Programa España-FAO para América Latina y el Caribe

Realizan misión de análisis de buenas prácticas agrícolas para la resiliencia en el Corredor Seco Centroamericano

Participaron especialistas de la FAO, la Universidad Politécnica de Madrid e instituciones subregionales y nacionales, en el marco de un proyecto apoyado por la AECID

Guatemala/San Salvador, 12 de marzo de 2020.- Técnicos de la FAO, del Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo de la Universidad Politécnica de Madrid (itdUPM) y de institucionales subregionales y nacionales de Guatemala y El Salvador realizaron una misión de análisis y evaluación de sistemas productivos familiares que implementan buenas prácticas agrícolas para la adaptación al cambio climático y gestión integral de riesgo a desastres.

El objetivo de la misión fue contrastar buenas prácticas agrícolas para la resiliencia en el Corredor Seco, seleccionadas de entre un total de 160 prácticas incluidas en un inventario realizado por los especialistas de la Universidad Politécnica de Madrid.

 “En las áreas rurales de Guatemala y El Salvador, un alto porcentaje de la dieta se basa en maíz y frijol. Esto hace muy dependiente a la población rural de los granos básicos para su seguridad alimentaria y los vuelve vulnerables a los efectos climáticos”, explicó Diego Recalde, Representante de la FAO para Guatemala y El Salvador.

Entre las prácticas analizadas, implementadas con apoyo de la FAO, se encuentra el sistema agroforestal Kuxur Rum, reservas de granos básicos, sistemas de captación de agua, estufas de leña mejorada, estanques para la acuicultura, biofábricas comunitarias, técnicas agroecológicas para mejorar los suelos y diversificación productiva y de ingresos.

“Fortalecer el conocimiento de las familias, las comunidades y las organizaciones de productores a través de buenas prácticas que les permiten diversificar su producción y ser más resilientes al cambio climático, es una oportunidad para cambiar las condiciones de vida de las familias del Corredor Seco”, agregó el Representante de la FAO.

La misión permitió profundizar las características de las prácticas, contrastar el grado de apropiación, implementación, aplicabilidad y viabilidad en el terreno, y los resultados e impactos en las familias y comunidades, y sus posibilidades de escalamiento a nivel nacional. Del mismo modo, se evaluó la adecuación de la metodología a aplicar en campo para el monitoreo y evaluación de las buenas prácticas.

Esta actividad forma parte de un proyecto apoyado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), como parte del “Plan Intercoonecta”. El objetivo del proyecto es fortalecer la sostenibilidad, inclusión y resiliencia de los sistemas productivos de los países del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) ante el riesgo de desastres y el cambio climático, mediante una mejor gestión del conocimiento en la planificación, las inversiones y los programas agrícolas nacionales y subregionales.

Generar resiliencia en las familias

Kuxur Rum, en Chortí significa “Mi Tierra Húmeda”. Esta práctica agroforestal ancestral combina prácticas agrícolas y de manejo de suelos con especies forestales, principalmente la leguminosa Madre Cacao (Gliricidia sepium), para retener la humedad en el suelo y aumentar la fertilidad en nitrógeno.

 “La tierra donde nosotros trabajamos es bastante pobre. Antes sembrábamos y las cosechas eran bastante escasas”, cuenta Lucas Saldana, un agricultor familiar de Camotán, en Guatemala, que pone en práctica esta técnica.

En 2002, a través de un programa de la FAO, Lucas se capacitó en distintas técnicas agrícolas e inició la implementación de Kuxur Rum en su parcela.

“Con el paso de los años vemos los beneficios de Kuxur Rum; nos ha dado más humedad, mejora del suelo y de los cultivos. Además, nos da leña para utilizar en nuestros hogares”, agrega.

En la aldea de El Rodeo, también en Camotán, un grupo de mujeres buscó una solución a las pérdidas provocadas por la sequía y a la escasez que se produce entre los meses de abril y julio, lo que se conoce como “hambre estacional”: una reserva de granos básicos.

“La reserva tiene granos disponibles para las familias cuando tienen que comprar en tiempo de escasez y les ahorra el transporte. También tiene granos para la siembra de distintas variedades criollas y los presta para la siembra a sus socios”, explica Berta Pérez, Presidenta de la Reserva de granos básicos.

Diversificar la producción y el riesgo

En El Salvador, otros productores compartieron su experiencia en diversificación de cultivos para no depender del maíz y frijol y extender su actividad. Juan Carlos Rivera inició con la siembra de hortalizas y tuvo la idea de criar conejos.

“Inicié poco a poco con la reproducción y comercialización, en los mercados locales y luego a través de las redes sociales. Esto me ha ayudado mucho a llegar a más gente y a crecer”, cuenta Juan Carlos.

Tras esa primera experiencia exitosa incorporó codornices y gallinas de doble propósito para carne y huevos y actualmente realiza su venta directa y distribuye a varios restaurantes de la zona.

Por su parte, José Benitez, retornó a El Salvador y apostó por impulsar la agricultura escalonada donde combina la producción de frutas con hortalizas y plantas medicinales. Actualmente distribuye en los mercados locales y genera empleo permanente a tres familias de la zona.

Con estas iniciativas, las comunidades han podido resistir mejor los efectos de las sequías de los últimos años, que provocaron pérdidas de hasta el 70% de las cosechas de maíz en el Corredor Seco, generar más vías de ingresos y no depender exclusivamente de los granos básicos.