Yuba – Las Naciones Unidas advirtieron hoy de que el
hambre y la malnutrición están aumentando en las zonas de Sudán del Sur
afectadas por las inundaciones, la sequía y el conflicto y de que es probable
que algunas comunidades se enfrenten a la inanición si no se mantiene la
asistencia humanitaria y se amplían las medidas de adaptación al cambio
climático.
En la última Clasificación
Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), publicada hoy, se pone de
manifiesto que alrededor de dos terceras partes de la población sursudanesa
—esto es, 7,76 millones de personas— probablemente se enfrenten a la
inseguridad alimentaria aguda durante el período de escasez comprendido entre
abril y julio de 2023, y 1,4 millones de niños sufrirán
malnutrición.
La Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo de las
Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos de
las Naciones Unidas (PMA) advierten de que la proporción de personas que se
enfrentan a niveles elevados de inseguridad alimentaria (Fase 3 [crisis] o
superior de la CIF) y malnutrición se encuentra en el nivel más alto registrado
jamás y supera incluso los niveles observados durante los conflictos de 2013
y 2016. El deterioro de la seguridad alimentaria y la elevada prevalencia
de la malnutrición se relacionan con una combinación de conflictos, condiciones
macroeconómicas deficientes, fenómenos climáticos extremos y un incremento
vertiginoso de los costos de los alimentos y el combustible. Al mismo tiempo,
se ha reducido la financiación destinada a los programas humanitarios a pesar
del aumento constante de las necesidades humanitarias.
“Hemos estado trabajando en
la prevención de la hambruna todo el año y hemos evitado las peores
consecuencias, pero esto no basta”, advirtió la Sra. Makena Walker,
Directora en funciones del PMA en Sudán del Sur. “Sudán del Sur está en la
primera línea de la crisis climática y día tras día las familias están
perdiendo sus hogares, ganado, tierras y esperanza debido a las condiciones
meteorológicas extremas. Sin asistencia alimentaria humanitaria, millones de
personas más se encontrarán en una situación cada vez más alarmante y no podrán
proporcionar ni los alimentos más básicos a sus familias”.
Las inundaciones sin
precedentes que vienen afectando hace varios años y de manera generalizada al
país están empeorando los niveles ya altos de hambre causados por los
conflictos actuales y la crisis mundial de alimentos. Las partes centrales del
país —las más afectadas por estas inundaciones— son las zonas con los niveles
más elevados de inseguridad alimentaria.
“En particular, se
necesita apoyo a los medios de vida para facilitar la autosuficiencia de Sudán
del Sur en la producción de alimentos. Sabemos que es posible, ya que se
produjeron alrededor de 840 000 toneladas de cereales en 2021,
un año difícil debido al cambio climático, las inundaciones, los conflictos y
otros factores. Habida cuenta del actual déficit de cereales de 541 000 toneladas,
se precisan inversiones urgentes en los medios de vida rurales a fin de
aumentar la producción y la autosuficiencia”, señaló el Sr. Meshack Malo,
Representante de la FAO en Sudán del Sur.
Si bien ha habido mejoras
marginales de la seguridad alimentaria en algunas partes del país, la crisis
nutricional en Sudán del Sur se está intensificando. Todos los condados menos
uno muestran un deterioro de su situación nutricional hasta junio de 2023,
incluidos 44 condados en los que la situación se considera crítica.
“Durante los últimos tres
años, las inundaciones han afectado gravemente a un número cada vez mayor de
personas en todo Sudán del Sur”, declaró el Sr. Jesper Moller,
Representante en funciones de UNICEF en Sudán del Sur. “Entre los afectados,
encontramos cada vez a más niños que sufren inseguridad alimentaria y
malnutrición, hecho que la comunidad internacional no puede ignorar. Para
proteger eficazmente a los niños frente a los efectos del cambio climático
debemos asegurarnos de que hacemos llegar a los niños más vulnerables un
conjunto básico de intervenciones multisectoriales relacionadas con los
servicios sociales”.
“El informe de la CIF es el producto de meses de
recopilación y análisis de datos en los que han participado el Gobierno,
organismos de las Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales y otros
asociados”, añadió la Sra. Sara Beysolow Nyanti, Coordinadora Residente y
de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas en Sudán del Sur. “Es
fundamental contar con datos de calidad como estos para formular planes de
respuesta humanitaria que contribuyan a satisfacer las necesidades de las
personas del país y estas cifras indican que los habitantes de Sudán del Sur
necesitan apoyo más que nunca. Es imprescindible que recibamos los recursos
prometidos por los donantes para 2023 de modo que podamos evitar que
empeore la situación humanitaria en el país”.
Es
urgente movilizar recursos en los próximos meses para la respuesta humanitaria
de 2023 en Sudán del Sur o los organismos no podrán prestar asistencia
humanitaria de forma anticipada y a tiempo para el próximo año, lo que
expondría a millones de familias al riesgo de sumirse aún más en el hambre.
Notas
para los editores:Durante el período de
escasez comprendido entre abril y julio de 2023, 7,76 millones
de personas se enfrentarán a la inseguridad alimentaria aguda grave. Esto incluye 2,9 millones
de personas que, según las previsiones, estarán al borde de la inanición
(Fase 4 de la CIF) y otras 43 000 que se prevé que sufran
niveles catastróficos (Fase 5 de la CIF) de inseguridad alimentaria aguda.
Durante el período de escasez de 2023, habrá 47 condados en los
que la mayoría de la población se encontrará en situación de emergencia
(Fase 4 de la CIF).
En los estados de Jonglei y
Unidad es probable que el 74 % y el 77 %, respectivamente,
de sus poblaciones estén en la Fase 3 (crisis) o superior de la CIF y
habrá grupos de población que experimentarán niveles catastróficos de
inseguridad alimentaria aguda (Fase 5 de la CIF) en el período de abril a
julio de 2023.
Entretanto, Ecuatoria
Oriental, en el sudeste del país, ha registrado el deterioro más significativo
de la seguridad alimentaria de los condados de Sudán del Sur afectados por la
sequía en el Cuerno de África. Las condiciones secas han arraigado en la
extensa región de Kapoeta y han diezmado los medios de vida debido a la pérdida
de cosechas y la muerte de ganado.
Estas cifras de la CIF se
basan en la suposición de que las personas seguirán recibiendo asistencia
alimentaria humanitaria a lo largo del período de escasez de 2023. Sin
esta asistencia alimentaria, los datos podrían ser considerablemente peores.
Conviene señalar también que, debido a la falta de seguridad, no se pudo
estudiar el condado de Panyikang, en el estado del Alto Nilo, una zona con
niveles de inseguridad alimentaria históricamente elevados.