Frenar la propagación de la cochinilla rosada de la yuca en el Gran Mekong

Un proyecto de la FAO ayuda a los países a luchar contra la infestación de la cochinilla rosada de la yuca. 

Datos clave

Tailandia, Viet Nam, Camboya y Laos abarcan en su conjunto la mayor parte del mercado mundial de exportación de yuca: más del 90 por ciento. Viet Nam, el segundo mayor exportador de yuca del mundo después de Tailandia, exportó 3,1 millones de toneladas de productos de yuca en 2013, por un valor de cerca de 1 100 millones de USD. Y la industria aún tiene margen de crecimiento, ya que la demanda de productos industriales a base de yuca, como biocombustibles y piensos, aumenta, especialmente en China. Así que cuando la cochinilla rosada de la yuca -que inyecta una toxina en la planta al alimentarse de sus hojas y tallos, causando el marchitamiento y la muerte de las plantas- reapareció en la región hace varios años, generó una gran inquietud. Las plagas de insectos no conocen fronteras: una infestación en un país puede propagarse rápidamente a un país vecino, especialmente a través del comercio y el transporte de material de siembra de la yuca. Conscientes de ello, los países de la subregión del Gran Mekong, donde unos 3 millones de pequeños agricultores viven del cultivo de la yuca, se dirigieron a la FAO a fin de solicitar asistencia técnica través del Programa de Cooperación Técnica (PCT) para combatir la cochinilla rosada de la yuca. Aprovechando el éxito obtenido en Tailandia en la reducción de su población de cochinilla, la FAO, a través de un proyecto del PCT se dispuso a ayudar a otros países de la subregión -Camboya, China, Laos y Viet Nam- con el mismo objetivo.

Cuando la cochinilla rosada de la yuca comenzó a devastar extensas áreas de cultivos de yuca en Tailandia en 2008, los agricultores reaccionaron rociando sus campos con insecticidas tóxicos, que planteaban un riesgo elevado para las personas y el medio ambiente.

Yongfan Piao, oficial de protección vegetal en la Oficina Regional de la FAO en Bangkok, destacó que se estima que el país perdió seis millones de toneladas de raíz de mandioca con respecto a las previsiones de cosecha para 2009/2010. Piao explicó que “el coste total de 6 millones de toneladas de mandioca puede equivaler a 600 millones de USD. Las pérdidas estimadas causadas por la cochinilla rosada para este periodo podrían superar los 14 millones de USD”.

El gobierno de Tailandia pidió ayuda al Instituto Internacional de Agricultura Tropical de Benín, ya que los países de África habían logrado ya hace décadas reducir la presencia de la cochinilla rosada de la yuca.

Esto implicaba la introducción de una avispa parasitaria conocida como Anagyrus lopezi en las áreas infectadas. Al igual que la cochinilla rosada de la yuca, la Anagyrus lopezi es originaria de América del Sur. La avispa deposita sus huevos en la cochinilla y las larvas se alimentan de ella durante su desarrollo, con lo que eliminan eficazmente al hospedante.

Entre julio de 2010 y agosto de 2011 se produjeron y liberaron en Tailandia seis millones de pares de la avispa parasitaria. Medida que, junto con la liberación de neurópteros depredadores locales y la capacitación en el manejo ecológico de plagas, consiguió reducir de 166,700 hectáreas infestadas en mayo de 2009 a solo 10,88 hectáreas en octubre de 2013.

Intercambio de experiencias y conocimientos
Aprovechando la experiencia de Tailandia, el proyecto de la FAO en colaboración con los Departamentos de Agricultura y Extensión Agrícola de Tailandia contribuyó a la investigación de la ecología de las plagas de insectos y de sus enemigos  naturales, y aportó asistencia técnica para producir un gran número de agentes de control biológico, como las avispas.

Además, el proyecto capacitó a los productores a través de  escuelas de campo para agricultores durante toda la temporada, impartiendo estrategias de gestión integrada de plagas que se habían desarrollado y aplicado con éxito en Tailandia.

Es esencial saber lo que funciona bien y lo que no para combatir las cochinillas. Nguyen Van Tan, un campesino vietnamita con 38 años de experiencia en el cultivo de yuca, vio a agricultores de su propia aldea rociar sus cultivos infestados con pesticidas "sin efecto alguno".

Lo que hacen los pesticidas, en realidad, es matar a los enemigos naturales de la cochinilla de la yuca, algo que Van Tan y otros campesinos aprendieron a través de la formación. También recibieron avispas e instrucciones sobre cómo liberarlas, conservarlas y vigilarlas en los campos.

En esos momentos, parecía que los cultivos de yuca de Van Tan -que llevaban cuatro meses creciendo- serían una repetición de la cosecha del año anterior, cuando casi la mitad fue destruida por las cochinillas. "Algunas plantas parecían muertas", aseguró.

Sin embargo, poco después de la liberación de las avispas, se dio cuenta de que había menos cochinillas y nuevos brotes en las plantas. Esto dio a Van Tan y a otros aldeanos una renovada confianza y les incentivó para sembrar aún más yuca al año siguiente.

En total, el proyecto capacitó a 853 agricultores en Camboya, Laos y Viet Nam, 321 de ellos mujeres, para utilizar organismos vivos para manejar plagas biológicamente y reducir el uso de plaguicidas. También se fortaleció la red de agentes de extensión para divulgar las técnicas entre los campesinos.

Efecto en cadena
El éxito del proyecto también ha creado un efecto multiplicador, pues atrajo la atención de organizaciones regionales de investigación y desarrollo, como el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) en Colombia y el Instituto Asiático de Tecnología (AIT) en Tailandia, así como los sectores públicos y privados.

El Gobierno de Viet Nam, por ejemplo, está ampliando ahora  los esfuerzos de control biológico que tuvieron éxito en todas sus provincias afectadas por las infestaciones de cochinilla, mientras que el sector privado de Tailandia ha invertido considerablemente en la cría masiva de agentes de control biológico.

El Gobierno de China ha elaborado diversas normas en materia de cuarentena para evitar la propagación de esta especie invasora. Y recientemente, la FAO y el CIAT ayudaron a las autoridades de Indonesia -país que no forma parte del proyecto- a importar avispas procedentes de Tailandia para hacer frente a las incursiones de cochinilla de la yuca en la isla de Java.

La prevención es la clave
La yuca es un cultivo versátil. Además de ser una fuente importante de alimentos, pueden elaborarse gránulos para piensos o productos industriales, desde adhesivos y textiles hasta papel y productos farmacéuticos.

Debido a que los pequeños agricultores son los principales productores de yuca, su creciente demanda significa que la industria tiene un excelente potencial para crear empleos y aumentar los ingresos en las comunidades rurales de la subregión del Gran Mekong.

Es por ello que la vigilancia contra las plagas es tan importante. Además de alentar a los países a tomar medidas de prevención, como el fortalecimiento de los procedimientos de cuarentena y el establecimiento de sistemas de vigilancia, la FAO ayudó a crear conciencia -especialmente en China, donde todavía no se han reportado incursiones- del riesgo de brotes de cochinilla.

Los Proyectos de Cooperación Técnica de la FAO (TCP) son proyectos focalizados catalizadores a corto plazo que aprovechan la experiencia técnica de la FAO para abordar problemas específicos de la agricultura, la pesca, la silvicultura y los medios de vida rurales de los países miembros de la FAO, obteniendo resultados tangibles e inmediatos de forma rentable.

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