En Ngaolé, una aldea de pescadores situada en la parte septentrional del Senegal, los residentes locales entonan largos poemas tradicionales, llamados pekaans, a fin de aplacar a los espíritus del agua en el cercano río Senegal. Los pescadores y sus comunidades creen que las letras de estos cantos ofrecen protección contra los cocodrilos que abarrotan las rojizas y fangosas orillas del río. Pero los cocodrilos no son el único desafío al que se enfrentan las personas en esta zona del país, próxima al desierto del Sáhara.
Para Ousmane Ly, pastor de 59 años que vive cerca de la aldea, ganarse la vida resulta cada vez más difícil. Afirma que tanto él como el resto de pastores cada vez tienen menos animales y que han tenido que desplazarse en busca de pastos en una época del año más temprana que nunca antes y a zonas más alejadas. Aparte de los factores obvios, esto es, el cambio climático y la sequía prolongada, a los que se suman el uso excesivo de las aguas subterráneas y la contaminación, Ousmane considera que las causas de esta situación son el fuerte crecimiento de la población, la expansión de las aldeas aledañas y la demanda de agua para proyectos de riego en gran escala cercanos.
La combinación de todos estos factores provoca una creciente competencia por el agua entre agricultores y pastores. Al desplazarse de un lugar a otro, los pastores necesitan agua para su ganado, pero los agricultores no siempre están dispuestos a compartir sus limitados recursos hídricos.
Este es precisamente el tipo de tensiones que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) busca abordar mediante una evaluación de la tenencia del agua en esta zona. Mediante este proceso se examinan las relaciones entre las personas con respecto a los recursos hídricos, ya estén basadas en leyes y reglamentos formales o en costumbres y tradiciones. El objetivo es promover la cohesión social y la paz entre los distintos usuarios del agua.
Muchas personas, sobre todo en países en desarrollo, se rigen por normas consuetudinarias que llevan vigentes varias generaciones, en lugar de por derechos jurídicos formales. Resulta fácil ver por qué ambos sistemas pueden no estar acordes.
“Las poblaciones rurales cuentan con sus propios mecanismos de gestión de conflictos, los cuales a menudo funcionan hasta que entran en disputa con un usuario que consume grandes cantidades de agua o si comienza la construcción de una presa de grandes dimensiones. Esta es la razón por la que la tenencia del agua es tan importante. Permite a los actores analizar estos distintos sistemas de derechos y garantizar que todas las personas tengan acceso al agua y a aquello que necesiten para hacerlo con seguridad jurídica”, afirma Benjamin Kiersch, Coordinador mundial del proyecto de la FAO Knowing Water Better (KnoWat) (Conocer mejor el agua), que abarca laevaluación de la tenencia del agua.