Expertos de la FAO, la Universidad John Hopkins y la Alianza Mundial para la Mejora de la Nutrición buscan un sistema de establecimiento de parámetros riguroso en un artículo publicado en la revista Food Policy
La transformación de los sistemas agroalimentarios es la vía principal para la consecución de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030.
©FAO/Olympia de Maismont
La transformación de los sistemas agroalimentarios es la vía principal para la consecución de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 y es necesario contar con un marco de seguimiento riguroso y con base científica para dirigir el proceso y hacer que todas las partes interesadas rindan cuentas, afirma un consorcio de expertos desde una nueva “perspectiva”, publicada en la revista Food Policy.
“El objetivo de la transformación de los sistemas alimentarios es generar un futuro en el que todas las personas tengan acceso a dietas saludables, producidas de forma sostenible y resiliente, que restauren la naturaleza y proporcionen medios de vida justos y equitativos”, se sostiene en el artículo.
En él se propone un marco basado en los sistemas para definir la estructura de un programa de seguimiento exhaustivo que abarque cinco esferas temáticas y elabore grupos de indicadores concretos a fin de realizar un seguimiento estrecho que ofrezca apoyo basado en pruebas empíricas a los responsables de la formulación de políticas de todo el mundo.
Los parámetros y el seguimiento son necesarios para garantizar la rendición de cuentas y el progreso hacia los objetivos que poseen un plazo específico, entre otros, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París sobre el cambio climático y los próximos objetivos en materia de biodiversidad de Kunming, todos los cuales requieren una transformación de los sistemas alimentarios para tener éxito.
“Este proyecto de seguimiento es emocionante porque en él participan más de 50 científicos de 27 instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales y organismos de las Naciones Unidas de casi todos los continentes en el diseño de un sistema de observación con base científica que realice el seguimiento de los sistemas alimentarios a escala mundial. Actualmente no existe ningún mecanismo riguroso para medir y realizar el seguimiento de todos los aspectos de los sistemas alimentarios, sus interacciones y cambios durante el próximo decenio”, afirma la autora principal, Jessica Fanzo, Profesora Distinguida Bloomberg de Política Alimentaria Mundial y Ética en el Instituto Berman de Bioética de la Universidad Johns Hopkins.
“Ya hemos celebrado la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios y los Estados Miembros se han comprometido a transformar los sistemas alimentarios. El mecanismo de rendición de cuentas que lanzamos hoy nos ayudará a saber cuán serios son esos compromisos. Así que, ¡estén atentos!”, dice Lawrence Haddad, Director Ejecutivo de la Alianza Mundial para la Mejora de la Nutrición.
“Los datos solo son útiles si se conectan con los procesos de adopción de decisiones políticas que, en última instancia, son los que generarán el cambio necesario con miras a la transformación de los sistemas alimentarios. Por ello, el objetivo es proponer y aplicar un conjunto de indicadores parco y riguroso que los responsables de la adopción de decisiones puedan utilizar con facilidad y en los que puedan depositar la máxima confianza”, afirma José Rosero Moncayo, otro de los autores principales y Director de la División de Estadística del Departamento de Desarrollo Económico y Social de la FAO.
Aunque es innegable la necesidad urgente de una transformación, en el artículo se constata que “en la actualidad no existe una iniciativa coordinada para realizar el seguimiento de todos los aspectos de los sistemas alimentarios y sus interacciones”.
Según los autores, analizar los sistemas alimentarios desde una perspectiva sistémica puede ser útil para elaborar intervenciones integrales que aborden las dinámicas inherentes asociadas, los circuitos de retroalimentación y las repercusiones a distancia que caracterizan la forma en que los sistemas agroalimentarios interactúan con factores como la agricultura sostenible, la salud, el medio ambiente y las asimetrías relativas al poder socioeconómico.
Los aproximadamente 50 autores representan una colaboración en materia de investigación internacional y multidisciplinaria que incluye a expertos de 27 instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales y organismos de las Naciones Unidas de casi todos los continentes. El artículo representa el paso inicial de una iniciativa destinada a integrar una colaboración en materia de investigación multidisciplinaria y elaborar una estructura inicial del marco de seguimiento. El proceso acogerá a nuevos colaboradores para finalizar el enfoque y elaborar un conjunto coherente de indicadores en un proceso de consulta transparente e inclusivo. Posteriormente, en publicaciones bianuales se realizará un seguimiento de los avances y se interpretarán la situación y las tendencias presentes en los sistemas alimentarios mundiales.
La visión
El marco general se basa en cinco áreas temáticas: dietas, nutrición y salud; medio ambiente y clima; medios de vida, pobreza y equidad; gobernanza y resiliencia y sostenibilidad.
Este profundizará y ampliará el “tablero de los sistemas alimentarios” que la FAO, la Alianza Mundial para la Mejora de la Nutrición y la Universidad Johns Hopkins ya han creado con otros asociados y que se nutre de otras plataformas como FAOSTAT.
Uno de los objetivos del marco es crear y lograr un consenso acerca del uso de medidas cuantitativas de las repercusiones de los sistemas alimentarios que puedan contribuir a una contabilidad de los costos reales de los sistemas alimentarios, para que las externalidades negativas, como la explotación laboral, la obesidad, la pobreza y el agotamiento de los recursos naturales, no sigan siendo ignoradas.
Una cuestión fundamental de la propuesta reside en que garantizar los derechos humanos de todos es clave para una transformación de los sistemas alimentarios que pase de su estado actual a uno equitativo. Esto significa cuantificar el alcance de los programas nacionales de protección social universal, que suelen pasar por alto a los que participan de manera “invisible” e informal en los sistemas agroalimentarios, así como asegurarse de que los consumidores, pequeños agricultores y trabajadores puedan ejercer de hecho sus derechos frente al poder real del mercado que detentan las empresas internacionales en las industrias de insumos y productos agrícolas, y productos alimentarios agrícolas al por menor.
Los parámetros también serían útiles para cuestiones más intangibles relacionadas con hacer del mundo un lugar seguro para la humanidad y todas las especies, así como la integridad de la biosfera y una visión compartida. Los autores señalan que los diálogos a nivel nacional celebrados como parte del proceso de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios contaron con la participación de plataformas locales de múltiples partes interesadas que catalizaron el desarrollo de visiones compartidas en muchos lugares.
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