El gusano cogollero sigue propagándose y se vuelve más destructivo
La FAO pide 23 millones de dólares para ampliar la campaña contra la plaga: el objetivo es llegar a más de 500 000 agricultores en 2018
28 de junio de 2018, Roma - El gusano cogollero del maíz sigue propagándose a áreas cada vez mayores de los países del África subsahariana y se vuelve más destructivo, a medida que ataca a más cultivos y a diferentes partes de las plantas, y aumenta su apetito por el sorgo y el mijo, además del maíz.
La plaga podría extenderse a África del Norte, Europa meridional y el Cercano Oriente, según advirtió hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La Organización ha pedido que se intensifique de forma generalizada la campaña contra el gusano -también denominado "oruga tardía" (spodoptera frugiperda)-, con la idea de entrenar a más de 500 000 agricultores a gestionar la plaga a través de Escuelas de campo para agricultores en el África Subsahariana.
"El gusano cogollero podría hacer padecer hambre a 300 millones de personas en África subsahariana, ya que ha infestado campos de maíz y sorgo en 44 países en un área de más de 22 millones de km2, superficie equivalente a la Unión Europea, Australia y los Estados Unidos de América juntos", explicó Bukar Tijani, Director General Adjunto de la FAO y Representante Regional para África, en el curso de una reunión en Roma de socios que aportan recursos. "Estamos especialmente preocupados por el desastroso impacto que la plaga puede tener en países que ya se enfrentan a crisis".
Hasta la fecha, la FAO ha invertido más de 9 millones de dólares de su presupuesto regular y movilizado 12 millones para sus programas para combatir el gusano cogollero.
"A pesar de las significativas contribuciones de socios financieros y de gobiernos, sigue habiendo un gran agujero financiero. Aunque aplaudimos las contribuciones de una amplia gama de socios de recursos, incluyendo de los países africanos afectados por la plaga, es necesario cubrir urgentemente un grave déficit de 23 millones de dólares EEUU para permitir que la FAO ayude de forma eficaz a los países a hacer frente a los retos del gusano cogollero en 2018", señaló Tijani.
La plaga apareció por primera vez en el continente en 2016, en África occidental. En la actualidad, se ha extendido rápidamente por el África subsahariana, y ahora solo 10 países (la mayor parte en África del norte) no están infestados.
Los pequeños campesinos -la inmensa mayoría de las decenas de millones de productores de maíz del África subsahariana- son los más afectados por el gusano cogollero, y cualquier daño adicional infligido por la plaga tendría consecuencias drásticas en sus vidas.
Por ejemplo, si el 20 por ciento de su producción anual de maíz se perdiera a causa del gusano cogollero, resultaría en un déficit de 16 millones de toneladas de este cereal, por valor de casi 5 000 millones de dólares EEUU.
Hora de ampliar la campaña contra el gusano cogollero
"En 2017, la FAO y sus socios levantaron una sólida línea de defensa contra la plaga", explicó Tijani.
"Hemos desarrollado herramientas y aplicado medidas para hacer frente al gusano -aseguró Tijani-, desde capacitar a agricultores y extensionistas sobre cómo aplicar remedios locales -como recolectar larvas de gusano cogollero muertas de forma natural por los patógenos, elaborando una mezcla de estos patógenos para aplicarla sobre los cultivos infestados y matar la plaga-, hasta equiparles con aplicaciones móviles para que puedan reconocer a su nuevo enemigo más rápidamente y obtener consejos inmediatos sobre cómo combatirlo".
"Los campesinos entrenados en la gestión del gusano cogollero pueden ahora detectar antes las infestaciones y proteger mejor sus cultivos, e informan de menos daños. La base está ahí. Solo necesitamos ampliarla: capacitar este año a más de 500 000 campesinos en 20 000 Escuelas de campo para agricultores en todo el África Subsahariana, apoyar a los países muy vulnerables donde la plaga se ha generalizado y la capacidad para gestionarla es baja, desarrollar recursos en los idiomas locales y lograr que los gobiernos aceleren las medidas sostenibles frente al insecto, como el uso de bioplaguicidas", añadió.
En la reunión, los socios que aportan recursos destacaron la función de coordinación de la FAO para combatir el gusano cogollero y apoyaron su enfoque del manejo integrado de plagas (MIP), que implica gestionar la amenaza del gusano cogollero de manera eficaz y sostenible a nivel económico y ambiental.
La FAO está colaborando estrechamente con socios de recursos como CIMMYT, IITA, ICIPE y CABI para encontrar soluciones sostenibles para el control del FAM. Esto incluye un esfuerzo coordinado y sistemático para desarrollar métodos de control cultural, resistencia de las plantas, control biológico y pesticidas biológicos. Se estima que se necesitan unos 30 millones de dólares EE.UU para apoyar la investigación relacionada con este tema en los próximos cinco años.
La respuesta de la FAO hasta la fecha
La FAO tomó medidas inmediatas tan pronto como se detectó la presencia del gusano cogollero en África, entre ellas: reunir a expertos para compartir conocimientos y experiencias sobre la gestión sostenible de la plaga; desarrollar herramientas (manuales para agricultores, aplicaciones móviles, plataforma web) para crear mejores mecanismos de alerta, seguimiento y respuesta; y apoyar a los países para mitigar el daño causado por la plaga, desarrollando planes de acción y políticas, y capacitando a los extensionistas y agricultores.
En octubre de 2017, la FAO lanzó un programa para hacer frente al gusano cogollero de 87 millones de dólares EEUU. El programa recibe fondos de Bélgica, Irlanda, Japón y los Estados Unidos de América.
En África se desarrollan más de 30 proyectos apoyados por la FAO para combatir la plaga. Estos incluyen la capacitación hasta la fecha de 20 000 campesinos y agentes de extensión que trabajan sobre el terreno. Es parte de la labor de las Escuelas de campo para agricultores de la FAO para identificar e informar sobre las infestaciones de gusanos cogolleros utilizando el control mecánico (eliminar la plaga a mano), aplicando bioplaguicidas (plantas de tabaco y margosa -neem-) y usando enemigos naturales (como las hormigas) para destruir la plaga.
La FAO ofrece también asesoramiento técnico y normativo sobre el manejo de plaguicidas y participa en la vigilancia del uso de insecticidas químicos.
La Organización de la ONU advierte además contra el uso intensivo de plaguicidas, que puede ser perjudicial para las personas y su entorno -y a largo plazo-, y recomienda el uso de bioplaguicidas -incluyendo los basados en bacterias, virus y hongos-, que se han ensayado, desarrollado, registrado y utilizado con éxito en las Américas, donde la plaga tiene su origen.
Estas medidas están en línea con una gestión sostenible a largo plazo del gusano cogollero, ya que la plaga no se puede erradicar, y los agricultores africanos deben aprender a manejarla sin poner en peligro su salud y su medio ambiente.
La FAO ha desarrollado igualmente un marco para establecer asociaciones, de modo que las organizaciones que se unan a la lucha contra el gusano cogollero puedan seguir las directrices sobre el manejo sostenible de la plaga a la hora de desarrollar sus proyectos y programas.
