Sierra Leona: más allá de la agricultura de subsistencia
Promover el crecimiento económico a través de la agricultura
12 de abril de 2011, Sierra Leona – Fatmata Sesay se toma las cosas en serio.
“Espero que dentro de cinco años estemos vendiendo en el mercado internacional”, aseguró esta campesina de 45 años de edad de Kailahun, en la región oriental de Sierra Leona.
Como responsable de una organización de campesinos –muchas de ellas mujeres que enviudaron durante la brutal guerra civil que sufrió el país– sabe que la fuerza procede del número.
Con anterioridad, Sesay cultivaba lo justo para alimentar a su familia. Si vendía algo, era en pequeñas cantidades y normalmente a un precio bajo.
Pero recientemente ha visto como los beneficios obtenidos con el arroz y la mandioca se duplicaban. Un incremento que ha sido posible –admite– mediante el uso de semillas de alto rendimiento y la comercialización colectiva.
Y además, ha visto un cambio de actitud.
Los campesinos, animados por las mayores ganancias, producen más cultivos y “comienzan a ver que la agricultura puede ser un negocio rentable”, señaló.
Sesay confía en que el impulse continuará y que los campesinos como ella recibirán apoyo para subir a otro nivel, nivel que puede situarles –a ellos y al país– en la senda hacia una mayor prosperidad.
La agricultura como negocio
El gobierno de Sierra Leona también se toma las cosas en serio. Por ello está promoviendo a toda marcha su plan para ayudar a los pequeños campesinos del país en su transición desde la agricultura de subsistencia a la comercial.
En lo esencial, el plan de cinco años y 403 millones de dólares EE.UU. –conocido como programa de comercialización para pequeños agricultores– quiere ayudar a que los campesinos produzcan más y más variados cultivos, procesen una mayor parte de lo que producen y puedan comercializar sus bienes de forma más eficaz.
Cerca de 3,5 millones de personas –unos dos tercios de la población del país– dependen de la agricultura, al tiempo que el 70 por ciento de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Al animar a los campesinos a “cultivar como negocio”, Sierra Leona espera aumentar el crecimiento anual de su agricultura hasta el 7,7 por ciento que necesita para reducir a la mitad la pobreza y el hambre para el año 2015.
Para lograr este objetivo, el gobierno trabaja con la FAO y otros socios para asegurar que los campesinos tienen mejor acceso a semillas de calidad, fertilizantes y maquinaría, así como a formación, que incluya desde técnicas agrícolas mejoradas y gobernanza de grupos a gestión financiera y conocimientos de comercialización.
También está realizando un gran esfuerzo para desarrollar los sistemas de irrigación, mejorar las carreteras secundarias de forma que los campesinos puedan hacer llegar sus productos a los mercados, y facilitarles el acceso a los servicios financieros.
Centros de negocios agrícolas
Los centros de negocios agrícolas son el eje central del programa. Se trata de un lugar en la comunidad en el que los campesinos pueden comprar semillas y fertilizantes, alquilar equipos para reducir sus costes de mano de obra y procesar, almacenar y comercializar lo que recolectan.
Hay iniciativas en curso para reforzar las organizaciones de campesinos existentes, muchas de las cuales se iniciaron como escuelas de campo para agricultores, para operar estos centros con un sistema de recuperación de los costes.
“El plan es que los centros funcionen al final con independencia del apoyo externo y del gobierno”, señaló Kevin Gallagher, el Representante saliente de la FAO en Sierra Leona. “Es importante –añadió- lograr que se conecten a los mercados, de forma que surjan oportunidades y nuevos tipos de empleos, no solamente en la agricultura, sino también en la mecanización y como comerciantes”.
Con fondos de la Unión Europea, Irlanda, el Banco Islámico de Desarrollo e Italia, se están construyendo y equipando 192 centros con molinos de arroz, ralladores de mandioca y zonas de secado, al tiempo que los miembros de las juntas directivas y los operadores de los equipos reciben formación.
Michael Dick, un campesino de 35 años de Moyamba, cree que el centro supondrá una enorme mejora para su comunidad.
Al vender sacos de raíz de mandioca sin procesar, los campesinos “han estado perdiendo los beneficios que podían obtener de la venta de gari (mandioca fermentada) y fufu (mandioca hervida y machacada)”, aseguró Dick, haciendo referencia a dos de los alimentos más populares en Sierra Leona, “e incluso los subproductos como el almidón”.
“Si contáramos con ralladoras, compresores y formación, podríamos vender estos productos nosotros mismos”, subrayó, añadiendo que “sería mucho más rentable”.
La FAO trabaja en estrecha colaboración con el gobierno para asegurarse que los centros existentes cuentan con una base firme y con sistemas sólidos de gestión. El objetivo del gobierno es fortalecer y ampliar estas actividades. Objetivo que ha recibido impulso con un reciente donativo de 50 millones de dólares EE.UU. por parte del Programa Global para la Agricultura y la Seguridad Alimentaria (GAFSP, por sus siglas en inglés), un mecanismo de financiación con múltiples donantes.
“Nuestro objetivo es ser autosuficientes”
El programa de comercialización para pequeños campesinos, que forma parte de un plan nacional de 20 años para el desarrollo agrícola sostenible, es ambicioso.
Y no está libre de obstáculos. Sierra Leona ha realizado notables progresos en los ocho años transcurridos desde el final de la guerra, pero sigue siendo uno de los países más pobres del mundo. Los índices de desnutrición y analfabetismo son elevados, el suministro eléctrico es irregular y el desempleo –en especial entre los jóvenes– está muy extendido.
“Fue más fácil hacer llegar el mensaje sobre la sanidad”, explicó David Mwesigwa, Coordinador de emergencias en Sierra Leona de la FAO para el Mecanismo Alimentario de la Unión Europa, en referencia a la reciente iniciativa gubernamental de ofrecer asistencia médica gratuita a las mujeres embarazadas y a los niños. “Pero para la agricultura el caso es distinto. No es gratuita. Requiere una inversión por parte de los campesinos”, añadió Mwesigwa.
El programa se encuentra todavía en sus comienzos, pero tiene ya mucho ganado para convertirse en un éxito: abundancia de tierra fértil, pluviosidad adecuada, un amplio apoyo del gobierno y de la comunidad internacional, y lo que posiblemente sea lo más importante: el creciente entusiasmo por parte de los campesinos del país africano.
“Todo el mundo sufrió durante la guerra. Nuestro objetivo es ser autosuficientes, y ese es el mensaje que estoy haciendo llegar a los demás”, explicó Dick antes de añadir: “No podemos depender de las limosnas”.
“Espero que dentro de cinco años estemos vendiendo en el mercado internacional”, aseguró esta campesina de 45 años de edad de Kailahun, en la región oriental de Sierra Leona.
Como responsable de una organización de campesinos –muchas de ellas mujeres que enviudaron durante la brutal guerra civil que sufrió el país– sabe que la fuerza procede del número.
Con anterioridad, Sesay cultivaba lo justo para alimentar a su familia. Si vendía algo, era en pequeñas cantidades y normalmente a un precio bajo.
Pero recientemente ha visto como los beneficios obtenidos con el arroz y la mandioca se duplicaban. Un incremento que ha sido posible –admite– mediante el uso de semillas de alto rendimiento y la comercialización colectiva.
Y además, ha visto un cambio de actitud.
Los campesinos, animados por las mayores ganancias, producen más cultivos y “comienzan a ver que la agricultura puede ser un negocio rentable”, señaló.
Sesay confía en que el impulse continuará y que los campesinos como ella recibirán apoyo para subir a otro nivel, nivel que puede situarles –a ellos y al país– en la senda hacia una mayor prosperidad.
La agricultura como negocio
El gobierno de Sierra Leona también se toma las cosas en serio. Por ello está promoviendo a toda marcha su plan para ayudar a los pequeños campesinos del país en su transición desde la agricultura de subsistencia a la comercial.
En lo esencial, el plan de cinco años y 403 millones de dólares EE.UU. –conocido como programa de comercialización para pequeños agricultores– quiere ayudar a que los campesinos produzcan más y más variados cultivos, procesen una mayor parte de lo que producen y puedan comercializar sus bienes de forma más eficaz.
Cerca de 3,5 millones de personas –unos dos tercios de la población del país– dependen de la agricultura, al tiempo que el 70 por ciento de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Al animar a los campesinos a “cultivar como negocio”, Sierra Leona espera aumentar el crecimiento anual de su agricultura hasta el 7,7 por ciento que necesita para reducir a la mitad la pobreza y el hambre para el año 2015.
Para lograr este objetivo, el gobierno trabaja con la FAO y otros socios para asegurar que los campesinos tienen mejor acceso a semillas de calidad, fertilizantes y maquinaría, así como a formación, que incluya desde técnicas agrícolas mejoradas y gobernanza de grupos a gestión financiera y conocimientos de comercialización.
También está realizando un gran esfuerzo para desarrollar los sistemas de irrigación, mejorar las carreteras secundarias de forma que los campesinos puedan hacer llegar sus productos a los mercados, y facilitarles el acceso a los servicios financieros.
Centros de negocios agrícolas
Los centros de negocios agrícolas son el eje central del programa. Se trata de un lugar en la comunidad en el que los campesinos pueden comprar semillas y fertilizantes, alquilar equipos para reducir sus costes de mano de obra y procesar, almacenar y comercializar lo que recolectan.
Hay iniciativas en curso para reforzar las organizaciones de campesinos existentes, muchas de las cuales se iniciaron como escuelas de campo para agricultores, para operar estos centros con un sistema de recuperación de los costes.
“El plan es que los centros funcionen al final con independencia del apoyo externo y del gobierno”, señaló Kevin Gallagher, el Representante saliente de la FAO en Sierra Leona. “Es importante –añadió- lograr que se conecten a los mercados, de forma que surjan oportunidades y nuevos tipos de empleos, no solamente en la agricultura, sino también en la mecanización y como comerciantes”.
Con fondos de la Unión Europea, Irlanda, el Banco Islámico de Desarrollo e Italia, se están construyendo y equipando 192 centros con molinos de arroz, ralladores de mandioca y zonas de secado, al tiempo que los miembros de las juntas directivas y los operadores de los equipos reciben formación.
Michael Dick, un campesino de 35 años de Moyamba, cree que el centro supondrá una enorme mejora para su comunidad.
Al vender sacos de raíz de mandioca sin procesar, los campesinos “han estado perdiendo los beneficios que podían obtener de la venta de gari (mandioca fermentada) y fufu (mandioca hervida y machacada)”, aseguró Dick, haciendo referencia a dos de los alimentos más populares en Sierra Leona, “e incluso los subproductos como el almidón”.
“Si contáramos con ralladoras, compresores y formación, podríamos vender estos productos nosotros mismos”, subrayó, añadiendo que “sería mucho más rentable”.
La FAO trabaja en estrecha colaboración con el gobierno para asegurarse que los centros existentes cuentan con una base firme y con sistemas sólidos de gestión. El objetivo del gobierno es fortalecer y ampliar estas actividades. Objetivo que ha recibido impulso con un reciente donativo de 50 millones de dólares EE.UU. por parte del Programa Global para la Agricultura y la Seguridad Alimentaria (GAFSP, por sus siglas en inglés), un mecanismo de financiación con múltiples donantes.
“Nuestro objetivo es ser autosuficientes”
El programa de comercialización para pequeños campesinos, que forma parte de un plan nacional de 20 años para el desarrollo agrícola sostenible, es ambicioso.
Y no está libre de obstáculos. Sierra Leona ha realizado notables progresos en los ocho años transcurridos desde el final de la guerra, pero sigue siendo uno de los países más pobres del mundo. Los índices de desnutrición y analfabetismo son elevados, el suministro eléctrico es irregular y el desempleo –en especial entre los jóvenes– está muy extendido.
“Fue más fácil hacer llegar el mensaje sobre la sanidad”, explicó David Mwesigwa, Coordinador de emergencias en Sierra Leona de la FAO para el Mecanismo Alimentario de la Unión Europa, en referencia a la reciente iniciativa gubernamental de ofrecer asistencia médica gratuita a las mujeres embarazadas y a los niños. “Pero para la agricultura el caso es distinto. No es gratuita. Requiere una inversión por parte de los campesinos”, añadió Mwesigwa.
El programa se encuentra todavía en sus comienzos, pero tiene ya mucho ganado para convertirse en un éxito: abundancia de tierra fértil, pluviosidad adecuada, un amplio apoyo del gobierno y de la comunidad internacional, y lo que posiblemente sea lo más importante: el creciente entusiasmo por parte de los campesinos del país africano.
“Todo el mundo sufrió durante la guerra. Nuestro objetivo es ser autosuficientes, y ese es el mensaje que estoy haciendo llegar a los demás”, explicó Dick antes de añadir: “No podemos depender de las limosnas”.

La FAO trabaja con el gobierno de Sierra Leona para garantizar que los campesinos cuenten con mejor acceso a semillas de calidad, fertilizantes, maquinaria y formación