En la mayoría de los mercados supervisados, los precios del sorgo y el mijo cultivados localmente bajaron en agosto entre un 3 y un 4 por ciento o siguieron aumentando, respectivamente, aunque a un ritmo más lento que en los meses anteriores, ya que los comerciantes pusieron en venta parte de sus existencias en previsión de la cosecha de 2021. En el mercado de Dongola -mercado de referencia para el trigo de producción local-, los precios aumentaron un 20 por ciento entre junio y julio, triplicando sus niveles de un año antes, debido principalmente a la demanda sostenida de trigo local por la escasez y los altos precios de los sustitutos importados. A pesar de los recientes descensos en algunos mercados, los precios de los cereales se mantuvieron excepcionalmente altos, en niveles casi récord y cerca del doble respecto a los valores ya elevados de un año antes, debido sobre todo a la debilidad de la moneda. Los precios de los cereales empezaron a seguir una tendencia alcista sostenida a finales de 2017 debido a la difícil situación macroeconómica, unida a la escasez de combustible y a los altos precios de los insumos agrícolas que inflaron los costes de producción y transporte. Las interrupciones en las actividades de comercialización y los mercados relacionadas con las medidas implementadas para contener la propagación de la COVID-19 en 2020, y la eliminación de los subsidios a los combustibles en junio de 2021, generaron aún mayor presión alcista sobre los precios.