Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA) Centroamérica

"Sacamos Producción Debajo de las Piedras": Realidades en el Corredor Seco Hondureño

24/11/2015

En la comunidad de Cerro Colorado, Municipio de Vado Ancho, departamento de El Paraíso, se ubica el hogar de la familia Rodríguez. Don Luis y su esposa Ana viven aquí con sus cuatro hijos, zona en donde los efectos de la sequía se agudizan año con año y hacen de la seguridad alimentaria y nutricional un reto.

Cerro Colorado es una de las muchas comunidades ubicadas en el Corredor Seco Centroamericano. Honduras es el país que tiene más superficie conformándolo (42,1% de la superficie total) en donde más de dos millones de hectáreas son afectadas por la sequía. 

Es en estas condiciones en donde Don Luis y su familia, pequeños productores de granos básicos, al igual que miles más ubicadas en esta región, deben día a día poner todo su esfuerzo para luchar contra el hambre y la desnutrición.

La inseguridad alimentaria y nutricional aqueja a 72 de cada 100 hondureños, siendo mayor la proporción en las zonas rurales; y la desnutrición crónica afecta al 23 por ciento de los niños menores de cinco años.

Las familias que viven en el Corredor Seco de Honduras tienen como actividad secundaria la producción propia de granos básicos, su principal actividad es el trabajo asalariado agrícola en explotaciones ajenas u otras ocupaciones laborales. Crece en general la importancia de los ingresos obtenidos fuera de la finca, tanto por la vía del salario como por remesas que llegan del exterior.

En esta comunidad, así como en el resto del Corredor Seco, la mayor parte de las viviendas son precarias, a nivel nacional El 54,6 por ciento de las familias productoras de granos básicos de subsistencia tienen viviendas con piso de tierra y las casas con energía eléctrica no alcanzan el 35 por ciento. También es difícil establecer a través de las encuestas de hogares el grado de propiedad plena, en cuanto a si cuentan o no con todos los documentos legales. 

Esta era la realidad de don Luis hasta hace cuatro años, pero luego de un proceso de capacitación y de atención de parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), por medio del Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA), poco a poco su realidad fue cambiando.

Hoy en día la familia Rodriguez ha transformado su escenario de producción. Las condiciones del suelo con poca cobertura y rocosa han mejorado con la puesta en marcha de buenas prácticas, entre ellas sistemas agroforestales, cosechadoras de agua y riego por goteo, que le han permitido pasar de 0,78 toneladas por hectárea (t/ha) de cultivo de maíz a 1,49 t/ha, alcanzando una estabilidad pues los meses de reserva de grano se han incrementado. Además, ahora cultivan plátano, yuca y otras hortalizas, algo que nunca creyeron realizar por las condiciones agroecológicas de las zona, y también aprovechan las cosechadoras de agua para cultivar peces.

"Hemos aprendido a utilizar bien las buenas prácticas. Miré aquí antes era un solo pedrero, no sacábamos casi nada de maíz y ahora hasta tenemos nuestro huerto familiar donde sacamos rábano, lechuga y zanahoria, sacamos producción debajo de las piedras. Todo esto ayuda para que los niños no se enfermen y coman mejor”, asegura don Luis Rodríguez.

Las familias atendidas en la zona del Corredor Seco tienen muy baja educación formal (2,3 años), lo que se constituye en una traba para su incorporación a procesos productivos más intensivos. Para seguir adecuadamente instrucciones sobre el uso de determinados insumos han dependido principalmente de la trasmisión oral o de la memorización en las demostraciones y capacitaciones técnicas recibidas.

Pero las condiciones han variado también en la infraestructura del hogar, Doña Ana muestra con orgullo su casa con pisos de cemento y paredes alisadas, al igual que su cocina que consta de fregadero y un fogón mejorado, lo que ha contribuido a disminuir las enfermedades respiratorias y diarreas.

“Antes nos llenábamos de humo y eso nos hacía enfermar e ir a cada rato al centro de salud, que queda largo en Vado Ancho, acá estamos largo del centro de salud y gastábamos más dinero en ir y venir”, informó.

La titularidad de los hogares sigue en su mayoría a cargo de varones. En el marco de la división genérica del trabajo en estos hogares, la actividad de preparar la tierra y sembrar sigue a cargo mayoritariamente de los hombres. Las mujeres son más visualizadas en las tareas de recolección y principalmente en las labores de poscosecha tales como el desenvainado del frijol, el desgranado del maíz y, por supuesto, todas las tareas vinculadas al procesamiento de los alimentos en el hogar o a su comercialización (tortillas u otros subproductos del maíz) en la comunidad y los mercados locales.

Para el conjunto de la región centroamericana, cerca de dos tercios de los hogares que siembran granos básicos se ubican por debajo de la línea de pobreza, según las definiciones nacionales de ese umbral. De los hogares que en Honduras siembran granos básicos el 60 por ciento se encuentran en condiciones de pobreza extrema. Los ingresos se calculan en 72 US dólares al mes, en relación al resto del Corredor Seco Centroamericano, el ingreso de las familias hondureñas es el más bajo (Nicaragua 91; Guatemala 92 y El Salvador 104 US dólares/mes). 

Contacto

Roger Argueta

Comunicaciones PESA - FAO

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