FAO en Honduras

Confianza en el futuro: transformando la economía de las familias productoras

 

Iniciativas de inclusión productiva en favor de las mujeres del municipio de Chinacla, La Paz.

 

Bajo una lluvia ligera pero insistente, los miembros de la Asociación de Productores Agropecuarios de la comunidad de Pueblo Viejo, en el departamento de La Paz, nos esperan arremolinados en el pasillo de una casa que la neblina hace parecer como sacada de un cuento.

Ramón Nicolás, Freddy Matute y Angela Mazariegos, son miembros fundadores del grupo organizado en 2018, conformado mayormente por productores cuyo rubro tradicional siempre ha sido el cultivo de café.

“Nos organizamos porque queríamos alcanzar mejores precios, pues al ser pequeños productores, nosotros dábamos el café a precios bien bajos.”, recuerda Angela aprovechando un pequeño alto en la lluvia para mostrarnos desde arriba la propiedad.

Sin embargo, la recién creada asociación no encontró soluciones rápidas a sus problemas. Al inicio les fue complicado aliarse con organizaciones que los apoyaran con sus necesidades productivas, especialmente las que tenían que ver con financiamiento y asistencia técnica.

“Al ver que no teníamos apoyo, muchos compañeros se decepcionaron y se retiraron de la organización porque no obtenían resultados.”, asegura Angela.

En noviembre de 2020, la Mancomunidad de Municipios del Centro de La Paz (Mamcepaz), socializó con los productores de la zona, los proyectos enmarcados en la Estrategia de Inclusión Productiva, implementada con apoyo de la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La Estrategia de Inclusión Productiva tiene como objetivo contribuir al desarrollo de las capacidades productivas de las familias en situación de vulnerabilidad, a través de programas y proyectos socio-productivos que favorezcan mayores ingresos y fuentes de trabajo, con un enfoque de protección social ampliada.

La asociación se subió al proyecto y para enero de 2021, habían empezado a trabajar con los técnicos de la mancomunidad, quienes los introdujeron al cultivo bajo estructuras protegidas y todos los aspectos relacionados a su mantenimiento.

“Los técnicos nos enseñaron el manejo de la tierra para obtener mejores productos, nos enseñaron cómo montar el mega túnel y nos facilitaron los materiales.”, afirma Ramon, el presidente del grupo.

Los 19 miembros de la asociación se repartieron tareas y en menos de dos meses, estaban listos para sembrar.

“Empezamos a trabajar en el mega túnel en plena temporada de corte de café pero decidimos dejar eso atrás e ir a trabajar la tierra.”, recuerda Angela.

“Iniciamos con la limpieza del terreno, la construcción de la estructura, preparamos las camas de tierra y luego pusimos el sistema de riego. Ahora ya estamos listos para sembrar.”, complementa Freddy.

El mega túnel de 400 metros cuadrados es una estructura blanca que destaca por sobre el verde de las montañas que rodean la comunidad. Al máximo de su capacidad puede albergar unas mil plantas de chile morrón o tomate, las que en el pico de su producción pueden producir unos 12 kilos por temporada.

“La ventaja de la estructura es eliminar las plagas y cultivar productos de mayor calidad. El cambio climático nos ha complicado mucho la producción pero con la estructura es mucho mejor que sembrar a cielo abierto.”, afirma Freddy.

El proyecto también aborda uno de los principales problemas de los productores de hortalizas: el mercado limitado y la variabilidad en el precio final de los frutos.

Mamcepaz y la FAO lograron una alianza con la empresa “Vegetales Lencas”, una de las mayores distribuidoras de la zona y proveedora para la cadena de supermercados más extendida del país.

Esta alianza con la empresa no solo ayuda lograr una base productiva más sólida en la zona, sino también, gracias a su amplia experiencia en el rubro, generar los conocimientos necesarios para hacerla sostenible.

La empresa no se limita a comprar el producto seleccionado de los agricultores del proyecto a precios fijos y justos, sino que también les brinda asistencia técnica para mejorar su producción en cantidad y calidad, además de otorgarles la seguridad de un mercado que, a diferencia del café, no varía.

“Ahora la intención es dedicarse completamente al rubro hortícola y vender los vegetales a un mejor precio, generar ingresos para nuestras familias y no depender tanto del café o del maíz.”, asegura Angela, quien acompaña a un puñado de miembros del grupo en los últimos trabajos de preparación del mega túnel antes de empezar la siembra.

Pero mientras llega ese momento, los miembros de la asociación ven en el proyecto, una oportunidad para sembrar el conocimiento de mejores prácticas productivas en los miembros más jóvenes de la comunidad.

“Nosotros buscamos involucrar a los jóvenes en estos nuevos conocimientos que hemos recibido, para que ellos aprendan cómo cultivar y que sigan estos pasos en el futuro.”, dice Freddy, viendo a la tierra donde ese futuro está a punto de florecer.