Somalia: nuevos datos revelan cómo la sequía está agudizando la hambruna en el Cuerno de África

Para evitar una catástrofe, es necesaria ayuda a gran escala a fin de que las familias de las zonas rurales que dependen de la agricultura puedan seguir en pie

FAO

El 17 de enero de 2022, la FAO solicitó urgentemente 138 millones de USD para fondos de ayuda humanitaria destinados a aliviar de diversas formas a las familias de pastores y agricultores cuyos medios de subsistencia estaba destruyendo la sequía

©FAO/Arete/Ismail Taxta

12/04/2022
Roma – La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió hoy de que los pésimos datos obtenidos recientemente sobre el hambre en Somalia arrojan más luz sobre los prolongados efectos demoledores de la sequía en la región del Cuerno de África y ponen de relieve la criticidad de la ayuda agrícola a gran escala para que las familias de las zonas rurales mantengan su autonomía, estén alimentadas y no tengan que abandonar sus hogares.

La evaluación más reciente de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) en Somalia indica que el número de personas que experimentan niveles de hambre críticos, catastróficos o de emergencia está a punto de superar los 6 millones de personas de aquí a junio, lo que representa un sobrecogedor 38 % de la población del país. Además, el análisis sugiere que es probable que hasta 81 000 personas en determinados puntos críticos del hambre fallezcan o sufran inanición. 

“Estas cifras sumamente alarmantes son el indicador más claro hasta la fecha de que la situación está empeorando. En todo el Cuerno de África, millones de personas corren el riesgo de padecer niveles cada vez más graves de hambre debido a los efectos en cascada que la sequía está teniendo sobre los medios de vida de la población, los activos productivos de los hogares y la producción local de alimentos”, dijo el Sr. Rein Paulsen, Director de Emergencias y Resiliencia de la FAO. 

Se trata de la cuarta temporada de sequía sin precedentes que golpea a estas comunidades, junto con otras repercusiones como los conflictos, la enfermedad por coronavirus (COVID-19), los problemas macroeconómicos y el reciente recrudecimiento de la plaga de langosta, señaló el Sr. Paulsen. En consecuencia, los medios de que dispone la población para producir alimentos y obtener ingresos se están agotando. 

Antes de la publicación de los nuevos datos sobre Somalia, se estimaba que hasta mayo de 2022 entre 13,1 y 14,1 millones de personas en la región se enfrentarían a una situación de inseguridad alimentaria aguda en niveles de crisis o superior (con arreglo al sistema de clasificación de la CIF) solo como consecuencia de la sequía. Esto incluía entre 5,5 y 6,5 millones de personas en el sur de Etiopía, 4,1 millones de personas en Somalia y 3,5 millones de personas en Kenya. Si se tuvieran en cuenta las nuevas cifras de la CIF en Somalia, esta estimación regional se elevaría a entre 15 y 16 millones de personas.

Habida cuenta del mal arranque de la época de lluvias y los sombríos pronósticos para lo que resta de estación húmeda, no parece probable que las lluvias que han caído en primavera proporcionen mucho alivio.

“La única forma de evitar que estalle una crisis alimentaria catastrófica, que provoque desplazamientos en las zonas rurales, es intervenir de inmediato a gran escala para que los agricultores y los pastores puedan alimentar a sus familias, dar de beber a los animales que les sirven de sustento y mantenerlos sanos y productivos y evitar la venta de otros activos productivos fundamentales para seguir procurándose alimento”, dijo el Sr. Paulsen.

Sin financiación suficiente para la ayuda agrícola, esencial para la resiliencia

El 17 de enero de 2022, la FAO solicitó urgentemente 138 millones de USD para fondos de ayuda humanitaria destinados a aliviar de diversas formas a las familias de pastores y agricultores cuyos medios de subsistencia estaba destruyendo la sequía.

El elemento principal del plan de respuesta de la FAO incluye una serie de medidas de apoyo. Entre las actividades cabe citar mantener con vida y productivos a los animales de los pastores proporcionándoles pienso, agua y atención veterinaria, distribuyendo variedades de maduración temprana resistentes a la sequía de sorgo, maíz, arveja de vaca y otros frijoles y hortalizas a las familias que se dedican a la agricultura y poniendo en funcionamiento programas de transferencia monetaria y de remuneración en efectivo por trabajo para que las personas más vulnerables tengan acceso a alimentos (más información aquí). 

Sin embargo, hasta la fecha, la Organización solo ha logrado 50 millones de USD de contribución.

Según el Sr. Paulsen, la experiencia adquirida por la FAO en la región durante la respuesta al recrudecimiento de la plaga de langosta del desierto que estalló en 2020 ha demostrado que es posible evitar las crisis alimentarias actuando a gran escala para fortalecer a las comunidades rurales, las más afectadas cuando se producen grandes perturbaciones.

 “A diferencia de entonces, cuando impresionantes hordas de langostas se posaban durante la noche en pastos y campos, hoy estamos siendo testigos de una catástrofe paulatina que, lamentablemente, no parece que llame la misma atención”, dijo.

 “Pero no se equivoquen: si no se hace más para ayudar a las comunidades rurales ahora, la magnitud de la devastación en cuanto al hambre y la pérdida de medios de vida será terrible”.
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