QU Dongyu, Director General de la FAO, interviene en la sesión ministerial sobre Crecimiento sostenible para un desarrollo resiliente
El Director General de la FAO fue invitado a intervenir en una sesión ministerial del APEC sobre Crecimiento sostenible para un desarrollo resiliente en la capital peruana.
©FAO/César Guarniz
Lima – El Sr. QU Dongyu, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), pidió hoy una transformación radical en la forma en que producimos, elaboramos, comercializamos y consumimos los alimentos, al debatir sobre la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos y la obtención de energía limpia para los sistemas agroalimentarios, en una Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), en Lima.
El Director General de la FAO fue invitado a intervenir en una sesión ministerial del APEC sobre Crecimiento sostenible para un desarrollo resiliente en la capital peruana.
Cuestionado sobre la mejor forma de mejorar los esfuerzos para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos en la región de Asia y el Pacífico, el Sr. QU señaló que el valor mundial de los alimentos perdidos entre la cosecha y la venta al por menor asciende a 400 000 millones de USD, y que 1 400 millones de hectáreas de tierras de cultivo y pastos, así como 250 kilómetros cúbicos de agua, se usan para cultivar alimentos que finalmente se pierden y desperdician. Mientras tanto, el 18,1 % de la población no puede permitirse dietas saludables.
El Director General afirmó que, para solucionar este problema, debemos centrarnos en los puntos críticos específicos de pérdida y utilizar la innovación, la tecnología y la inversión, incluida la recopilación de datos.
En este sentido, la FAO ha desarrollado instrumentos como el Índice de pérdida de alimentos de la FAO y la Aplicación de la FAO sobre la pérdida de alimentos, ejemplos de conocimientos para la acción y resultados específicos.
“La necesidad de reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos es mayor que antes y una condición necesaria para hacer frente a los desafíos actuales y futuros y alcanzar las cuatro mejoras”, dijo el Sr. QU.
“Ayudará a conseguir un medio ambiente mejor, al ahorrar recursos naturales; una mejor nutrición, al mejorar el acceso a productos sanos, pero perecederos; y una vida mejor, al mejorar los ingresos de los productores de alimentos”, afirmó el Director General. Y añadió que “para solucionar este problema, tenemos que tomar medidas para mejorar la producción a lo largo de toda la cadena de valor”.
Una transición energética justa
En la reunión también se debatió la mejor forma de garantizar una transición energética justa para todos los sectores de la sociedad. Según la FAO, necesitamos prepararnos para alimentar a una población mundial de casi 10 000 millones de personas en 2050, al tiempo que nos adaptamos al cambio climático y no superamos el umbral de 1,5 grados de calentamiento global.
Producir suficientes alimentos para el mundo —desde el productor hasta el consumidor— utiliza alrededor del 30 % de toda la energía, y el uso de energía supone más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de los sistemas agroalimentarios.
Energía limpia
Los debates giraron en torno a la necesidad de ampliar los beneficios de fuentes de energía prometedoras, como el hidrógeno limpio y bajo en carbono, en la región.
Un tercio de los alimentos del mundo se pierde o se desperdicia anualmente, junto con la energía utilizada en el sector y las emisiones de GEI asociadas.
En concreto, la falta de sistemas de refrigeración eficaces provoca directamente la pérdida de 526 millones de toneladas de la producción alimenticia, es decir, el 12 % del total mundial. En un mundo en el que el número de personas hambrientas va en aumento, no podemos permitir la pérdida de toneladas de alimentos comestibles.
Las soluciones propuestas por la FAO comienzan por reconocer que las inversiones anuales en energías limpias en todo el mundo tendrán que triplicarse para 2030, hasta alcanzar los 4 billones de USD, si queremos alcanzar el cero neto en emisiones en 2050. Las soluciones también necesitan estar mejor integradas y priorizadas dentro de las políticas nacionales y las contribuciones determinadas a nivel nacional. Hay que apoyar a los agricultores si queremos poner en marcha soluciones innovadoras de energía verde. Y debe haber una transición energética justa en el sector agroalimentario para garantizar la igualdad de acceso a los servicios energéticos y las tecnologías necesarias.
Durante los últimos 20 años, la FAO ha estado facilitando el acceso a la energía moderna sostenible, trabajando en estrecha colaboración con gobiernos y asociados. Esto es fundamental para la transformación de los sistemas agroalimentarios a fin de que sean más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles para lograr las cuatro mejoras: una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor, sin dejar a nadie atrás.
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Nicholas Rigillo Oficina de Prensa, FAO [email protected]