La Organización desempeñará un papel destacado al albergar el mecanismo de apoyo de la Alianza en su Sede en Roma
El Director General de la FAO, QU Dongyu, y el Presidente Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil.
©FAO/Santiago Mele
Roma - La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) formalizó hoy su adhesión como miembro fundador a la Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza, una iniciativa del Grupo de los Veinte (G-20) promovida por el Brasil, cuya finalidad es acelerar drásticamente los esfuerzos dirigidos a lograr la erradicación de la pobreza y el hambre en 2030, así como a reducir las desigualdades.
Al adherirse a la Alianza, la FAO afirmó que “se comprometía a colaborar con otros miembros para encontrar soluciones innovadoras y compartir buenas prácticas en materia de aprendizaje, intercambio y divulgación de conocimientos con carácter voluntario y en condiciones mutuamente convenidas, y recopilación y análisis de datos, entre otras cosas, valiéndose de las redes, las coaliciones, las comunidades y otros foros relacionados con aspectos pertinentes en la lucha contra el hambre y la pobreza existentes a escala local, nacional e internacional”.
La Alianza Mundial ha obtenido el apoyo unánime de los miembros del G-20 este año. Se presentará oficialmente en la Cumbre de Líderes del G-20, que tendrá lugar a mediados de noviembre. Numerosas instituciones financieras internacionales y organismos de las Naciones Unidas se han unido a gobiernos, fundaciones benéficas e instituciones de conocimientos o prevén hacerlo.
La FAO desempeñará un papel destacado, puesto que albergará el mecanismo de apoyo de la Alianza en su Sede en Roma. El mecanismo de apoyo servirá como base logística y de coordinación para reducir los costos de transacción, mitigar los riesgos y aumentar al máximo el rendimiento de las inversiones de los donantes mediante instrumentos de colaboración flexibles y modalidades de financiación novedosas.
“La Alianza permitirá la puesta en marcha a gran escala de instrumentos normativos basados en datos comprobados con la implicación nacional y la dirección de los países, a fin de erradicar el hambre y la pobreza a través de sus pilares nacional, de conocimiento y financiero”, dijo el Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO. “Será fundamental para llevar el conocimiento, la experiencia y las historias de éxito a las partes del mundo donde más se necesitan”, añadió.
La Alianza Mundial
La Alianza Mundial se ha establecido para respaldar políticas públicas nacionales como las relativas a las comidas escolares, las transferencias de efectivo, la nutrición de las madres y los niños en su primera infancia, la igualdad de género, el apoyo a los pequeños agricultores y los planes de acceso a los recursos hídricos y de su gestión. Para ello es necesario elaborar una canasta de políticas basadas en datos comprobados y establecer seis ámbitos o iniciativas de aceleración (sprint) en los que las medidas dirigidas a los más vulnerables pueden tener resultados rápidos y sostenibles y de gran repercusión sobre el terreno.
Según la FAO, alrededor de 735 millones de personas o una de cada 11 personas en el mundo padeció hambre en 2023, lo que pone de relieve la dificultad de alcanzar el hambre cero en 2030, de acuerdo con el compromiso adquirido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La canasta de políticas, que es un elemento fundamental de la Alianza Mundial, contiene unos 50 instrumentos normativos nuevos y numerosos ejemplos relacionados a escala nacional.
Abarca esferas que van desde el apoyo a los niños y las familias hasta las transferencias condicionales y no condicionales de efectivo, los sistemas de garantía del empleo, los programas de comidas escolares, la nutrición, el apoyo a la diversificación de los medios de vida, la educación básica y el acceso al agua potable, el acceso a los recursos de crédito y de riego y a las tecnologías climáticamente inteligentes, y el apoyo a los pequeños agricultores.
En su declaración de compromiso, la FAO hizo hincapié en que la canasta de políticas se crearía de forma colectiva y se basaría en instrumentos normativos bien definidos y con un alcance claro, aplicable por los gobiernos, y que beneficiarían principalmente a las personas que padecen pobreza y hambre. La FAO también indicó su intención de contribuir mediante la recopilación, el análisis, el seguimiento y la mejora del acceso a los datos y la información en ámbitos relacionados con su mandato.
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