Datos clave
Gracias a las mejoras en el acceso a la información y a un sólido enfoque de comunicación participativa, aldeanos de comunidades aisladas de la República Democrática del Congo y el Níger avanzan con decisión en la mejora de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. El proyecto DIMITRA de la FAO de clubes de oyentes comunitarios está ayudando a las poblaciones rurales a participar en el desarrollo de sus comunidades y su propio desarrollo. Los clubes permiten a sus miembros —mujeres, hombres y jóvenes— compartir inquietudes y actuar al unísono. Los clubes, en colaboración con emisoras de radio rural que promueven y difunden sus deliberaciones, se han convertido en agentes del cambio no solo en el ámbito agrícola, sino también en otros aspectos de la sociedad, al tratar de cuestiones delicadas como el VIH/SIDA, el matrimonio a edad temprana y el derecho de la mujer a heredar tierras. El enfoque fomenta la confianza de los miembros en sí mismos, especialmente las mujeres, y crea conciencia sobre las necesidades y prioridades de las poblaciones rurales. Los miembros han contribuido decisivamente a resolver pacíficamente conflictos comunitarios y ampliar la participación de las mujeres de las zonas rurales en la toma de decisiones. El éxito de Dimitra en las bases explica su crecimiento. Tras sus inicios en la República Democrática del Congo en 2006, Dimitra se amplió al Níger en 2009; para 2012 constaba de un total combinado de 1 000 clubes de oyentes integrados por unos 24 500 miembros y beneficiarios directos, además de 147 000 beneficiarios indirectos. Se están creando nuevos clubes de oyentes comunitarios de Dimitra en Burundi, Mauritania y el Senegal.
Provistas de acceso a la información y posibilidades de comunicarse, las mujeres pueden cambiar el mundo. De esa premisa parten los clubes de oyentes comunitarios del proyecto Dimitra de la FAO, integrados por mujeres, aunque también hombres y jóvenes, de las zonas rurales que se reúnen periódicamente para hablar de cuestiones y dificultades relacionadas con el desarrollo y encontrar juntos soluciones. En colaboración con emisoras comunitarias de radio que producen programas interactivos en los idiomas locales para fomentar el conocimiento y la comprensión de cuestiones importantes para la vida y los medios de subsistencia de las comunidades, los clubes de oyentes facultan a sus miembros para hacerse cargo de su propio desarrollo.
Los clubes cuentan con radios a cuerda que funcionan con energía solar y, a veces, una batería de teléfonos móviles que se cargan con energía solar. Mientras los miembros tratan temas diversos y comparten inquietudes, prioridades y necesidades, sus conversaciones se transmiten en vivo en la emisora de radio asociada o se graban para su difusión en diferido, lo cual suscita en otros clubes deliberaciones, a su vez transmitidas por la emisora, sobre las medidas que pueden adoptarse. De ese modo se mantiene viva la conversación entre todos los clubes de oyentes de Dimitra en la zona y, a su vez, los miembros son más proclives a ocuparse del tema en cuestión.
No son solo palabras
Al orientar siempre las conversaciones a la acción, los clubes fomentan las aptitudes de sus miembros en ámbitos como las prácticas agrícolas y ganaderas, la reducción de los episodios de escasez de alimentos y el fortalecimiento de la capacidad de recuperación, la higiene y el saneamiento, la salud y la nutrición y la inocuidad de los alimentos. A raíz de sus diálogos, el club de oyentes de Tera (Níger) actuó decisivamente en septiembre de 2011 alertando a los funcionarios locales de la presencia de langostas en la región. Con solo impedir la deambulación del ganado, los miembros del club de Kiota han reducido los residuos animales en los lugares públicos, además de alentar a los pueblos cercanos a que sigan su ejemplo. En la República Democrática del Congo, gracias al club de oyentes de Kapolowe, los lugareños son ahora autosuficientes en la producción de harina de maíz, lo cual ha inducido al jefe de la aldea a conceder al club un terreno comunitario destinado a la horticultura comercial cuyos beneficios reportan más ingresos a los miembros del club.
Más allá de la agricult ura: agentes del cambio
En la provincia de Kivu del Sur de la República Democrática del Congo, devastada por la guerra, donde se estima que sufren violaciones 40 mujeres al día, una deliberación puesta en marcha por el club de oyentes de Dimitra en Mugogo acerca de la violencia sexual y el VIH/ SIDA propició un aumento de los reconocimientos médicos voluntarios y un cambio de actitud. “Antes las víctimas se escondían avergonzadas”, afirma Jocelyne M’Maninga, presidenta del club. “Ahora acuden en busca de asesoramiento y ayuda y con ganas de hablar de lo sucedido”.
Se han observado resultados semejantes en el Níger, donde las emisiones de Fogou sobre el paludismo, la atención prestada por Gasseda al problema del matrimonio a edad temprana y la divulgación en Albarkayze de los beneficios que supone para la madre y el niño alumbrar en centros de maternidad en lugar de en casa han comportado una disminución de las prácticas de riesgo.
En el Níger, gracias a las frecuentes emisiones de clubes de Dimitra sobre el acceso de las mujeres a la tierra, los consejos rurales del municipio de Dantiandou confirieron a las mujeres el derecho a heredar tierras con efecto retroactivo, a raíz de lo cual una mujer acabó heredando la tierra de su padre a los 20 años del fallecimiento de este. Habiendo aprendido a expresar sus opiniones en público, las mujeres de ese mismo club consiguieron negociar con hombres propietarios de tierras y las autoridades comunitarias el arrendamiento oficial por un período de 99 años de una parcela de 2,75 hectáreas de tierra apta para el cultivo de hortalizas. En Borobon, el jefe de la aldea invitó a tres mujeres del club a participar en reuniones tradicionales de la aldea en las que se adoptan decisiones fundamentales. En 2011 se eligió a algunas mujeres de clubes de los municipios de Gaya, Kiota y Tanda para que ocuparan el cargo público de conseillère comunale. En Kivu del Sur, cuando se estaban acaparando los fértiles humedales de la zona del lago Kivu para el cultivo de la caña de azúcar, lo cual ponía en peligro la seguridad alimentaria de la zona, los miembros de los clubes de oyentes de Bugobe y Mudika-dika se reunieron con las autoridades, que establecieron un impuesto alto para desalentar el cultivo de caña de azúcar. Como consecuencia de ello, se restituyó el cultivo de frutas y hortalizas en un 70 % de los humedales.