La alimentación escolar durante COVID-19
Por: José Hernández
Cientos de familias del Corredor Seco que viven en inseguridad alimentaria han visto afectadas sus fuentes de ingresos durante la pandemia. La familia de Wilmer Alfredo Vásquez es una de ellas, pero gracias al Programa de Alimentación Escolar ha encontrado alivio en estos tiempos difíciles.
El departamento de Chiquimula en Guatemala se encuentra en el Corredor Seco de Centroamérica, un área con altas temperaturas durante la mayoría del año y conocido en las estadísticas mundiales por su alto índice de pobreza y desnutrición. Wilmer, de 29 años, vive aquí con su esposa y sus dos hijas.
Cuando se le pregunta por su profesión responde con ánimo: “gracias a Dios soy agricultor” y agrega que antes era albañil, trabajando cuando había oportunidades. La pandemia no conoce fronteras y ha afectado a municipios como Olopa, a 125 kilómetros de la ciudad, en donde residen.
Aunque el escenario ha sido desafiante por las medidas adoptadas, Wilmer aún mantiene una fuente de ingresos para comprar alimentos y que complementa con lo que recibe en la escuela de sus hijas. Este apoyo se ha mantenido durante el último mes y medio gracias a que los productores locales continúan abasteciendo el Programa de Alimentación Escolar, adaptándose a los nuevos estándares de higiene durante la producción y distribución de sus productos.
“Se han realizado tres entregas de alimentos”, comenta con emoción Desni Yasemi Guerra, directora y maestra de la escuela local. Su optimismo se mantiene cuando relata cómo ha funcionado el programa desde su inicio y cómo se ha adaptado ante el COVID-19.
En su escuela se benefician 244 niños y niñas de primaria y preprimaria de los 76,787 registrados en las 1,233 escuelas del departamento, según datos del Ministerio de Educación.
El programa se abastece con los alimentos provistos por productores agropecuarios locales de Chiquimula. En un escenario sin COVID-19, estos alimentos serían preparados diariamente en la cocina de la escuela para los alumnos, pero en este nuevo contexto la institución ha programado entregas cada dos semanas a través de las Organización de Padres de Familia que organiza la entregas manteniendo los protocolos de higiene como el distanciamiento físico y el uso de mascarillas.
Durante la pandemia las hijas de Wilmer han recibido las raciones de alimentos gracias a que los productores que ha capacitado FAO Guatemala como proveedores en el Ministerio de Agricultura, tienen las capacidades y el conocimiento para ofrecer productos de buena calidad, sanos y nutritivos en este nuevo contexto.
“Se habla mucho sobre cómo sacara a las personas de la pobreza, pero no se aborda desde la alimentación escolar. Sabemos que los alimentos que se producen se destinan a los niños y niñas, que (en Chiquimula) son casi 77 mil”, comenta César Chacón, técnico territorial de FAO.
FAO Guatemala asesora a 77 productores en Jocotán, 11 más en San Juan Ermita y diez en el municipio de Olopa para mantener las cadenas de valor y sus producciones en óptimas condiciones y así ofrecer alimentos ricos en nutrientes a la niñas y niños de Chiquimula.
Antes de terminar la conversación con Wilmer comenta con esperanza que hay buena comunicación con FAO en temas de capacitaciones sobre hortalizas y vegetales y que confía pronto poder poner en práctica este conocimiento cuando lleguen las lluvias a Olopa.