La FAO y el PMA advierten que la escala del hambre aguda en la República Democrática del Congo es “abrumadora”

Más de 27 millones de congoleños —una de cada tres personas— padecen ahora una situación de hambre crítica

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Detrás de las cifras, hay padres que se ven privados del acceso a sus tierras o que se ven forzados a huir para salvarse, al tiempo que ven cómo sus hijos se enferman a causa de la falta de alimentos.

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06/04/2021
Kinshasa/Roma - En la República Democrática del Congo, la situación respecto de la seguridad alimentaria sigue siendo alarmante, ya que una de cada tres personas, un máximo histórico, padece hambre aguda, advirtieron hoy dos organismos de las Naciones Unidas, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Según el análisis de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) más reciente, se estima que el número de personas afectadas por niveles elevados de inseguridad alimentaria aguda en la República Democrática del Congo asciende a 27,3 millones de personas (o una de cada tres personas), entre los que se incluyen siete millones de personas que hacen frente a niveles de hambre aguda de emergencia (Fase 4 de la CIF).

Esto convierte a este país del centro de África en el lugar del mundo con el número más elevado de personas que necesitan urgentemente ayuda respecto a la seguridad alimentaria.

"Por primera vez, hemos podido realizar un análisis de la vasta mayoría de la población, lo que nos ha acercado a la realidad de la "abrumadora" escala de la inseguridad alimentaria en la República Democrática del Congo", afirmó Peter Musoko, representante del PMA en el país. "Este país debería poder alimentar a su población y exportar un excedente. No puede ser que haya niños que se vayan a dormir con hambre y familias que saltean comidas durante un día entero".

Los conflictos siguen siendo la causa fundamental del hambre, siendo las zonas más golpeadas las provincias orientales de Ituri, Kivu del Norte y del Sur y Tanganyika, afectadas por conflictos, así como la región central de los Kasais, sitio del conflicto más reciente. Entre los factores fundamentales que agravan esta crisis pueden mencionarse el desplome de la economía del país y las repercusiones socioeconómicas de la enfermedad por coronavirus (COVID-19).

"Los conflictos recurrentes en la zona oriental de la República Democrática del Congo y el sufrimiento que ocasionan siguen siendo motivo de gran preocupación. La estabilidad social y política resulta esencial para reforzar la seguridad alimentaria y promover la resiliencia de las poblaciones vulnerables. Debemos centrarnos de manera urgente en cultivar alimentos donde más se necesitan, así como en mantener vivos a los animales que ofrecen sustento a las personas. Ya se acerca la principal campaña agrícola y no hay tiempo que perder", dijo Aristide Ongone Obame, representante de la FAO en la República Democrática del Congo. 

Detrás de las cifras, hay padres que se ven privados del acceso a sus tierras o que se ven forzados a huir para salvarse, al tiempo que ven cómo sus hijos se enferman a causa de la falta de alimentos. El personal del PMA se ha reunido con familias que han encontrado sus hogares quemados y destruidos y sus cultivos saqueados al regresar a sus aldeas. Algunos han subsistido comiendo únicamente ñame, una raíz silvestre, o bien solo hojas de yuca hervidas en agua.

Las poblaciones más afectadas son principalmente las personas desplazadas, los refugiados, las personas que regresan a sus lugares de origen, las familias de acogida y aquellas afectadas por catástrofes naturales (inundaciones, desprendimientos de tierras, incendios), así como los hogares encabezados por mujeres. Se suman a ellos las poblaciones más pobres de las zonas urbanas y periurbanas y aquellas que viven en zonas sin litoral con escaso poder adquisitivo y acceso a alimentos a través de los mercados.

La FAO y el PMA exhortan a intervenir urgentemente a fin de ampliar el apoyo a los congoleños en las zonas de crisis.

La FAO está centrando sus esfuerzos en aumentar el acceso de los hogares a herramientas y semillas, proporcionar ganado de alta calidad, que desempeña una función fundamental para mejorar la nutrición, apoyar las actividades de elaboración y almacenamiento de alimentos y ayudar a los pequeños agricultores a combatir las enfermedades de los animales y las plantas. Este año, la FAO tiene el objetivo de proporcionar ayuda de subsistencia con la finalidad de salvar vidas a 1,1 millones de personas en las zonas afectadas por niveles elevados de inseguridad alimentaria aguda.

Como parte de su trabajo en relación con la prevención de las hambrunas, el PMA está proporcionando alimentos destinados a salvar vidas a 8,7 millones de personas en la República Democrática del Congo. Además, es extremadamente necesario que el PMA pueda continuar su labor de prevención y tratamiento de la malnutrición, que afecta a 3,3 millones de niños en la República Democrática del Congo. La malnutrición en la primera infancia afecta a los niños durante el resto de sus vidas, socavando su capacidad para alcanzar su pleno potencial y contribuir a sus comunidades.

La FAO y el PMA, con la finalidad de lograr soluciones a más largo plazo, están invirtiendo en proyectos de fomento de la resiliencia que ayudan las granjas comunitarias a aumentar sus rendimientos, reducir las pérdidas y facilitar el acceso a los mercados. Estos proyectos ayudan a las comunidades a construir sus vidas y a abrir un camino hacia la paz.

Nota para los editores

La CIF es una iniciativa mundial de múltiples asociados que facilita la mejora de la toma de decisiones, ofreciendo un análisis de la inseguridad alimentaria y la malnutrición basado en el consenso.

La expresión "niveles elevados de inseguridad alimentaria aguda" (o hambre aguda) se refiere a las poblaciones que se encuentran en la Fase 3 o fases superiores de la CIF.

Las poblaciones clasificadas en la Fase 3 (Crisis) y la Fase 4 de la CIF (Emergencia) necesitan medidas urgentes con el fin de salvar vidas, reducir las deficiencias en el consumo de alimentos y proteger los medios de subsistencia. Cuando se encuentran en la Fase 3, las familias pueden recurrir a alimentos menos preferibles o menos nutritivos o pueden saltear comidas, o bien vender activos productivos para llevar alimentos a su mesa; en la Fase 4, pueden recurrir a estrategias más extremas, tales como vender el último animal que les proporcionaba un medio de subsistencia o mendigar.
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