Con solo 28 años, Abdessalem Kandil, se ha dedicado a la pesca en la costa del norte de Túnez por más de un decenio. Besugos, sepias, camarones y pulpos solían ser los productos que Abdessalem acostumbraba a obtener en su captura diaria. En la actualidad, a pesar de que Abdessalem se levanta todos los días a las tres de la mañana para ir a pescar, es común que vuelva a casa con las manos vacías.
“No siempre que salgo regreso con capturas”, comenta. “Luchamos día a día para generar ingresos y, en ocasiones, no me da para pagar el alquiler”.
El cambio climático, la contaminación, la pesca excesiva y las especies invasivas han tenido repercusiones en las poblaciones de peces de Túnez.
Para Abdessalem y muchos otros pescadores, este es el único ingreso con el que cuentan. Los pequeños pescadores no siempre disponen de acceso a los servicios sociales o reúnen los requisitos para recibir asistencia gubernamental, como las prestaciones por desempleo, la atención sanitaria o los sistemas de pensiones. La estacionalidad de su trabajo también implica que, a menudo, no generan lo suficiente como para contribuir a los planes de seguridad social.
Abdessalem, padre de dos niños pequeños, en ocasiones depende de la generosidad de sus amistades para sobrevivir.
“Cuando las cosas no van bien, pido dinero prestado a mis amigos con la promesa de que habrá producción en el futuro y podré pagar mis deudas. A veces, no logro devolverles el dinero”, afirma.
Taher Hamza, un pescador con cuatro hijos, también lucha por ganarse la vida pescando anguilas. Como Abdessalem, no reúne los requisitos para acceder a la protección social. “La mayoría de los pescadores no recibe asistencia alguna del Gobierno”, cuenta Taher.
La protección social constituye una red seguridad para las personas y es fundamental para el crecimiento inclusivo y la reducción de la pobreza. Aun así, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de la mitad de la población mundial, en especial las mujeres, está excluida de la protección social.
Gracias al proyecto de protección social para la pesca y la acuicultura (SocPro4Fish), financiado por el Organismo Noruego de Cooperación para el Desarrollo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) colabora con el Gobierno de Túnez a fin de ampliar la cobertura de la protección social para los pescadores y trabajadores de la pesca.
El proyecto fomenta las capacidades nacionales, puesto que ayuda a comprender mejor los obstáculos que los pescadores afrontan a la hora de acceder a la protección social y la viabilidad de seguir ampliando su alcance para incluir un sector con un nivel elevado de informalidad y estacionalidad.