QU Dongyu, Director General de la FAO, interviene en una reunión ministerial del Grupo de los 20 sobre desarrollo en Río de Janeiro
El Director General de la FAO fue invitado a pronunciar las observaciones conclusivas de una reunión dedicada a las desigualdades y la cooperación trilateral.
©FAO / Max Valencia
Río de Janeiro. En un mundo en que la crisis climática está afectando a la seguridad alimentaria de las personas más vulnerables, el crecimiento económico debe estar respaldado por políticas dirigidas a reducir las desigualdades, aseguró este martes el Sr. QU Dongyu, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en una reunión ministerial del Grupo de los 20 (G‑20) sobre desarrollo celebrada en el Brasil.
El Director General de la FAO fue invitado a pronunciar las observaciones conclusivas de una reunión dedicada a las desigualdades y la cooperación trilateral en el marco del G‑20 en Río de Janeiro.
El Sr. QU afirmó que la FAO estaba comprometida a promover el crecimiento económico inclusivo mediante la reducción de las desigualdades —especialmente entre las zonas urbanas y las rurales, los países más ricos y los más pobres, y entre las mujeres y los hombres—, con miras a garantizar que las personas se libren del hambre de forma sostenible.
El Marco estratégico de la FAO para 2022-2031 sienta las bases para la transformación de los sistemas agroalimentarios mundiales, a fin de que sean más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, en favor de las cuatro mejoras: una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor, sin dejar a nadie atrás, declaró el Sr. QU.
Esta transformación viene tras demostrarse las grandes desigualdades que existen en términos de seguridad alimentaria y nutrición entre los distintos grupos en función del género, la edad, la raza o el origen étnico, la identidad indígena, la discapacidad, la ubicación geográfica y la situación socioeconómica.
La crisis climática repercute aún más negativamente en las desigualdades respecto de la seguridad alimentaria y la nutrición al hacer que disminuyan la productividad agrícola y los ingresos y dar lugar a nuevos problemas de inocuidad alimentaria, interrupciones a la distribución de alimentos, un contenido más bajo de nutrientes en los cultivos y cambios en la calidad de la dieta, entre otros.
En el informe reciente de la FAO titulado “The Unjust Climate” (El clima injusto) se revela que, en un año medio, los hogares pobres pierden el 5 % del total de sus ingresos debido al estrés térmico en comparación con otros hogares más acomodados, y el 4,4 % debido a inundaciones. Allí donde las desigualdades son mayores, las personas más vulnerables son menos resilientes y son las que más sufren con estas perturbaciones.
“Esto es claramente consecuencia de una menor resiliencia y un menor acceso a activos e infraestructuras”, señaló el Director General.
Además, en el informe de la FAO titulado La situación de las mujeres en los sistemas agroalimentarios, se concluye que el acceso de las mujeres a la tierra, los insumos, los servicios, la financiación y la tecnología digital sigue siendo inferior al de los hombres. Las normas y reglas sociales discriminatorias que perjudican a las mujeres y las niñas constituyen la base de la desigualdad de género y tardan en cambiar.
Por ello, “el crecimiento económico y las políticas dirigidas directamente a reducir las desigualdades deben ir de la mano”, señaló el Sr. QU.
La FAO desea que todos los actores implicados trabajen juntos para hacer frente a los múltiples factores estructurales de las desigualdades. En concreto, el acceso a la financiación, las instituciones, los mercados, las cadenas de valor y la propiedad; el acceso a los recursos y su control; la capacidad de hacer frente a perturbaciones; la toma de decisiones; y la participación y representación públicas.
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Nicholas Rigillo Oficina de Prensa, FAO [email protected]