Cuando Suzana Hamimu Kaleju empezó a trabajar como transformadora de pescado hace 30 años en el puerto de Kigoma, solía extender el espadín —un tipo de arenque— en la orilla del lago Tanganika antes de vender el pescado seco en los mercados locales y regionales.
Por el polvo o la arena que acumulaba el pescado, su precio disminuía. Incluso, a veces, se lo comían las cabras, pero Suzana no podía hacer otra cosa a falta de secaderos u otras herramientas. Y así es como siempre hacían ella y los otros procesadores locales de pescado.
Suzana, igual que su madre antes que ella, se crio en la República Unida de Tanzanía justo a orillas de este lago, que también hace frontera con Burundi, la República Democrática del Congo y Zambia. Es el segundo mayor lago de agua dulce del mundo y de él procede el 40 % de la captura pesquera anual de Tanzanía.
Los pescadores y transformadores de pescado en pequeña escala, como Suzana, representan una gran proporción de la fuerza de trabajo dedicada a la pesca de la sardina, el espadín y la perca en el país, un sector que emplea en total a 27 000 pescadores y 11 000 transformadores de productos pesqueros.
Aunque de la pesca se ocupan mayoritariamente los hombres, son las mujeres las que secan y procesan el pescado para venderlo. Casi el 90 % de los transformadores de pescado en Tanzanía son mujeres y muchas trabajan como vendedoras ambulantes, propietarias de restaurantes, mayoristas y minoristas.
Aunque dos terceras partes de las capturas se consumen localmente, las exportaciones de espadín, sardina y perca del lago Tanganika alcanzan un valor de casi 1 millón de USD al año.
Sin embargo, los métodos de pesca deficientes, las repercusiones del cambio climático y la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (pesca INDNR) han contribuido a la disminución del rendimiento en los últimos años. Por otra parte, los transformadores de productos pesqueros de la región pierden gran parte de su producto a causa de la mala refrigeración, la manipulación inadecuada o las técnicas de procesado deficientes.
Por medio de su programa FISH4ACP, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se propone abordar estos desafíos posteriores a la captura y la disminución del rendimiento introduciendo cadenas de valor más sostenibles para la sardina, el espadín y la perca, y contribuir al mismo tiempo a la conservación de los recursos naturales del lago Tanganika.
Este programa, creado a iniciativa de la Organización de Estados de África, el Caribe y el Pacífico, contribuye a la seguridad alimentaria y nutricional y a la prosperidad y la creación de empleo mediante la protección de la sostenibilidad económica, social y ambiental de las cadenas de valor de la pesca y la acuicultura.
El programa FISH4ACP de la FAO recibe financiación de la Unión Europea y el Ministerio Federal de Cooperación y Desarrollo Económicos de Alemania y, en Tanzanía, se lleva a cabo en asociación con el Instituto de Investigación Pesquera de la República Unida de Tanzanía.