Durante la celebración del GFFA en Berlín, el Sr. Máximo Torero, Economista Jefe de la FAO, llama a la unidad para erradicar el hambre y promover los instrumentos de políticas y seguimiento ya existentes
El Sr. Máximo Torero (centro), Economista Jefe de la FAO, realiza una intervención en el Foro Mundial sobre la Alimentación y la Agricultura de 2024.
©FAO/Lea Plantek
Berlín/Roma. En un contexto de escalada de conflictos, desaceleraciones y recesiones económicas y creciente crisis climática, el Sistema de información sobre el mercado agrícola (SIMA) desempeña un papel fundamental para mejorar la transparencia y la coordinación de políticas en los mercados alimentarios internacionales, según ha señalado el Sr. Máximo Torero, Economista Jefe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En su intervención en un panel de expertos durante el Foro Mundial sobre la Alimentación y la Agricultura (GFFA, por sus siglas en inglés) de 2024, celebrado en Berlín, resaltó cómo el SIMA ha ayudado a evitar subidas inesperadas de precios y a reforzar la seguridad alimentaria mundial.
El SIMA fue establecido en 2011 por los ministros de Agricultura del Grupo de los 20 (G‑20) a raíz de los aumentos de los precios mundiales de los alimentos registrados en 2007/08 y 2010. El Sistema de información, integrado por los miembros del G-20 más España y otros ocho grandes países exportadores e importadores de productos agrícolas, evalúa los suministros de alimentos mundiales (centrándose en el trigo, el maíz, el arroz y la soja) y proporciona una plataforma para coordinar la acción en materia de políticas en tiempos de incertidumbre en los mercados. El SIMA, gestionado por la FAO, cuenta con la participación de nueve organizaciones internacionales y su objetivo es hacer frente a los riesgos inherentes y las incertidumbres que afectan a los sistemas agroalimentarios.
El Sr. Torero explicó que la concentración de mercado de los principales exportadores de cereales del mundo hace que el sistema agroalimentario sea vulnerable por definición a las conmociones externas, y cualquier perturbación en cualquiera de los principales países exportadores de los cereales básicos tiene una repercusión directa en los precios y la volatilidad. El experto destacó asimismo la importancia de la logística para garantizar la movilidad de los cereales e insumos agrícolas por todo el mundo. Según indicó, estos factores también hacen que el sistema sea sumamente sensible a cualquier conmoción, desde conflictos y guerras a estrés climático e hídrico, con el resultado de fluctuaciones inmediatas de los precios en los mercados mundiales de cereales.
Según sus palabras, el SIMA desempeña un papel clave en la reducción de la asimetría de información, un factor crucial para evitar respuestas de políticas erróneas como distorsiones en la exportación, volatilidad de mercado y posible especulación excesiva. El Economista Jefe de la FAO resaltó la contribución del SIMA a la provisión de información exhaustiva sobre la dinámica de la oferta y la demanda, a fin de permitir a los participantes en los mercados adoptar decisiones informadas en períodos de volatilidad excesiva.
Reconociendo las dificultades a las que se enfrenta la iniciativa, especialmente la obtención de información de determinados países, subrayó la necesidad de realizar actualizaciones continuas y encontrar medios alternativos para solucionar las lagunas de información.
Ampliar el foco
El Sr. Torero hizo también hincapié en la importancia de ampliar el foco del SIMA para incluir consideraciones de orden logístico, especialmente en el contexto del aumento de los costos de aseguración y los riesgos geopolíticos en las principales rutas de transporte. Ante la importancia de la logística, puesta de relieve por las repercusiones de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID‑19), el Sr. Torero explicó la decisión de mejorar los datos del SIMA sobre los aspectos logísticos, trabajando en estrecha colaboración con los asociados para mejorar el conocimiento y mitigar los riesgos.
“La logística es también importante, no solo por el cierre de los puertos, sino por el aumento de los precios de las compañías de seguros y los riesgos que estamos corriendo en el Mar Rojo, los riesgos a los que estamos expuestos en el Mar Negro y los riesgos que podríamos afrontar por la disminución del nivel de agua en el Canal de Panamá, que son fundamentales para que podamos transportar mercancías por todo el mundo”, explicó.
De cara al futuro, el Sr. Torero explicó los esfuerzos del SIMA para mejorar las capacidades predictivas y realizar modelos sobre los posibles efectos de algunas conmociones en los mercados alimentarios mundiales. Con la ayuda de los asociados del SIMA, como la Iniciativa de geoseguimiento mundial de la agricultura del Grupo de Observación de la Tierra (GEOGLAM), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias, el Banco Mundial y otros —y con el apoyo financiero del Gobierno del Japón— el SIMA aspira a mejorar su capacidad de previsión y predicción sobre los efectos de los trastornos climáticos, los giros económicos y los cambios políticos y normativos.
El Sr. Torero resaltó la importancia de aprender de crisis recientes como la pandemia de la COVID‑19 y la guerra de Ucrania y subrayó la necesidad de continuar adaptando y mejorando permanentemente los instrumentos de los que dispone el SIMA para incrementar la resiliencia de los mercados mundiales de alimentos.
Las Directrices sobre el derecho a la alimentación, otro instrumento contra el hambre
Más tarde, el Economista Jefe participó en un acto de alto nivel del GFFA dedicado al vigésimo aniversario de la adopción por el Consejo de la FAO de las Directrices sobre el derecho a la alimentación.
El Sr. Torero explicó que las Directrices voluntarias en apoyo de la realización progresiva del derecho a una alimentación adecuada en el contexto de la seguridad alimentaria nacional, aprobadas por el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial en 2004, constituían un logro notable y representaban un novedoso consenso entre las naciones, donde se abordaban cuestiones controvertidas y se resaltaba la centralidad de los principios relativos a los derechos humanos en la lucha contra el hambre.
Las Directrices, un instrumento normativo que ofrece orientación práctica a los Estados para la realización progresiva del derecho a una alimentación adecuada, aunque de carácter voluntario, se cimientan en obligaciones vinculantes estipuladas en el derecho internacional. Las principales fuentes jurídicas del derecho a la alimentación son, entre otras, el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; el artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; y la observación general n.º 12 del Comité de las Naciones Unidas de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
El Economista Jefe de la FAO puso de relieve que, pese a la claridad normativa que aportan las Directrices sobre el derecho a la alimentación, aún queda un largo camino por recorrer para que estos elementos estén universalmente disponibles.
“Es sumamente crucial que entendamos este importante derecho que establecimos hace 20 años, que promovamos el concepto de una buena alimentación para todos hoy y mañana. El vínculo entre el hoy y el mañana es la sostenibilidad en sus tres dimensiones”, dijo.
El Sr. Torero hizo un llamamiento al esfuerzo colectivo para transformar el panorama agroalimentario mundial e instó a los líderes mundiales a que se adhiriesen a los principios establecidos en las Directrices. Asimismo, destacó la necesidad de un compromiso constante con esta importante causa, reconociendo los retos pero mostrando optimismo en que las Directrices ofrezcan un plan de actuación hacia un futuro en el que todas las personas tengan acceso a una alimentación adecuada y sostenible.
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