Nuevo atlas sobre la migración rural en el África subsahariana
El desarrollo de las zonas rurales puede conformar el futuro de la migración
Este hecho respalda las estimaciones globales que indican que el número de personas que se desplazan dentro de sus países es seis veces mayor que el número de emigrantes.
África Subsahariana: contexto y características demográficas únicas
La población de África subsahariana creció en 645 millones de personas entre 1975 y 2015, y se prevé que alcance los 1 400 millones en los próximos cuarenta años (para 2055), una explosión demográfica única en la historia mundial.
Para mediados de este siglo, se estima que la población rural en África subsahariana aumente en un 63 por ciento. Es la única región del mundo donde la población rural continuará creciendo después de 2050.
Para un continente africano que es básicamente rural, este crecimiento demográfico significa un enorme aumento de la mano de obra (alrededor de 220 millones de jóvenes rurales llegarán a la edad laboral en los próximos 15 años), áreas rurales más densamente pobladas y una gran presión sobre el sector agrícola, haciendo más imperiosa que nunca la necesidad de diversificar la economía y crear empleo.
¿Quién está migrando?
Los migrantes rurales son en su mayoría jóvenes, y en su mayor parte proceden de familias campesinas.
Alrededor del 60 por ciento de los migrantes rurales tienen entre 15 y 34 años. Sobre todo son hombres; sin embargo, en algunos países como Mozambique, República Democrática del Congo o Burkina, las mujeres son mayoría entre las personas que migran.
En general, la población rural tiene posee un nivel de estudios más bajo que los residentes urbanos, y los migrantes rurales no son excepción. No obstante, los migrantes tienden a pasar más años en la escuela que los no migrantes.
Más urbana, pero también más rural
A diferencia de otras partes del mundo, África subsahariana se ha vuelto más urbana, pero sin haberse industrializado. Las ciudades se caracterizan por un sector informal urbano precario, a menudo con pobreza persistente y oportunidades limitadas de empleo formal. Más que en ninguna otra región, los africanos se trasladan no solo a las ciudades, sino también fuera de ellas y de una zona rural a otra.
Un extenso mercado en la capital de Senegal. El África subsahariana se ha vuelto más urbano, pero no más industrializado. Con limitadas oportunidades de empleo formal, muchos africanos no solo se trasladan a las ciudades, también las abandonan ©FAO/Jane Hahn
Cambio climático y migración
África subsahariana es especialmente vulnerable al cambio climático, debido a su gran dependencia de la producción agrícola de secano -que representa el 96 por ciento de las tierras agrícolas-, y una capacidad económica e institucional limitada para adaptarse a los impactos del clima.
Hay estudios que indican que las regiones tropicales experimentarán pérdidas en las cosechas de trigo y maíz como consecuencia incluso de ligeros cambios en las temperaturas. Se estima que las pérdidas para los principales cereales serán de alrededor del 20 por ciento para 2050, si no se toman medidas para mitigar las consecuencias del cambio climático.
El atlas refleja los complejos vínculos existentes entre el cambio climático y la migración rural. Si bien es cierto que los problemas ambientales pueden influir en la migración, la decisión de migrar también está determinada por factores sociales, económicos y políticos.
Futuro de la migración: impredecible pero manejable
Si bien la complejidad de los factores interconectados que impulsan la migración hacen imposible predecir con exactitud las dinámicas migratorias en el futuro, el atlas llama la atención sobre variables cruciales, -como el tamaño de la población rural, la ubicación y ocurrencia de eventos climáticos extremos, los niveles de pobreza y hambre; oportunidades de empleo o la calidad de la gobernanza-, con el objetivo de identificar posibles escenarios migratorios para el futuro.
El atlas señala además que gestionar el futuro de la migración debería incluir canales para la migración segura, ordenada y regular; el desarrollo de grandes ciudades sostenibles; mayor inversión en ciudades intermedias; y el desarrollo de hábitats rurales más pequeños que cuenten con servicios de calidad.
También se subraya que la decisión de una persona rural de migrar no debería estar impuesta por la supervivencia o la búsqueda de una vida digna, sino basada en una aspiración a nuevas experiencias. Para que eso suceda, es necesario invertir en agricultura y desarrollo rural y adoptar una perspectiva territorial, fomentando los vínculos rural-urbanos que ayudarán a transformar las zonas rurales de África en “refugios seguros” que ofrezcan una vida mejor.
Atendiendo un huerto, dentro de una iniciativa de la FAO que apoya a jóvenes en riesgo de migrar. Más de uno de cada diez etíopes vive en el extranjero. Crear oportunidades de empleo agrícola –y no agrícola- en las zonas rurales es clave para abordar la migración ©FAO/Tamiru Legesse
