Roma - La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó hoy un
informe histórico en el que se destaca el empeoramiento del estado de los recursos del suelo, la tierra y el agua del planeta y las dificultades que ello supone para alimentar a una población mundial que se prevé de casi 10 000 millones de personas en 2050.
El Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO, escribió en el prólogo del informe de síntesis, titulado El estado de los recursos de tierras y aguas para la alimentación y la agricultura: sistemas al límite (SOLAW 2021), que, en la actualidad, las presiones sobre los ecosistemas del suelo, la tierra y el agua son intensas y que muchos de estos ecosistemas se encuentran en una situación crítica. “En este contexto, está claro que nuestra seguridad alimentaria futura dependerá de la protección de nuestros recursos de tierras, suelos y aguas”.
“Los modelos actuales de producción agroalimentaria no están resultando sostenibles”, dijo el Director General en el discurso que pronunció en la presentación. “Sin embargo, los sistemas agroalimentarios pueden ser decisivos para aliviar estas presiones y contribuir positivamente a lograr los objetivos en materia de clima y desarrollo”, añadió.
En el informe se afirma que, si seguimos en la trayectoria actual, para producir el 50 % más de alimentos que se necesitan se podría tener que aumentar la extracción de agua destinada a la agricultura hasta un 35 %. Ello podría crear catástrofes ambientales, aumentar la competencia por los recursos y provocar nuevos problemas sociales y conflictos.
Algunos de los principales problemas son:
- La degradación del suelo inducida por el ser humano afecta al 34 % —esto es, 1 660 millones de hectáreas— de las tierras agrícolas.
- Más del 95 % de nuestros alimentos se producen en la tierra, pero hay poco margen para ampliar la superficie de tierra productiva.
- Las zonas urbanas ocupan menos del 0,5 % de la superficie terrestre del planeta, pero el rápido crecimiento de las ciudades ha tenido una repercusión considerable en los recursos de tierras y aguas, al contaminar e invadir tierras agrícolas de buena calidad que son esenciales para la productividad y la seguridad alimentaria.
- El uso de la tierra per cápita disminuyó un 20 % entre 2000 y 2017.
- La escasez de agua pone en peligro la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible del mundo, y amenaza a 3 200 millones de personas que viven en zonas agrícolas.
Soluciones posiblesDebido a la limitación de tierras arables y recursos de agua dulce, es vital ampliar rápidamente la escala de la tecnología y la innovación. Debemos reforzar la arquitectura digital necesaria para proporcionar datos básicos, información y soluciones basadas en principios científicos para la agricultura que aprovechen al máximo las tecnologías digitales y que sean resistentes al clima.
La gobernanza de la tierra y el agua debe ser más inclusiva y adaptativa para beneficiar a millones de pequeños agricultores, mujeres, jóvenes y pueblos indígenas. Ellos son los más vulnerables a los riesgos climáticos y otros riesgos socioeconómicos y los que más sufren la inseguridad alimentaria. Es necesario que la planificación sea más integrada a todos los niveles. Asimismo, las inversiones en la agricultura se deben reorientar para obtener beneficios sociales y ambientales.
La sostenibilidad de los suelos, las tierras y las aguas constituye la base de los sistemas agroalimentarios resilientes. Así, el uso sostenible de estos recursos es fundamental para lograr los objetivos de adaptación al cambio climático y mitigación de sus efectos. Por ejemplo, el uso racional de los suelos puede por sí solo absorber una tercera parte de las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de las tierras agrícolas.
La labor de la FAO en relación con la tierra y el aguaLa FAO trabaja para promover planteamientos coherentes en relación con la gestión sostenible del suelo, la tierra y el agua, a fin de alimentar a una población en crecimiento. Entre ellos se cuentan la
seguridad alimentaria, la salud y la nutrición de las personas, la calidad y la
gobernanza del agua y la gestión de los
sistemas de producción de los alimentos, la provisión de
servicios esenciales de los ecosistemas agrícolas y la conservación de la biodiversidad, y la
adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos.
Por medio de asociaciones,
proyectos, estudios y el
intercambio de información, la FAO ayuda a aumentar la comprensión de las
relaciones biofísicas y socioeconómicas que existen entre los recursos de tierras y aguas. Estas relaciones son vitales para lograr una mejor producción, una mejor nutrición y un mejor medio ambiente que conlleven una vida mejor. El planteamiento de la FAO ayuda a
concienciar sobre la degradación de los recursos provocada por prácticas agrícolas inadecuadas, como el desmonte de tierras. Asimismo, promueve el uso racional del
agua, la
innovación y las tecnologías prestando especial atención a las zonas con escasez de agua.
La FAO está ayudando a aumentar la coherencia de las políticas y la investigación con vistas a luchar contra el cambio climático y proteger el sistema de producción primaria, que sostiene la mayor parte de nuestros alimentos.
Sus conjuntos de instrumentos y tecnologías informáticas digitales y en tiempo real ayudan a los gobiernos, los agricultores y los usuarios a formular políticas jurídicas y financieras y a aportar recursos técnicos para mejorar la gestión de la tierra, el suelo y el agua.