Los requisitos ambientales básicos ayudan a reducir el uso de plaguicidas en África Occidental

La FAO introduce nuevas normas humanas y ambientales para las operaciones de lucha contra la langosta en África Occidental y Noroccidental. 

Datos clave

Muchos de los plaguicidas utilizados en la lucha contra la langosta del desierto representan un riesgo para el medio ambiente y la salud humana, aun cuando se utilicen juiciosamente. Para reducir al mínimo su impacto en la salud humana y el medio ambiente, los países miembros de la Comisión de Lucha contra la Langosta del Desierto en la Región Occidental (CLCPRO) de la FAO establecieron requisitos ambientales básicos que las campañas de lucha contra la langosta deben cumplir. La aprobación de las normas humanas y ambientales por parte de ocho países de la CLCPRO ha permitido mejorar la gestión de las existencias de plaguicidas, cartografiar las zonas sensibles y utilizar bioplaguicidas en la región de incumbencia de la Comisión. Malí y Mauritania fueron uno de los primeros países en cumplir con los dos requisitos más importantes, esto es, desarrollar sus Sistemas de Gestión de Plaguicidas Obsoletos y cartografiar las zonas ecológicamente sensibles.

Los sistemas de lucha contra las plagas ayudan a la recopilación y el intercambio de datos
Los plaguicidas obsoletos que contaminan el medio ambiente representan un riesgo para la salud de las personas. Para facilitar la recopilación y el intercambio de información sobre los movimientos de las existencias de plaguicidas y el estado de registro de las mismas, la FAO ha ideado el Sistema de Gestión de Plaguicidas Obsoletos.

Se trata de un inventario nacional de plaguicidas utilizables y no utilizables que los países deben adoptar, en especial aquellos afectados por la langosta.

A este respecto, Mauritania es uno de los primeros países que han implementado con buenos resultados la aplicación basada en Internet que garantiza la gestión y eliminación acertadas de existencias y reduce el exceso de suministros de plaguicidas.

El Sistema de Gestión de Plaguicidas Obsoletos facilita información sobre la cantidad de existencias de plaguicidas disponible en el país (por región, tipo de producto, lote de producción, ingredientes activos, cantidad, calidad, fabricantes, etc.), el empleo de plaguicidas (cantidad pulverizada, objetivo, localización [coordenadas geográficas] del tratamiento, tasas de aplicación, equipo de procesamiento utilizado y contenedores vacíos de plaguicidas. Introduce una gestión simplificada y automatizada basada en etiquetas con código de barras colocadas en los envases.

El Sistema de Gestión de Plaguicidas Obsoletos facilita el establecimiento de un orden de prioridad en los movimientos de existencias de plaguicidas desde los países con un exceso de plaguicidas hacia aquellos con una necesidad inmediata de éstos. Como ejemplos se pueden citar las transferencias de Mauritania a Yemen y de Malí a Malawi y Mozambique. También establece un orden de prioridad respecto al uso de plaguicidas clasificando los productos en tres categorías (buenos, por caducar, caducados).

La base de datos muestra los certificados de conformidad emitidos por laboratorios que pueden transferir existencias a otros países y continentes (triangulación o donación bilateral). Además,  advierte sobre la fecha de caducidad con seis meses de antelación para que los países preparen un control de conformidad.

Gracias al uso del sistema, lo países han podido: i) garantizar la trazabilidad de sus existencias desde la compra hasta la devolución y eliminación de los contenedores de plaguicidas vacíos; ii) recibir información sobre la disponibilidad de existencias de plaguicidas, sus localizaciones y el cumplimiento con las normas de la FAO/OMS, y iii) recuperar casi todos los contenedores vacíos al final de las campañas contra la langosta.

Cartografía de los zonas ecológicamente sensibles del Malí
El tratamiento con plaguicidas utilizado en las operaciones de luchan contra la langosta del desierto puede contaminar el medio ambiente y perjudicar a un gran número de animales o especies vegetales vulnerables. La determinación y la cartografía de las zonas particularmente sensibles a la contaminación por plaguicidas es importante para garantizar que el daño ambiental y el impacto para la salud humana de estas operaciones sean mínimos.

A estos efectos, en 2012 la Dependencia nacional de lucha contra la langosta de Malí logró cartografiar las zonas ecológicamente sensibles, esto es, asentamientos humanos, tierras húmedas, oasis, zonas protegidas, zonas con concentración de aves migratorias y zonas con una diversidad biodiversidad elevada o única.

El Malí desarrolló una herramienta para cartografiar las zonas ecológicamente sensibles y la incorporó en su plan de acción nacional para el medio ambiente. Este plan limita el uso de plaguicidas en zonas definidas sensibles a la contaminación por plaguicidas.

La validación de esta herramienta cartográfica en el Malí se utilizó como un ejemplo para que otros países miembros de la CLCPRO establecieran sus sistemas de cartografía.

La herramienta cartográfica también se incorporó recientemente en el Sistema de reconocimiento y gestión del entorno de la Schistocera (RAMSES), un sistema de información geográfica utilizado por los oficiales nacionales encargados de la lucha contra a langosta para gestionar y analizar los datos ecológicos, meteorológicos y sobre las langostas. El sistema permitirá que las unidades de lucha contra las langostas eviten el tratamiento con plaguicidas en las zonas sensibles durante las operaciones de lucha contra las langostas, y apliquen medidas de reducción de riesgos.

Esta es la primera vez que las unidades de lucha contra las langostas tienen en cuenta un aspecto ambiental y ecológicamente tan importante.

*La CLCPRO es una comisión regional para el control preventivo sostenible de la langosta del desierto en África Occidental y Noroccidental. Se compone de diez miembros: Argelia, Burkina Faso, el Chad, Libia, Malí, Marruecos, Mauritania, el Níger, Senegal y Túnez.

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