De acuerdo con un nuevo informe, la crisis alimentaria se intensifica en 19 “puntos críticos del hambre” a medida que la hambruna se cierne sobre el Cuerno de África

El aumento de los conflictos, los fenómenos meteorológicos extremos y la inestabilidad económica, agravados por las consecuencias prolongadas de la COVID 19 y los efectos en cadena de la guerra en Ucrania, son algunas de las principales causas

FAO

En el informe se pone de relieve la crisis de hambre que afronta el Cuerno de África, donde se prevé que la sequía más larga en más de 40 años persista.

©FAO/Michael Tewelde

21/09/2022
ROMA – Se prevé que el número de personas que sufre inseguridad alimentaria aguda en todo el mundo siga aumentando precipitadamente a medida que la crisis alimentaria se intensifica en 19 “puntos críticos del hambre” como consecuencia del aumento de los conflictos, los fenómenos meteorológicos extremos y la inestabilidad económica, agravados por la pandemia y los efectos en cadena de la crisis en Ucrania, según se señala en un informe conjunto de las Naciones Unidas publicado hoy.

En el informe titulado “Hunger Hotspots – FAO-WFP early warnings on acute food insecurity” (Puntos críticos del hambre: alertas tempranas de la FAO y el PMA sobre la inseguridad alimentaria aguda), publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA), se insta a adoptar medidas humanitarias urgentes para salvar vidas y medios de vida y para prevenir la hambruna en los países en situación crítica en los que se prevé que la inseguridad alimentaria aguda empeore entre octubre de 2022 y enero de 2023. En el informe se exponen recomendaciones específicas por país sobre las prioridades para la acción preventiva —a saber, medidas de protección a corto plazo que se pondrán en marcha antes de que se materialicen nuevas necesidades humanitarias— y una respuesta de emergencia —es decir, acciones encaminadas a abordar las necesidades humanitarias existentes.

“La grave sequía que afecta al Cuerno de África ha empujado a la población al borde de la inanición, al destruir los cultivos y matar el ganado de los que depende su supervivencia. La inseguridad alimentaria aguda está aumentando rápidamente y se está extendiendo por todo el mundo. Muchas personas, sobre todo las personas de los países más pobres, que todavía tienen que recuperarse de las repercusiones de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID‑19), están sufriendo los efectos en cadena de los conflictos en curso por lo que hace a los precios, el suministro de alimentos y fertilizantes y la emergencia climática. Sin una respuesta humanitaria muchísimo más amplia basada en la prestación urgente de asistencia en el sector agrícola con el objetivo de salvar vidas, es probable que en los próximos meses la situación empeore en muchos países”, señaló el Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO.

“Es la tercera vez en 10 años que Somalia se ha visto amenazada por una hambruna devastadora. La hambruna de 2011 se debió a dos estaciones húmedas consecutivas con precipitaciones insuficientes, así como a los conflictos. Hoy somos testigos de una tormenta perfecta: una posible quinta estación húmeda consecutiva con precipitaciones insuficientes que hará que la sequía dure hasta bien entrado el año 2023. Pero las personas que sufren las peores consecuencias de la crisis actual también se enfrentan al aumento de los precios de los alimentos y a la grave escasez de oportunidades para ganarse la vida después de la pandemia. Es urgente que ayudemos a las personas que se encuentran en grave peligro de inanición en Somalia y en los demás puntos críticos del hambre del mundo”, señaló el Sr. David Beasley, Director Ejecutivo del PMA.

En el informe se pone de relieve la crisis de hambre que afronta el Cuerno de África, donde se prevé que la sequía más larga en más de 40 años persista —con una inminente quinta estación húmeda consecutiva con precipitaciones insuficientes— y aumente los efectos acumulativos y devastadores que una escasez continuada de lluvias, las crisis económicas y los conflictos han tenido sobre los hogares vulnerables desde 2020. La escasez de agua ha dado lugar a cosechas inferiores a la media y la muerte de ganado y ha obligado a cientos de miles de personas a abandonar sus tierras en busca de un sustento, al tiempo que ha incrementado el riesgo de que se produzcan conflictos entre comunidades motivados por los recursos.

Se prevé que hasta 26 millones de personas sufran niveles de inseguridad alimentaria de crisis o peores (Fase 3 de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases [CIF] y superiores) en Somalia, el sur y el este de Etiopía y el norte y el este de Kenya. Teniendo en cuenta el riesgo de que se reduzca la asistencia humanitaria debido a los déficits de financiación, se vislumbra el espectro de la muerte por hambre a gran escala en Somalia, donde es probable que se extienda la hambruna en los distritos de Baidoa y Burhakaba en la región de Bay a partir de octubre. Sin una respuesta humanitaria adecuada, los analistas prevén que, para diciembre, hasta cuatro niños o dos adultos de cada 10 000 personas morirán cada día. Actualmente, cientos de miles de personas ya se enfrentan a la inanición y se esperan niveles alarmantes de malnutrición entre los niños menores de cinco años.

A escala mundial, un máximo histórico de 970 000 personas se encontrarán en situación de hambre catastrófica (Fase 5 de la CIF) según los pronósticos y están sufriendo inanición o se prevé que la sufran o corren el riesgo de que sus condiciones empeoren hasta un nivel catastrófico en el Afganistán, Etiopía, Somalia, Sudán del Sur y el Yemen sino se adoptan medidas; esta cifra es 10 veces superior a la de hace seis años, cuando habitantes de solo dos países estaban en Fase 5.

Conclusiones principales

Según el informe, el Afganistán, Etiopía, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y el Yemen permanecen en “máxima alerta” como puntos críticos y por sí solos representan casi un millón de personas con niveles catastróficos de hambre (Fase 5 [Catástrofe] de la CIF), para quienes la inanición y la muerte son una realidad diaria y donde pueden desatarse niveles extremos de mortalidad y malnutrición si no se toman medidas de inmediato.

La situación de Haití, Kenya, la República Árabe Siria, la República Democrática del Congo, el Sahel y el Sudán sigue siendo “muy preocupante”, con condiciones en deterioro, al igual que en la edición de junio de este informe trimestral, pero la alerta se ha extendido al Pakistán y la República Centroafricana. Entretanto, Guatemala, Honduras y Malawi se han añadido a la lista de países, junto con Madagascar, Sri Lanka y Zimbabwe, que siguen siendo puntos críticos.

El conflicto violento continúa siendo la causa principal del hambre aguda, y el análisis indica que esta tendencia se mantendrá en 2022. Resulta especialmente preocupante la situación en Etiopía, donde se prevé que se intensifiquen aún más el conflicto y la violencia entre etnias en varias regiones, lo que incrementará las necesidades humanitarias.

Fenómenos meteorológicos extremos como las inundaciones, las tormentas tropicales y las sequías siguen siendo factores determinantes en muchas partes del planeta y cada vez resulta más evidente que los fenómenos meteorológicos extremos y consecutivos son la “nueva normalidad”, sobre todo en los puntos críticos. En el Pakistán, inundaciones devastadoras han afectado a 33 millones de personas solo este año, y Sudán del Sur se enfrenta a un cuarto año consecutivo de inundaciones extremas. Al mismo tiempo, está prevista una tercera estación consecutiva con precipitaciones inferiores a la media en la República Árabe Siria. Mientras tanto, por primera vez en 20 años, el fenómeno climático de La Niña se ha mantenido durante tres años consecutivos, en los que ha afectado a la agricultura y provocado pérdidas de cosechas y ganado en muchas partes del mundo, por ejemplo, el Afganistán, África occidental y oriental y la República Árabe Siria.

En el plano económico, los precios mundiales persistentemente elevados de los alimentos, combustibles y fertilizantes siguen encareciendo los precios internos e impulsando la inestabilidad económica. El aumento de las tasas de inflación ha obligado a los gobiernos a implantar restricciones monetarias en las economías avanzadas, lo que también ha incrementado el costo del crédito en los países de ingresos bajos. Esto está limitando la capacidad de los países pobres muy endeudados
—cuyo número ha crecido considerablemente en los últimos años— para financiar las importaciones de productos esenciales.

En vista de estos desafíos macroeconómicos, muchos gobiernos se ven obligados a introducir medidas de austeridad que afectan a los ingresos y el poder adquisitivo, en especial de las familias más vulnerables. Según el informe, se prevé que estas tendencias se intensifiquen en los próximos meses, con lo que la pobreza y la inseguridad alimentaria aguda aumentarán todavía más, así como los riesgos de que se produzcan desórdenes internos impulsados por reclamaciones socioeconómicas.

En el informe se señala que la asistencia humanitaria es fundamental para salvar vidas y prevenir la inanición, la muerte y el colapso total de los medios de vida, destacando que la inseguridad, los obstáculos administrativos y burocráticos, las restricciones a la circulación y las barreras físicas limitan gravemente el acceso de los trabajadores humanitarios a las personas que hacen frente a una situación de hambre aguda en 11 de los países que constituyen puntos críticos, en particular seis de los países con poblaciones que sufren inanición o se prevé que la sufran (Fase 5 de la CIF) o que corren el riesgo de que sus condiciones empeoren hasta niveles catastróficos.

Importancia fundamental de la acción humanitaria para prevenir la inanición y la muerte

En el informe se insta a adoptar medidas humanitarias específicas para salvar vidas y medios de vida en los 19 puntos críticos del hambre, señalando que, en el Afganistán, Etiopía, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y el Yemen, la acción humanitaria será fundamental para prevenir más casos de inanición y muerte.

Nota para los editores

Los “puntos críticos del hambre”, determinados mediante un análisis prospectivo, son zonas en las que es posible que la inseguridad alimentaria aguda aumente a lo largo del período que abarcan las perspectivas. Los puntos críticos se seleccionan a través de un proceso basado en el consenso en el que participan equipos técnicos y equipos sobre el terreno del PMA y la FAO, junto con analistas especializados en conflictos, riesgos económicos y peligros naturales.

El informe forma parte de una serie de productos analíticos elaborados en el marco de la 
Red mundial contra las crisis alimentarias, cuyo objetivo consiste en mejorar y coordinar la generación y el intercambio de información y análisis basados en pruebas objetivas a fin de prevenir y tratar las crisis alimentarias.


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