dinero extra para comprar otras cosas.