La FAO busca obtener 1 900 millones de dólares para prestar asistencia agrícola de emergencia en 2025 a 49 millones de personas con el objetivo de salvar vidas

La escalada de violencia sigue provocando crisis de hambre extremas en lugares como Gaza, el Sudán y Haití

©FAO/Mahmoud Shamrouk

Una agricultora examina cuidadosamente sus cultivos de sorgo en Gedaref (Sudán).

©FAO/Mahmoud Shamrouk

04/12/2024

Roma. Para 2025, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) busca obtener 1 900 millones de dólares para salvar las vidas y los medios de vida de algunas de las personas con mayor inseguridad alimentaria del mundo, a medida que el hambre aguda se intensifica en las zonas con las crisis alimentarias más graves del planeta. Los fondos se utilizarán para ayudar a cerca de 49 millones de personas a producir sus propios alimentos y salir por su propio pie de la situación de inseguridad alimentaria aguda en la que se encuentran.

El comunicado se hizo en el marco del llamamiento humanitario a gran escala de las Naciones Unidas de hoy.

En 2024, la escalada de violencia provocó crisis de hambre extremas en lugares como Gaza, el Sudán y Haití. El número de personas que se enfrentan o se prevé que se enfrenten a condiciones de hambre “catastrófica” (fase 5 según la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases) se ha duplicado con creces: ha pasado de 705.000 personas en cinco países o territorios en 2023 a 1,9 millones de personas a mediados de 2024 en Gaza, Haití, Malí, Sudán del Sur y el Sudán. Se declaró la situación de hambruna en el campamento de Zamzam en el Sudán, y otras partes del país estaban en riesgo.

Al mismo tiempo, las condiciones meteorológicas extremas provocadas por los fenómenos de El Niño y La Niña, así como los efectos generales de la crisis climática, dejaron a millones de personas al borde del abismo. Mujeres, hombres, niñas y niños ya de por sí vulnerables se vieron gravemente afectados por las sequías en África austral, en algunas zonas del Pacífico y en el Corredor Seco de América Central, así como por las graves inundaciones que se produjeron en África occidental.

A escala mundial, el futuro inmediato es muy preocupante, ya que no hay indicios de que las principales causas del hambre aguda (los conflictos, los fenómenos climáticos extremos y las recesiones económicas) vayan a remitir en 2025.

“La asistencia agrícola de emergencia permite salvar vidas y ofrece vías para salir del hambre, incluso en contextos marcados por la violencia y las perturbaciones climáticas. Tiene un efecto salvavidas en las poblaciones vulnerables, ya que les permite seguir produciendo alimentos a escala local para poder alimentarse a sí mismos, a sus familias y a sus comunidades”, afirmó la Sra. Beth Bechdol, Directora General Adjunta de la FAO.

“Sin embargo, estamos observando notables déficits de financiación en este tipo de intervenciones agrícolas. En situaciones de crisis, más de dos tercios de las personas dependen de la agricultura para desarrollar sus medios de vida. Aun así, normalmente solo una parte de la ayuda humanitaria que se presta en situaciones de crisis se destina a proteger los medios de vida agrícolas”, dijo.

Oportunidades perdidas en 2024

En los últimos cinco años, la crisis del Afganistán ha sido la única crisis grave en la que se ha registrado una reducción constante de la inseguridad alimentaria aguda gracias a que se proporcionó una financiación constante y más cuantiosa entre 2021 y 2023. Con este apoyo, los organismos humanitarios pudieron suministrar una combinación de dinero en efectivo, alimentos y asistencia agrícola de emergencia a millones de personas, lo que ayudó a reducir la inseguridad alimentaria aguda, que en 2022 afectaba al 47 % de la población y a finales de 2024 afectaba al 28 %.

Si también se incrementara la financiación en otras situaciones graves de crisis, podrían lograrse efectos similares que ayudaría a cambiar la vida de las personas. No obstante, una reducción significativa de la financiación de esas actividades podría socavar los avances, incluso en el caso del Afganistán, especialmente si las perturbaciones climáticas previstas suponen una amenaza para los medios de vida agrícolas en 2025.

En 2022, las asignaciones humanitarias alcanzaron sus niveles más altos. Desde entonces han ido disminuyendo de manera constante, como en el caso de los fondos destinados al sector alimentario, que se han reducido un 30 %. La FAO advierte que, si no se ponen a disposición los recursos necesarios, se perderán muchas vidas, así como los avances en materia de desarrollo logrados con tanto esfuerzo, y aumentará el número de personas afectadas por el hambre aguda; un precio demasiado alto.

Prestación de asistencia en situaciones de emergencia

En situaciones de crisis, la FAO ayuda a las personas a acceder a alimentos desde el primer día, mediante intervenciones que permiten evitar muertes y mantener a las personas con vida y que consisten, entre otras cosas, en el suministro de dinero en efectivo y cupones para atender las necesidades inmediatas; el suministro de piensos y vacunas para proteger al ganado de manera que las personas, en particular los niños, tengan un acceso continuado a fuentes de proteínas y leche; el suministro de aves de corral para disponer de huevos en pocos días; y el suministro de semillas de hortalizas para disponer de alimentos ricos en nutrientes en cuestión de semanas y de cultivos básicos con los que las familias pueden alimentarse durante varios meses, incluso en caso de que se produzca una guerra.

En 2024, la FAO solicitó 1 800 millones de dólares en el contexto de sus planes de respuesta humanitaria para prestar asistencia agrícola a 43 millones de personas. A mediados de año, y a pesar de haber recibido solo el 22 % de esos fondos, la Organización había brindado apoyo a aproximadamente 20 millones de personas en países afectados por crisis, prestando una combinación de asistencia de emergencia y asistencia para el fomento de la resiliencia. Las familias que recibieron apoyo para la producción agrícola de subsistencia obtuvieron unos rendimientos de aproximadamente 4 dólares por cada dólar de insumos proporcionados por la FAO.

Por ejemplo, en el Sudán, a pesar de la violencia y las dificultades de acceso, desde junio de 2024 la FAO y sus asociados distribuyeron más de 5 000 toneladas de semillas de sorgo y otros cultivos básicos vitales y más de 8 000 kg de semillas de okra a casi tres millones de personas en 11 estados. Gracias a las lluvias favorables de esta temporada, las previsiones en cuanto a la producción de grano de sorgo oscilan entre 0,9 y 1,4 millones de toneladas.

Las medidas preventivas son cruciales

La FAO, en colaboración con los gobiernos y asociados, prestó apoyo a 1,7 millones de personas en 24 países de África oriental y austral, América central y del Sur y Asia sudoriental para evitar que los peores efectos del fenómeno El Niño incidieran en sus medios de vida.

Por ejemplo, en Somalia, las actividades de la FAO de prevención de las inundaciones causadas por El Niño fueron cruciales para reducir la pérdida de vidas humanas. Los diques y muros de contención fluviales que se construyeron y reforzaron en Beledweyne contuvieron el agua durante unos cinco días y los mensajes de alerta temprana facilitaron la evacuación del 90 % de la población.

Las medidas preventivas son una medida probada y eficaz en función de los costos para mitigar las repercusiones de las catástrofes con dividendos de resiliencia considerables. Al prestar apoyo antes de que se produzca una crisis, las medidas preventivas eficientes y oportunas pueden disminuir la inseguridad alimentaria, reducir las necesidades humanitarias y aliviar las presiones sobre los limitados recursos humanitarios.

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Irina Utkina Oficina de Prensa, FAO (+39) 06 570 52542 [email protected]

Oficina de Prensa, FAO (+39) 06 570 53625 [email protected]