Si alguien se propusiera elaborar una estrategia para preservar en el futuro algunos de nuestros sistemas agrícolas y alimentarios más vitales pero también más frágiles, lo más probable es que elaborase algo muy parecido al Programa Sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (SIPAM), creado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Estos lugares singulares preservan importantes tradiciones humanas de sostenibilidad y convivencia en armonía con los animales y la naturaleza.
La salud y el dinamismo de los ecosistemas, con inclusión de las plantas y los animales con los que convivimos, es fundamental para nuestra vida cotidiana y la satisfacción de nuestras necesidades de agua, alimentos, medicinas, refugio y energía. Los SIPAM designados por la FAO son lugares donde esta coexistencia ha perdurado y prosperado durante siglos o incluso milenios.
Veamos algunos de los SIPAM recientemente designados donde los seres humanos y los animales coexisten y prosperan juntos:
El sistema agrosilvopastoril de los montes de León (España)
En esta región rica en biodiversidad, pero pobre y donde las oportunidades para producir cultivos alimentarios son escasas, el ganado constituye un elemento clave de los medios de subsistencia de las comunidades locales. Las razas autóctonas de vacas, cabras, ovejas y caballos que se crían en este territorio son únicas en el mundo. En los pueblos de los montes de León, las ferias ganaderas tradicionales son lugares de intercambio no solo de animales, sino también de conocimientos tradicionales.
La ganadería sostenible que se practica aquí contribuye a una interacción respetuosa con el medio ambiente y a una mayor calidad de los productos de la región. La tradición de la trashumancia, o movimiento estacional del ganado dentro de un extenso territorio, también desempeña un papel importante en la dispersión de semillas y la fertilización de los campos, lo que fomenta el patrimonio genético y la biodiversidad.
La biodiversidad de este territorio, con una estructura en mosaico en la que cada unidad familiar combina simultáneamente actividades forestales, ganaderas y agrícolas, da lugar a una mayor resiliencia y sostenibilidad ambiental, social y económica.