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Success as sweet as honey - Éxito tan dulce como la miel

28.01.2020

Women’s organizations in the El Chaco province of Bolivia find success harvesting honey from stingless bees

In the mountains of Bolivia’s Serranía del Iñao National Park, at the foot of the Eastern Cordillera, María Méndez carefully harvests honey from stingless bees. She works alongside about 160 women of all ages united in six honeybee associations in Monteagudo and Villa Vaca Guzman in the Chaco Province. Maria uses a syringe to delicately extract the honey, known for its distinct sweet and sour flavor and dark amber color. The women are solely responsible for the careful maintenance of these special, fragile bees. The producers collect enough honey for their families and sell the rest to make extra money that they use as they see fit.

Maria and the women follow the practices of their ancestors; meliponiculture, the keeping of these native stingless bees, has been practiced for centuries. The local indigenous community, the Guaraní people, raise Tetragonisca angustula, a type of stingless bee species. Locals call it various names, like abeja señorita, burro or negro.

The extraordinary honey is harvested primarily for its prized medicinal value. Since ancient times, the honey has been an essential medicine for the Guaraní people. The bees feed on native plants, whose flowers, rich in alkaloids and flavonoids, give the honey vitamins, minerals, and anti-bacterial and cicatrizing properties. Maria says she feeds it to her children to strengthen their immune systems against illness.

However, melipona honey has become a rare good. Deforestation and the introduction of the more productive European honeybee has led to the dwindling of the 350 known stingless bee species. Perfectly adapted to the local environment, these stingless bees are crucial pollinators. Their loss would lead to a decrease in biodiversity in Bolivian forests.

These women harvesting the honey are working to reinvigorate respect for local stingless bees and their unique honey. While they follow their ancestors’ traditions, they use modern innovations to scale-up their productions. In the past, empty pumpkins were used for the beehives; now, the women use wooden boxes that improve handling and the bees’ comfortability.

In 2018, the Mountain Partnership Secretariat and Slow Food met the melipona producers and began a partnership to improve the value chain of the honey product. Later that year, the melipona honey was granted the Mountain Partnership Products (MPP) initiative label.

The MPP label is a narrative label that tells the story of each mountain product, enabling consumers to make informed purchases by learning about products' origins and cultivation, processing and preservation methods, nutritional value and role in local cultures. The honey producers found that adding the MPP label to their honey made it more attractive to consumers, who became more aware of the honey’s medicinal value and of the women’s organization who produced it.

The honey is now sold in drugstores in Bolivia, such as common drugstore chain Bioleón. The producers were able to increase their sales price by more than 80 percent. (One litre of melipona honey, which once sold for 22 USD, is now sold for 40 USD.)

Maria, one of the leading producers, is expanding the operation through local workshops and trainings. She is a facilitator in meliponicultura and beekeeping in a local field-school.

She and the other producers feel proud to have a label on their honey that honors the place it calls home and the people who made it available to those living near and far. They are happy to know that their product and their story is spreading beyond the confines of their community. 

This year, the honey will be certified as organic through the mountain Participatory Guarantee System (PGS), a mountain-specific PGS designed for mountain agriculture to allow small-scale farmers to certify their organic products through an interactive, community-based approach. In October 2020, the melipona honey will be featured at Expo 2020 Dubai in an exhibit dedicated to the MPP Initiative, which has been selected as one of 25 Best Practices out of 1 175 from around the world.

Photos from Fundacion Pasos


Organizaciones de mujeres en el Chaco de Chuquisaca, Bolivia tienen éxito cosechando miel de abejas nativas sin aguijón (meliponas) 


En las montañas del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Serranía del Iñao de Bolivia, al pie de la Cordillera Oriental, María Méndez cosecha cuidadosamente miel de abejas nativas sin aguijón, de la especie Tetragonisca angustula, llamada señorita en Bolivia. Preserva a las abejas nativas sin aguijo junto 168 mujeres de todas las edades, organizadas en seis Asociaciones de abejas en los municipios de Monteagudo y Villa Vaca Guzmán, en las provincias del Gran Chaco de Chuquisaca. María usa una jeringa para extraer delicadamente la miel de abeja señorita, conocida por su distintivo sabor agridulce y color ámbar oscuro. Las mujeres y sus familias son las responsables del manejo cuidadoso de estas abejas especiales y frágiles, recolectan suficiente miel para sus familias y comercializan el resto para generar ingresos complementarios para la familia.

María y las mujeres siguen las prácticas de sus antepasados; la domesticación y crianza de abejas meliponas, ha sido desarrollada por las familias guaraní, en particular por las mujeres, desde tiempos inmemoriales. Las comunidades guaraníes y otras (quechuas) dentro el área de reserva Iñao, crían principalmente la abeja nativa sin aguijón señorita (Tetragonisca angustula). En la zona las especies de meliponas y trigonas, existen al menos 12 especies de interés para el manejo dentro la meliponicultura y son conocidas por tener nombres comunes muy curiosos: señorita, burro, burra, burrillo, negro, negro limón, bocaisapo, tancaro, tancarillo, ilinchupa, sañaro, opa.

La miel extraordinaria se cosecha principalmente por su preciado su sabor, contenido nutricional y valor medicinal. Desde la antigüedad, la miel ha sido una medicina esencial para la comunidad Guaranì. Las abejas se alimentan de plantas nativas, cuyas flores, ricas en alcaloides y flavonoides, le dan a la miel vitaminas, minerales y propiedades antibacterianas y cicatrizantes. María dice que se lo da a sus hijos para fortalecer su sistema inmunológico contra las enfermedades.

Sin embargo, la miel melipona se ha convertido en un alimento importante para la salud y alimentación de las familias de estas comunidades, pero su producción es poca y las especies en el Chaco de Chuquisaca y otras zonas del mundo se encuentran en extinción. La deforestación, el uso de agroquímicos, la introducción de la abeja africana apis melífera más productiva ha llevado a la disminución de las 350 especies de abejas en América latina. Perfectamente adaptadas al entorno local, estas abejas sin aguijón son polinizadores cruciales, su pérdida conduciría a una disminución de la biodiversidad en los bosques bolivianos y baja productividad de alimentos para los humanos.

Estas mujeres que cosechan la miel están trabajando para revitalizar el respeto por las abejas nativas sin aguijón locales y su miel única. Mientras siguen las tradiciones de sus antepasados, usan innovaciones para el manejo racional y sostenible de colmenas en meliponarios para incrementar la producción. En el pasado, las calabazas vacías se usaban para las colmenas de estas abejas en los aleros de su casa; ahora, las mujeres usan cajas de madera que mejoran el manejo, comodidad de las abejas y mejor rendimiento por colmena.

En 2018, la Secretaría de la Alianza para las Montañas y Slow Food se reunieron con los productores de melipona y comenzaron una asociación para mejorar la cadena de valor del producto de miel juntos con Fundación Pasos una organización local. Más tarde ese año, a la miel de melipona se le otorgó la etiqueta de iniciativa Mountain Partnership Products (MPP).

La etiqueta MPP es una etiqueta narrativa que cuenta la historia de cada producto de montaña, lo que permite a los consumidores realizar compras informadas aprendiendo sobre los orígenes de los productos y los métodos de cultivo, procesamiento y conservación, el valor nutricional y el papel en las culturas locales. Los productores de miel descubrieron que agregar la etiqueta MPP a su miel la hacía más atractiva para los consumidores, quienes se hicieron más conscientes del valor medicinal de la miel y de la organización de mujeres que la produjo. 

La miel ahora se comercializa en algunas droguerías (bioleón, Ecoterra) en Bolivia, como la cadena de farmacias. Las productoras pudieron aumentar su precio de venta en más del 80 por ciento. (Un litro de miel de melipona, que una vez se vendió por 22 USD, ahora se vende por 40 USD).

María, una de las principales productoras, está expandiendo la operación a través de talleres y capacitaciones locales. Es facilitadora de meliponicultura y apicultura en una escuela de campo.
Ella y los otros productores se sienten orgullosos de tener una etiqueta en su miel que honra el lugar al que llama hogar y las personas que lo pusieron a disposición de quienes viven cerca y lejos. Están felices de saber que su producto y su historia se está extendiendo más allá de los límites de su comunidad.

Este año, la miel será certificada como orgánica a través del Sistemas Participativos de Garantía de Montaña (SPG), un SPG viables para la agricultura orgánica en las montañas para permitir a los pequeños agricultores certificar sus productos orgánicos a través de un enfoque interactivo basado en la comunidad. Además la miel de melipona se presentará en Expo 2020 Dubái en una exposición dedicada a la Iniciativa MPP, que ha sido seleccionada como una de las 25 mejores prácticas de las 1 175 de todo el mundo. 

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