La FAO en la COP15: ¿qué nos espera ahora?

La adopción del Marco mundial de la diversidad biológica Kunming-Montreal aumentará la demanda de las competencias de la FAO

Un paisaje en Gabón.

©FAO/Brent Stirton/Getty Images for FAO, CIFOR, CIRAD, WCS

23/12/2022

Roma. La comunidad de las naciones del mundo adoptó el pasado 19 de diciembre un marco histórico para apoyar la diversidad biológica mundial, y el acuerdo incluye una contribución importante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), comprometida a garantizar que las necesidades y las repercusiones de los sistemas agroalimentarios reciben la debida consideración.  

El Marco mundial Kunming-Montreal de la diversidad biológica fue aprobado en la cumbre de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Biodiversidad (COP15) tras unas negociaciones maratonianas en la sede del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), el tratado multilateral encargado de la conservación de la diversidad biológica y la utilización sostenible de sus componentes. 

El documento explica los cuatro objetivos y 23 metas adoptados para 2030, que incluyen el compromiso de proteger el 30 % de las tierras, los océanos, las zonas costeras y las aguas continentales de la Tierra, reorientar 500 000 millones de USD en subvenciones gubernamentales anuales para que incentiven —y no perjudiquen— los objetivos de biodiversidad, y crear un fondo fiduciario especial bajo los auspicios del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) para apoyar la puesta en marcha del nuevo Marco. 

“La cumbre de la COP15 fue un éxito ya que se acordó un marco para el futuro”, aseguró la Sra. Maria Helena Semedo, Directora General Adjunta de la FAO, quien encabezó la delegación de la FAO en la cumbre y es responsable de la línea de trabajo sobre recursos naturales y producción sostenible en el organismo de las Naciones Unidas. “Ahora tenemos unos objetivos cuantificables y unos mecanismos financieros específicos, lo que supone un gran paso adelante”, añadió. 

El Marco, celebrado por el Secretario General de las Naciones Unidas, Sr. António Guterres, como el esbozo de un “acuerdo de paz con la naturaleza”, culmina años de trabajo polifacético de la FAO, que en la COP13 de 2016 recibió el mandato de desarrollar y gestionar una plataforma para la integración de la biodiversidad con el fin de fomentar el diálogo entre el sector medioambiental —centrado a menudo en la conservación—, y los sectores agrícolas, cuya función de alimentar al mundo tiene inevitablemente una gran repercusión en los recursos naturales del planeta.  

La FAO distribuyó un libro blanco a las delegaciones de la COP15 y se pidió en repetidas ocasiones a los expertos de la Organización que realizaran aportaciones técnicas durante las recién concluidas negociaciones del CDB. 

La FAO y sus socios también organizaron una serie de actos paralelos para poner de relieve temas específicos. Entre ellos, la importancia de las zonas montañosas, la restauración de los ecosistemas forestales, el papel y los conocimientos de los pueblos indígenas, el papel de la carne de animales silvestres y la gestión sostenible de la fauna silvestre, los polinizadores, la pesca, la garantía de que los flujos financieros sean coherentes con las vías positivas para la naturaleza, y las perspectivas de oportunidades bioeconómicas basadas en pruebas para contribuir a la integración mundial de la biodiversidad e impulsarla. 

En la COP15, la FAO también presentó el Observatorio mundial sobre la biodiversidad del suelo (GLOSOB), cuyo objetivo es conocer mejor las funciones fundamentales de lo que la Sra. Semedo denomina la diversidad biológica “que no vemos”. Hasta la fecha solo se ha identificado una pequeña fracción de los organismos del suelo, y el GLOSOB ofrece una oportunidad urgente para que los países —y sus agricultores a gran y pequeña escala— contribuyan a medir y vigilar lo que ocurre en el origen de los alimentos. 

La FAO y la utilización sostenible 

Mientras que muchos promotores de la conservación de la biodiversidad han abogado desde hace tiempo por ampliar las zonas protegidas, la FAO defiende un punto de vista según el cual muchas de estas zonas son fundamentales para la seguridad alimentaria y la integridad cultural de los pueblos del mundo, lo que subraya la importancia de gestionar múltiples objetivos de forma integral. 

Además, dado que más de un tercio de la superficie de la Tierra se destina a la agricultura y que la propia biodiversidad comprende gran variedad de cultivos y razas de ganado, así como los microorganismos del suelo, los sistemas agroalimentarios son parte esencial de un enfoque efectivo y eficaz para proteger la diversidad biológica a nivel mundial. Numerosas evidencias sugieren que garantizar una utilización sostenible es a menudo un camino más fructífero que una protección rígida. 

Por eso, aunque la producción agroalimentaria debe ser más sostenible, la conservación también debe serlo. 

“Es importante comprender que, si bien los sistemas agroalimentarios pueden mermar la biodiversidad, en última instancia dependen de ella, por lo que hay mucho espacio para beneficios mutuos y simbióticos”, señaló la Sra. Semedo, de la FAO. 

“Cualquier solución para detener y revertir la pérdida de biodiversidad requerirá la transformación del sistema agroalimentario, y el Marco mundial de la diversidad biológica no tendrá éxito sin la participación de los sectores de la alimentación y la agricultura”, aseguró el Sr. Frederic Castell, Oficial superior de recursos naturales y líder de la labor de la FAO en la integración de la biodiversidad. Los sistemas agroalimentarios son fundamentales para cerca de la mitad de las metas del nuevo Marco, añadió.  

La meta 10 del Marco recoge el espíritu de este punto. 

Promesas y desafíos 

El Marco mundial Kunming-Montreal de la diversidad biológica contiene numerosos elementos específicos que han impulsado el trabajo de la FAO y añadirá nuevas tareas. 

La creación del fondo fiduciario especial bajo el auspicio del FMAM ofrece la ventaja de su rápida puesta en marcha. La FAO mantiene una prolífica colaboración con el FMAM, que asciende a más de 7 700 millones de USD en recursos para 230 proyectos en 124 países, y desempeña un papel central a la hora de ayudar a los Miembros a acceder a los recursos y proporcionarles conocimientos especializados para perseguir sus objetivos y compromisos. 

La meta 7 del nuevo Marco se centra en reducir drásticamente los riesgos de contaminación para la biodiversidad, incluidos los derivados del exceso de nutrientes de los fertilizantes y los productos químicos de los plaguicidas.

Para lograrlo será necesario ampliar de forma concertada el manejo integrado de plagas en los cultivos, así como trabajar hacia la eliminación de la contaminación por plásticos.

La FAO es un centro de conocimientos sobre el manejo integrado de plagas, ha puesto en marcha nuevos conjuntos de datos para ayudar a medir la dinámica de los nutrientes en los cultivos, ha evaluado los riesgos para la inocuidad alimentaria debidos a los microplásticos, ha realizado estudios en profundidad sobre los microplásticos en la pesca y la acuicultura y a principios de este año sus Miembros le encargaron la elaboración de un código de conducta para el uso de plásticos en la agricultura.  

La meta 18 pide la eliminación, la eliminación gradual o la reforma para 2030 de 500 000 millones de USD anuales en incentivos y subvenciones perjudiciales para la diversidad biológica y el aumento de los incentivos positivos. Este compromiso está muy en línea con un informe de referencia de 2021 de la FAO y otros organismos de Naciones Unidas. 

Otras áreas en las que la FAO está bien posicionada para apoyar a sus Miembros en la aplicación del Marco son la restauración de los ecosistemas, en especial como codirectora, junto con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, la lucha contra las especies invasoras y el acceso y distribución de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos, incluida la información sobre secuencias digitales y los conocimientos tradicionales asociados con ellos. 

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