Hace tres años, el agricultor palestino Mohamed Jaffar Edris Khudair, de 34 años, no podía imaginar que llegaría a ser fundamental para la seguridad alimentaria de su comunidad. Llevaba 20 años trabajando en la misma explotación agrícola en la ciudad de Beit Lahia, en el norte de la Franja de Gaza, y tenía pocas esperanzas de ampliar su negocio.
Mohamed había dejado la escuela en 2002 para echar una mano a su padre en la granja y ayudar a sufragar los gastos de la familia. Aunque conseguía ganarse la vida modestamente produciendo papas y zanahorias para él, su esposa, sus tres hijos y sus padres, la autonomía empresarial era un sueño irrealizable.
Un problema crucial para Mohamed —y para todos los agricultores de la zona—, era que carecía de equipos para almacenar y conservar sus cosechas, lo que le obligaba a él y a los demás campesinos a apresurarse a vender sus productos a los comerciantes antes de que se estropearan. En consecuencia, el mercado local se inundaba de suministros en las semanas posteriores a la recolección, y Mohamed y los demás tenían que aceptar precios muy reducidos por sus cosechas.
Sin almacenamiento, se veían incapaces de regular las ventas a lo largo del año. De agosto a noviembre, cuando la cosecha remanente de cultivos básicos como las papas se agotaba, sus precios se disparaban, haciendo que muchos residentes no pudieran pagar estos alimentos básicos, aumentando así su riesgo de inseguridad alimentaria. Según la Oficina Central de Estadística de Palestina, casi 1,5 millones de personas en Gaza —es decir, alrededor del 60 % de los hogares—, sufren de inseguridad alimentaria entre moderada y grave.
Para abordar los problemas logísticos que obstaculizan la productividad y la seguridad alimentaria, el Programa de agronegocios de múltiples donantes de la FAO llegó a la Franja de Gaza para impulsar los negocios y las cooperativas de los agricultores, desarrollar las capacidades productivas de sus explotaciones y facilitar su acceso al mercado. En el marco del programa, la FAO proporciona apoyo a la inversión a los empresarios rurales cuyos negocios demuestran un fuerte potencial de inclusión social, sostenibilidad medioambiental y rentabilidad, con el objetivo final de ayudarles a conseguir ingresos estables. El programa se implementa en asociación con el Ministerio de Agricultura de Palestina, con más de 30 millones de USD de financiación de Dinamarca, la Unión Europea, los Países Bajos, Suiza y España.
En 2018, Mohamed decidió presentarse al programa y fue seleccionado tras un proceso competitivo basado en los méritos. Se convirtió en uno de los casi 400 beneficiarios de Cisjordania y la Franja de Gaza que recibieron apoyo a la inversión a través del programa.