Bolivia
En 2007 la población se estimaba en 9 827 522 habitantes, de los cuales 50,1 por eran mujeres (12). La población rural correspondía a 34,9 por ciento de la población total y 47,9 por ciento de la población rural eran mujeres (12). Según el censo de población de 2001, había 4 613 419 habitantes de origen indígena o nativo, siendo que 55,6 por ciento de ellos vive en áreas rurales, existiendo 37 culturas diferentes cuyas lenguas son reconocidas por el Gobierno (3).
Según una encuesta nacional de hogares de 2007, 49,9 por ciento de la población total era de origen indígena, 50,5 por ciento de la población femenina eran mujeres indígenas y 49,2 por ciento de la población masculina eran hombres indígenas (13). En 2007, 68,3 por ciento de la población total rural eran de origen indígena (13). Dentro de la población rural femenina 70,3 por ciento de la población rural eran mujeres y de la población rural masculina 66,2 por ciento eran hombres (13). Estas cifras deben sin embargo ser tomadas con precaución puesto que el panorama étnico y social es extremadamente complejo, siendo muy difícil definir la identidad, quién, cuándo y porqué se reconoce y/o declara indígena (4).
El Producto Interno Bruto (PIB) estimado en 2008 era de 17,41 mil millones de USD – a precios corrientes del 2008 y usando el tipo de cambio oficial (14). La participación de los distintos sectores en el PIB fue 11,3 por ciento del sector agricultura, 36,9 por ciento de la industria y 51,8 por ciento del sector servicios (14). El PIB per cápita – en términos de paridad de poder adquisitivo – era de 4 500 USD en 2008 (14). En 2006, el PIB per cápita era de 1 090 USD – a precios corrientes de 2000 – mientras que el PIB per cápita agrícola era de 501 USD – a precios corrientes de 2000 (1).
En 2007, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) fue 0,729, lo que ubica a Bolivia en el lugar 113 de 182 países con datos(15). En 2002 el índice de pobreza nacional era 65 por ciento y el de extrema pobreza 41 por ciento (1). El porcentaje de la población viviendo con menos de 2 USD al día era 30,3 por ciento (15). El porcentaje de población rural viviendo en estado de pobreza era 79,5 por ciento (6). En el período 2001-2003, 22 por ciento de la población se encontraba en estado de sub-nutrición (1).
La esperanza de vida en 2007 era de 67,5 años para mujeres y 63,3 años para hombres (15). La tasa de fecundidad entre 2000 y 2005 era de 4,0 por ciento (5). En 2006 la tasa de mortalidad infantil era de 61 por cada mil nacidos (1). De la población de 15 años y más de edad, en 2001 había 13,3 por ciento de analfabetos correspondiendo a mujeres 19,4 por ciento y a hombres 6,94 por ciento, y en la población rural el analfabetismo llega al 25,8 por ciento, de la cual 14,4 por ciento corresponde a hombres y 37,9 mujeres (2).
La Población Económicamente Activa (PEA) alcanzaba en 2005 4 164 000 personas de las cuales 2 347 000 eran hombres – 56,4 por ciento – y 1 817 000 eran mujeres – 43,6 por ciento (5). En 2006, la PEA en la agricultura alcanzaba 1 679 000 personas, que correspondía a 43 por ciento de la PEA total (1). En este mismo año, el porcentaje de la población ocupada femenina trabajando en el sector agrícola era 32,1 por ciento, 11,4 por ciento en el sector industrial, y 56,5 por ciento el sector de servicios (5).
Debido a la fuerte emigración de los hombres, en muchas regiones las mujeres asumen cada vez más de forma individual la responsabilidad de la reproducción y la economía de la familia, debiendo dedicar más tiempo a las actividades agrícolas, además del cuidado del ganado y del tejido, labores de las cuales se ocupan tradicionalmente. Esta situación se ve de algún modo compensada en algunas regiones por el trabajo colectivo y el sistema de ayuda mutua llamado ayni. Las raíces del trabajo agrícola en cooperativas están unidas a formas ancestrales de organización económica indígena como las de los aymara y quechua con tipos originales de cooperación (7).
Las primeras medidas de reforma agraria comenzaron a partir de 1953. En esas reformas de la tierra, en general se excluyó a las mujeres de la asignación de tierras por no ser consideradas “jefas de hogar” o agricultoras. En el período 1956-1994 las mujeres representaron sólo 17,2 por ciento de los beneficiarios de la reforma agraria y colonización (8). En 1996 por la ley 1.715, se priorizaron asignaciones colectivas de tierras y se garantizó el derecho de los pueblos y comunidades indígenas a tierras comunitarias de origen.
La ley dispuso el saneamiento de la tenencia de tierras que se encontraban en conflicto por el derecho de propiedad y el saneamiento de oficio en áreas catastrales y estableció la estructura orgánica del Servicio Nacional de Reforma Agraria. Se fijaron por esta ley criterios de equidad de género en la distribución, administración, tenencia y uso de la tierra, reconociendo a la mujer derecho a la tierra independientemente de su estado civil. De los títulos de propiedad emitidos en el periodo de 1999 a 2004, 17 por ciento fueron para mujeres – con una superficie promedio de 52 ha-, 56 por ciento para hombres – con una superficie promedio de 82 ha-, 20 por ciento fueron títulos conjuntos emitidos a parejas y el restante fue para entidades legales (16).
Sources: numbers in brackets (*) refer to sources displayed in the Bibliography