Se prevé que los riesgos climáticos afecten a la biomasa piscícola en los océanos del mundo, según un informe de la FAO

Roma. Nuevas proyecciones ponen de relieve los posibles riesgos climáticos para la biomasa piscícola explotable en casi todas las regiones de los océanos del mundo, incluidos algunos de los países que más producen y los que presentan una gran dependencia de los alimentos acuáticos, según un informe publicado hoy por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Las proyecciones mundiales de la biomasa piscícola explotable apuntan a un descenso de más del 10 %, especialmente en el escenario de emisiones elevadas, para mediados de siglo en varias regiones del mundo, según el informe Climate change risks to marine ecosystems and fisheries: Projections to 2100 from the Fisheries and Marine Ecosystem Model Intercomparison Project (Riesgos del cambio climático para los ecosistemas marinos y la pesca: proyecciones para 2100 del Proyecto de intercomparación de modelos de pesca y ecosistemas marinos).

Para finales de siglo, en el escenario de emisiones elevadas (en el que el calentamiento global alcanzaría entre 3 y 4 °C), el descenso de la biomasa piscícola sería del 30 % o más en 48 países y territorios.

Por el contrario, en un escenario de emisiones bajas, en el que se contempla un calentamiento global de entre 1,5 y 2 °C, para finales de siglo el cambio se estabilizaría entre el mantenimiento del mismo nivel y una caída del 10 % o menos en 178 países y territorios.

El notable descenso de la biomasa piscícola incluye a algunos de los principales países productores de pescado, y se agudizaría hacia finales de siglo en el escenario de elevadas emisiones, por ejemplo, alcanzando el 37,3 % y el 30,9 % en las zonas económicas exclusivas del Perú y China, respectivamente; no obstante, el descenso se estabilizaría en el escenario de emisiones bajas.

El informe fue producido por el Proyecto de intercomparación de modelos de pesca y ecosistemas marinos (FishMIP), una red mundial de investigadores que trabajan con la FAO para comprender los efectos a largo plazo del cambio climático en los ecosistemas marinos y la pesca mediante una serie de modelos numéricos de vanguardia. Se publicó durante el 36.º período de sesiones del Comité de Pesca, celebrado del 8 al 12 de julio de 2024 en la Sede de la FAO en Roma.

El informe sigue la estela de la última edición de la publicación El estado mundial de la pesca y la acuicultura, en la que se indica que la producción pesquera y acuícola mundial alcanzó un récord de 223,2 millones de toneladas en 2022.

Reducir los peligros para los ecosistemas marinos

“Comprender las posibles repercusiones del cambio climático en los ecosistemas marinos y la pesca, así como la incertidumbre que las acompaña, es fundamental para elaborar programas de adaptación en la escala adecuada”, afirmó el Sr. Manuel Barange, Subdirector General y Director de la División de Pesca y Acuicultura de la FAO.

“En un escenario de emisiones bajas las pérdidas de biomasa a finales de siglo se reducen considerablemente para casi todos los países y territorios en comparación con un escenario de emisiones elevadas. Esto pone de relieve los beneficios que las medidas de mitigación del cambio climático aportan a la pesca y los alimentos acuáticos”, añadió.

Una comparación entre las pérdidas proyectadas para finales de siglo en cada uno de estos dos escenarios revela que la reducción de las emisiones aporta importantes beneficios para casi todos los países y territorios.

Esto incluye los pequeños Estados insulares en desarrollo, donde la alimentación y los ingresos de la población dependen fuertemente de la pesca y los riesgos ecológicos y socioeconómicos que presenta el cambio climático son más elevados. Por ejemplo, en el contexto de los Estados insulares del Pacífico, entre el 68 y el 90 % de las pérdidas extremas proyectadas para finales de siglo en el escenario de emisiones elevadas se evitarían en el escenario de emisiones bajas para los Estados Federados de Micronesia, Nauru, Palau, Islas Salomón y Tuvalu.

Lograr la transformación azul

En el informe también se indica que, con objeto de ayudar a los países a hacer realidad la visión de la transformación azul de la FAO de unos sistemas acuáticos más resilientes, equitativos y sostenibles, las futuras investigaciones del FishMIP deberán abarcar otros usos de los océanos y las costas, además de la pesca.

Esto permitiría lograr una visión más integral de la ordenación de los recursos marinos en el contexto del cambio climático y fundamentar las decisiones sobre compensaciones entre los distintos sectores, en particular la ordenación pesquera adaptativa y las políticas agroalimentarias más generales, en consonancia con las prioridades de la Estrategia de la FAO sobre el cambio climático para 2022-2031 y su Plan de acción. También se abordarían los vínculos con el uso de los recursos de agua dulce y terrestres, por ejemplo, la dependencia de la acuicultura de los sistemas marinos y terrestres, a fin de apoyar las orientaciones en materia de políticas y el nexo entre el cambio climático, la biodiversidad, la seguridad hídrica y alimentaria y la salud.

Una red internacional de investigadores

El FishMIP se puso oficialmente en marcha en 2013. Aporta conocimientos a la industria y los gobiernos a fin de apoyar una planificación eficaz para lograr que los sectores de los alimentos marinos sean adaptativos y resilientes al cambio climático.

En 2024 se estableció el FishMIP2.0 a fin de incrementar la fiabilidad de las proyecciones de los modelos y responder a una serie de preguntas más amplias en materia de políticas que eran pertinentes para la seguridad alimentaria y la ordenación de los recursos marinos, con el cambio climático siempre como tema general.