Preguntas frecuentes sobre la lucha contra las plagas y la gestión de plaguicidas
Información actualizada a 12 de mayo de 2021
¿Qué se entiende por "plaguicidas"?
Los plaguicidas son cualquier sustancia o mezcla de sustancias de ingredientes químicos o biológicos utilizados para repeler, destruir o controlar cualquier plaga o regular el crecimiento de la planta. El término "plaguicida" se aplica para designar insecticidas, herbicidas, fungicidas, rodenticidas, molusquicidas, productos para la conservación de la madera y otras sustancias diversas utilizadas para el control de las plagas. Estas sustancias también incluyen reguladores del crecimiento de las plantas, defoliantes y desecantes.
El uso de plaguicidas en la agricultura se remonta a hace miles de años. No obstante, estos productos comenzaron a aplicarse de forma generalizada a partir de la década de 1940 debido al crecimiento de los plaguicidas químicos sintéticos y el rápido desarrollo de bioplaguicidas en el último decenio. Actualmente, hay más de mil plaguicidas disponibles en el mercado (incluidos plaguicidas químicos, microbianos, semiquímicos y botánicos).
¿Hay cabida para los plaguicidas en la agricultura sostenible?
La visión de la FAO en favor de una alimentación y una agricultura sostenibles se basa en que los alimentos deberían ser inocuos, nutritivos y accesibles para todos y en que los recursos naturales deberían gestionarse de tal forma que se preserven las funciones de los ecosistemas para responder a las necesidades humanas del presente y el futuro, lo cual implica mantener un delicado equilibrio.
La FAO estima que entre el 20 % y el 40 % del rendimiento mundial de los cultivos se pierden cada año debido a los daños causados por las plagas de las plantas. No podemos permitirnos pérdidas de cosechas, ya que la inseguridad alimentaria sigue creciendo a medida que aumenta la población y ante los desafíos climáticos. La producción mundial de alimentos debe incrementarse hasta un 50 % para 2050 a fin de alimentar a una población en aumento. El control de plagas es esencial para alcanzar el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS 2), a saber, poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible para 2030.
La FAO promueve el manejo integrado de plagas (MIP) para la protección sostenible de los cultivos. El MIP reúne diversas estrategias basadas en los ecosistemas, así como todas las técnicas y prácticas de control de plagas disponibles que desalientan el desarrollo de poblaciones de plagas y recomiendan el uso racional de plaguicidas únicamente en última instancia en ausencia de otras alternativas no químicas adecuadas, y su aplicación de forma apropiada a fin de reducir los riesgos que entrañan para la salud humana y el medio ambiente.
¿Qué papel desempeña la FAO en la gestión de plaguicidas?
La FAO aborda la gestión de plaguicidas de forma integral, considerando todas las medidas reglamentarias y técnicas necesarias en el ciclo de vida útil de estos productos para garantizar su inocuidad y eficacia, sin efectos adversos para el medio ambiente y la salud tanto de los seres humanos como de los animales, las plantas y los ecosistemas. Este enfoque se describe en el Código Internacional de Conducta para la Gestión de Plaguicidas, elaborado por la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Abarca todas las etapas de la elaboración de plaguicidas -comprende la fabricación, formulación, registro, envasado, distribución, almacenamiento, transporte, uso y eliminación final de un producto plaguicida o de su envase-.
La FAO trabaja en el marco del Código de conducta y brinda a los países asesoramiento técnico, normativo y estratégico con el fin de reducir los riesgos asociados con el uso de plaguicidas a lo largo de su ciclo de vida útil. Como parte de su labor en esta esfera, la FAO ha elaborado 46 directrices técnicas y un kit de herramientas para el registro de plaguicidas, a fin de ayudar a los Estados Miembros en lo que atañe al registro y la realización de evaluaciones de riesgos con base científica. La FAO respalda el fomento de la capacidad nacional para el manejo de plaguicidas y promueve la colaboración regional.
¿En qué consiste el MIP?
Con el MIP se hace hincapié en el crecimiento de cultivos sanos, perturbando lo menos posible los ecosistemas agrícolas y fomentando los mecanismos naturales de control de plagas. Combina conocimientos tradicionales o locales con tecnologías modernas y limita el uso de plaguicidas, al tiempo que reconoce que hay situaciones en las que estas sustancias son necesarias como último recurso a falta de alternativas adecuadas. Cuando se considera necesario su uso, la selección cuidadosa y el cumplimiento de las directrices sobre el manejo de plaguicidas son fundamentales para reducir los riesgos para la salud humana y ambiental. Los bioplaguicidas, de origen natural y considerados más respetuosos con el medio ambiente, constituyen una parte importante del MIP y ayudan a reducir el uso de plaguicidas químicos.
Los programas de MIP de la FAO han demostrado que es posible reducir considerablemente el uso de plaguicidas sin menoscabar el rendimiento de los cultivos ni los beneficios de los agricultores, incluso en zonas con una mayor presión de las plagas. Hasta ahora, unos 10 millones de agricultores han recibido formación sobre procedimientos de MIP a través de la FAO y de programas regionales de escuelas de campo para agricultores en más de 95 países de África, América Latina y el Caribe, Asia y Europa oriental.
¿Cómo lleva a cabo la FAO sus actividades sobre el terreno para reducir el uso de plaguicidas y sus riesgos?
La FAO fomenta la reducción del uso de plaguicidas y sus riesgos respaldando a los gobiernos en la regulación del tipo de plaguicidas a los que pueden acceder los agricultores y reforzando los sistemas de inspección y control, así como los marcos normativos para evaluar, prohibir o desalentar el uso de los plaguicidas más tóxicos.
La FAO también colabora directamente con los productores a través de escuelas de campo para agricultores en más de 100 países en aras de fomentar su capacidad de gestionar de forma integrada tanto las plagas como los plaguicidas, mejorar su seguridad alimentaria y sus medios de vida y concienciar acerca de los riesgos que plantean los plaguicidas químicos, así como de alternativas eficaces y de bajo riesgo tales como los bioplaguicidas.
¿Qué función desempeña la FAO a nivel mundial?
La FAO lidera la labor de las Naciones Unidas en materia de plaguicidas y proporciona un marco internacional para el manejo de los mismos; además, apoya a los países para que puedan aplicar políticas, tecnologías y mejores prácticas en los planos nacional y regional. La FAO y sus asociados han elaborado instrumentos de políticas clave que guían a los países mediante el establecimiento de un entorno legislativo y reglamentario adecuado para la gestión de los plaguicidas y los riesgos que entrañan. Estos instrumentos pueden ser de carácter voluntario como, por ejemplo, directrices técnicas, herramientas o códigos de conducta, o jurídicamente vinculantes, como el Convenio de Rotterdam, que entró en vigor en 2004.
La FAO también ha colaborado con la OMS en la adopción de más de 5 000 normas del Codex Alimentarius sobre el establecimiento de límites máximos de residuos en los alimentos, y más de 3 000 sobre normas de calidad para plaguicidas. Las evaluaciones realizadas por algunos órganos de asesoramiento científico -a saber, la Reunión Conjunta FAO/OMS sobre Residuos de Plaguicidas y la Reunión Conjunta FAO/OMS sobre las Especificaciones de Plaguicidas - contribuyen a establecer normas internacionales que ayudan a los países a evaluar y reducir los riesgos de los plaguicidas.
Eliminar los riesgos de plaguicidas muy peligrosos ha constituido una prioridad en la gestión internacional de productos químicos. Actualmente, la FAO está elaborando, junto con la OMS y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), un plan de acción mundial sobre plaguicidas altamente peligrosos destinado a reducir significativamente los riesgos asociados con ellos antes de 2030.
¿Quiénes son los asociados de la FAO en la lucha contra las plagas y la gestión de plaguicidas?
La FAO colabora con todas las partes interesadas para hacer frente a los retos que plantean la lucha contra las plagas y la gestión de plaguicidas Entre los principales asociados se encuentran organizaciones internacionales y regionales, organismos gubernamentales y de otra índole, universidades y centros de investigación y el sector privado. La FAO viene colaborando con todos sus asociados a fin de elaborar directrices técnicas y abordar cuestiones de emergencia a nivel mundial en relación con el manejo de plaguicidas.
La FAO lidera, junto con otras organizaciones internacionales, iniciativas en materia de gestión de productos agroquímicos, prestando especial atención a plaguicidas muy peligrosos a través del Programa interinstitucional para la gestión racional de las sustancias químicas y el Enfoque estratégico para la gestión de productos químicos a nivel internacional.
¿Qué función desempeña el sector privado?
La FAO considera que la colaboración con el sector privado puede ayudar a encontrar formas innovadoras y eficaces de abordar algunos de los retos a los que se enfrenta la agricultura sostenible. En la actualidad, la FAO ha suscrito más de 30 acuerdos formales de colaboración con entidades del sector privado.
Entre los ejemplos de este tipo de colaboración entre la FAO y organizaciones del sector privado en la lucha contra las plagas y la gestión de plaguicidas cabe citar los siguientes:
Compromiso e inversiones del sector privado en investigación e innovación en la lucha contra las plagas y la gestión de plaguicidas. Ante el brote reciente del gusano cogollero del maíz, numerosas empresas privadas han elaborado diversas tecnologías y productos innovadores de control biológico y físico, como bioplaguicidas, enemigos naturales y equipos de trampeo. Estas soluciones son esenciales en el seguimiento y la gestión sostenible de esta devastadora plaga que supone una amenaza para la seguridad alimentaria en África, Asia y el Cercano Oriente.
Compromiso del sector privado para ayudar a facilitar el desarrollo y el uso de tecnologías inteligentes e innovadoras. En colaboración con el sector de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), la FAO ha elaborado un sistema de monitoreo y alerta temprana para el gusano cogollero. Este sistema permite a la FAO vigilar in situ los brotes del gusano cogollero y brindar asesoramiento técnico de forma oportuna a los Estados Miembros y a los agricultores al respecto.
En colaboración con el sector privado, se están llevando a cabo intervenciones para combatir el brote de la langosta del desierto en África oriental.
La FAO colabora con el sector privado para ampliar la vigilancia y la notificación de infestaciones acridianas. Estas mejoras han revestido suma importancia en la protección de la seguridad alimentaria y los medios de vida de millones de personas.
A través de la colaboración con el sector privado, la FAO puede acceder a datos, innovaciones, prácticas y tecnologías y ayudar a compartir información y conocimientos entre todas las partes interesadas para incrementar la adopción de medidas positivas y acelerar el cambio.
La FAO es totalmente transparente respecto de los compromisos que asume con el sector privado. Ello comporta proporcionar a todas las partes interesadas, incluido el público en general, información sobre el volumen de participación del sector privado, los nombres de las entidades con las que la Organización de las Naciones Unidas colabora y la naturaleza de las actividades correspondientes. La FAO también se asegura de que la colaboración con el sector privado esté en consonancia con el mandato, las actividades y los objetivos de la Organización, y de que dicha colaboración contribuya a la consecución de los mismos. La transparencia es esencial para garantizar el mantenimiento y la salvaguarda de la neutralidad y la integridad de la Organización.
¿Qué se entiende por "plaguicidas"?
Los plaguicidas son cualquier sustancia o mezcla de sustancias de ingredientes químicos o biológicos utilizados para repeler, destruir o controlar cualquier plaga o regular el crecimiento de la planta. El término "plaguicida" se aplica para designar insecticidas, herbicidas, fungicidas, rodenticidas, molusquicidas, productos para la conservación de la madera y otras sustancias diversas utilizadas para el control de las plagas. Estas sustancias también incluyen reguladores del crecimiento de las plantas, defoliantes y desecantes.
El uso de plaguicidas en la agricultura se remonta a hace miles de años. No obstante, estos productos comenzaron a aplicarse de forma generalizada a partir de la década de 1940 debido al crecimiento de los plaguicidas químicos sintéticos y el rápido desarrollo de bioplaguicidas en el último decenio. Actualmente, hay más de mil plaguicidas disponibles en el mercado (incluidos plaguicidas químicos, microbianos, semiquímicos y botánicos).
¿Hay cabida para los plaguicidas en la agricultura sostenible?
La visión de la FAO en favor de una alimentación y una agricultura sostenibles se basa en que los alimentos deberían ser inocuos, nutritivos y accesibles para todos y en que los recursos naturales deberían gestionarse de tal forma que se preserven las funciones de los ecosistemas para responder a las necesidades humanas del presente y el futuro, lo cual implica mantener un delicado equilibrio.
La FAO estima que entre el 20 % y el 40 % del rendimiento mundial de los cultivos se pierden cada año debido a los daños causados por las plagas de las plantas. No podemos permitirnos pérdidas de cosechas, ya que la inseguridad alimentaria sigue creciendo a medida que aumenta la población y ante los desafíos climáticos. La producción mundial de alimentos debe incrementarse hasta un 50 % para 2050 a fin de alimentar a una población en aumento. El control de plagas es esencial para alcanzar el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS 2), a saber, poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible para 2030.
La FAO promueve el manejo integrado de plagas (MIP) para la protección sostenible de los cultivos. El MIP reúne diversas estrategias basadas en los ecosistemas, así como todas las técnicas y prácticas de control de plagas disponibles que desalientan el desarrollo de poblaciones de plagas y recomiendan el uso racional de plaguicidas únicamente en última instancia en ausencia de otras alternativas no químicas adecuadas, y su aplicación de forma apropiada a fin de reducir los riesgos que entrañan para la salud humana y el medio ambiente.
¿Qué papel desempeña la FAO en la gestión de plaguicidas?
La FAO aborda la gestión de plaguicidas de forma integral, considerando todas las medidas reglamentarias y técnicas necesarias en el ciclo de vida útil de estos productos para garantizar su inocuidad y eficacia, sin efectos adversos para el medio ambiente y la salud tanto de los seres humanos como de los animales, las plantas y los ecosistemas. Este enfoque se describe en el Código Internacional de Conducta para la Gestión de Plaguicidas, elaborado por la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Abarca todas las etapas de la elaboración de plaguicidas -comprende la fabricación, formulación, registro, envasado, distribución, almacenamiento, transporte, uso y eliminación final de un producto plaguicida o de su envase-.
La FAO trabaja en el marco del Código de conducta y brinda a los países asesoramiento técnico, normativo y estratégico con el fin de reducir los riesgos asociados con el uso de plaguicidas a lo largo de su ciclo de vida útil. Como parte de su labor en esta esfera, la FAO ha elaborado 46 directrices técnicas y un kit de herramientas para el registro de plaguicidas, a fin de ayudar a los Estados Miembros en lo que atañe al registro y la realización de evaluaciones de riesgos con base científica. La FAO respalda el fomento de la capacidad nacional para el manejo de plaguicidas y promueve la colaboración regional.
¿En qué consiste el MIP?
Con el MIP se hace hincapié en el crecimiento de cultivos sanos, perturbando lo menos posible los ecosistemas agrícolas y fomentando los mecanismos naturales de control de plagas. Combina conocimientos tradicionales o locales con tecnologías modernas y limita el uso de plaguicidas, al tiempo que reconoce que hay situaciones en las que estas sustancias son necesarias como último recurso a falta de alternativas adecuadas. Cuando se considera necesario su uso, la selección cuidadosa y el cumplimiento de las directrices sobre el manejo de plaguicidas son fundamentales para reducir los riesgos para la salud humana y ambiental. Los bioplaguicidas, de origen natural y considerados más respetuosos con el medio ambiente, constituyen una parte importante del MIP y ayudan a reducir el uso de plaguicidas químicos.
Los programas de MIP de la FAO han demostrado que es posible reducir considerablemente el uso de plaguicidas sin menoscabar el rendimiento de los cultivos ni los beneficios de los agricultores, incluso en zonas con una mayor presión de las plagas. Hasta ahora, unos 10 millones de agricultores han recibido formación sobre procedimientos de MIP a través de la FAO y de programas regionales de escuelas de campo para agricultores en más de 95 países de África, América Latina y el Caribe, Asia y Europa oriental.
¿Cómo lleva a cabo la FAO sus actividades sobre el terreno para reducir el uso de plaguicidas y sus riesgos?
La FAO fomenta la reducción del uso de plaguicidas y sus riesgos respaldando a los gobiernos en la regulación del tipo de plaguicidas a los que pueden acceder los agricultores y reforzando los sistemas de inspección y control, así como los marcos normativos para evaluar, prohibir o desalentar el uso de los plaguicidas más tóxicos.
La FAO también colabora directamente con los productores a través de escuelas de campo para agricultores en más de 100 países en aras de fomentar su capacidad de gestionar de forma integrada tanto las plagas como los plaguicidas, mejorar su seguridad alimentaria y sus medios de vida y concienciar acerca de los riesgos que plantean los plaguicidas químicos, así como de alternativas eficaces y de bajo riesgo tales como los bioplaguicidas.
¿Qué función desempeña la FAO a nivel mundial?
La FAO lidera la labor de las Naciones Unidas en materia de plaguicidas y proporciona un marco internacional para el manejo de los mismos; además, apoya a los países para que puedan aplicar políticas, tecnologías y mejores prácticas en los planos nacional y regional. La FAO y sus asociados han elaborado instrumentos de políticas clave que guían a los países mediante el establecimiento de un entorno legislativo y reglamentario adecuado para la gestión de los plaguicidas y los riesgos que entrañan. Estos instrumentos pueden ser de carácter voluntario como, por ejemplo, directrices técnicas, herramientas o códigos de conducta, o jurídicamente vinculantes, como el Convenio de Rotterdam, que entró en vigor en 2004.
La FAO también ha colaborado con la OMS en la adopción de más de 5 000 normas del Codex Alimentarius sobre el establecimiento de límites máximos de residuos en los alimentos, y más de 3 000 sobre normas de calidad para plaguicidas. Las evaluaciones realizadas por algunos órganos de asesoramiento científico -a saber, la Reunión Conjunta FAO/OMS sobre Residuos de Plaguicidas y la Reunión Conjunta FAO/OMS sobre las Especificaciones de Plaguicidas - contribuyen a establecer normas internacionales que ayudan a los países a evaluar y reducir los riesgos de los plaguicidas.
Eliminar los riesgos de plaguicidas muy peligrosos ha constituido una prioridad en la gestión internacional de productos químicos. Actualmente, la FAO está elaborando, junto con la OMS y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), un plan de acción mundial sobre plaguicidas altamente peligrosos destinado a reducir significativamente los riesgos asociados con ellos antes de 2030.
¿Quiénes son los asociados de la FAO en la lucha contra las plagas y la gestión de plaguicidas?
La FAO colabora con todas las partes interesadas para hacer frente a los retos que plantean la lucha contra las plagas y la gestión de plaguicidas Entre los principales asociados se encuentran organizaciones internacionales y regionales, organismos gubernamentales y de otra índole, universidades y centros de investigación y el sector privado. La FAO viene colaborando con todos sus asociados a fin de elaborar directrices técnicas y abordar cuestiones de emergencia a nivel mundial en relación con el manejo de plaguicidas.
La FAO lidera, junto con otras organizaciones internacionales, iniciativas en materia de gestión de productos agroquímicos, prestando especial atención a plaguicidas muy peligrosos a través del Programa interinstitucional para la gestión racional de las sustancias químicas y el Enfoque estratégico para la gestión de productos químicos a nivel internacional.
¿Qué función desempeña el sector privado?
La FAO considera que la colaboración con el sector privado puede ayudar a encontrar formas innovadoras y eficaces de abordar algunos de los retos a los que se enfrenta la agricultura sostenible. En la actualidad, la FAO ha suscrito más de 30 acuerdos formales de colaboración con entidades del sector privado.
Entre los ejemplos de este tipo de colaboración entre la FAO y organizaciones del sector privado en la lucha contra las plagas y la gestión de plaguicidas cabe citar los siguientes:
Compromiso e inversiones del sector privado en investigación e innovación en la lucha contra las plagas y la gestión de plaguicidas. Ante el brote reciente del gusano cogollero del maíz, numerosas empresas privadas han elaborado diversas tecnologías y productos innovadores de control biológico y físico, como bioplaguicidas, enemigos naturales y equipos de trampeo. Estas soluciones son esenciales en el seguimiento y la gestión sostenible de esta devastadora plaga que supone una amenaza para la seguridad alimentaria en África, Asia y el Cercano Oriente.
Compromiso del sector privado para ayudar a facilitar el desarrollo y el uso de tecnologías inteligentes e innovadoras. En colaboración con el sector de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), la FAO ha elaborado un sistema de monitoreo y alerta temprana para el gusano cogollero. Este sistema permite a la FAO vigilar in situ los brotes del gusano cogollero y brindar asesoramiento técnico de forma oportuna a los Estados Miembros y a los agricultores al respecto.
En colaboración con el sector privado, se están llevando a cabo intervenciones para combatir el brote de la langosta del desierto en África oriental.
La FAO colabora con el sector privado para ampliar la vigilancia y la notificación de infestaciones acridianas. Estas mejoras han revestido suma importancia en la protección de la seguridad alimentaria y los medios de vida de millones de personas.
A través de la colaboración con el sector privado, la FAO puede acceder a datos, innovaciones, prácticas y tecnologías y ayudar a compartir información y conocimientos entre todas las partes interesadas para incrementar la adopción de medidas positivas y acelerar el cambio.
La FAO es totalmente transparente respecto de los compromisos que asume con el sector privado. Ello comporta proporcionar a todas las partes interesadas, incluido el público en general, información sobre el volumen de participación del sector privado, los nombres de las entidades con las que la Organización de las Naciones Unidas colabora y la naturaleza de las actividades correspondientes. La FAO también se asegura de que la colaboración con el sector privado esté en consonancia con el mandato, las actividades y los objetivos de la Organización, y de que dicha colaboración contribuya a la consecución de los mismos. La transparencia es esencial para garantizar el mantenimiento y la salvaguarda de la neutralidad y la integridad de la Organización.

Tratamiento de cultivos para el control de la plaga de langostas del desierto.