Las regiones del Sahel y del Lago Chad: la FAO se suma a los esfuerzos mundiales por reforzar la respuesta a la crisis de la seguridad alimentaria

La comunidad internacional promete destinar unos 1 790 millones de euros a la lucha contra las amenazas sin precedentes para la humanidad a las que se enfrenta la región

FAO

Por tercer año consecutivo, los países del Sahel y África occidental se enfrentan a una crisis alimentaria y nutricional de proporciones excepcionales.

©FAO/Luis Tato

07/04/2022
París/Roma. En respuesta a los niveles de inseguridad alimentaria aguda nunca antes registrados en las regiones del Sahel y el Lago Chad, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se ha sumado a la comunidad internacional en un llamamiento para aumentar urgentemente la asistencia de emergencia y fortalecer la resiliencia de las personas vulnerables y los sistemas agroalimentarios.

El miércoles se celebró una reunión especial de alto nivel en torno al tema “Crisis en materia de alimentación y nutrición en las regiones del Sahel y el Lago Chad: es hora de actuar y movilizar mejor al Sahel y África occidental de cara al futuro”, organizada conjuntamente por el Club del Sahel y África Occidental, la Unión Europea y la Red mundial contra las crisis alimentarias, codirigida por la FAO. La reunión congregó a encargados de la formulación de políticas y a otros actores no estatales del Sahel y África occidental y central, así como a sus asociados internacionales, con el objetivo de movilizar más ayuda humanitaria en materia de alimentos, nutrición y medios de vida para la población más afectada y renovar un compromiso político a largo plazo con las políticas estructurales que abordan las causas subyacentes de las crisis alimentarias y nutricionales.

Las promesas de contribución suman un total de alrededor de 1 790 millones de euros frente a un llamamiento humanitario para toda la región del Sahel y África occidental de 3 800 millones. Esta cifra incluye otros 67 millones de euros de ayuda humanitaria anunciados por la Unión Europea, con lo que su contribución total para los países afectados de las regiones del Sahel y el Lago Chad asciende por el momento a 240 millones en 2022. Además, la Unión Europea ha reservado 654 millones para el período comprendido entre 2021 y 2024 como respuesta en forma de asistencia para el desarrollo a largo plazo ante la crisis alimentaria estructural que sufren los siete países más afectados.

Por tercer año consecutivo, los países del Sahel y África occidental se enfrentan a una crisis alimentaria y nutricional de proporciones excepcionales. La inseguridad alimentaria aguda casi se cuadruplicó entre 2019 y 2022, pasando de 10,8 millones a 40,7 millones de personas respectivamente, y otros tantos millones corren el riesgo de caer en situación de crisis o incluso peor. Siete países, entre ellos Burkina Faso, el Camerún, Chad, Malí, Mauritania, Níger y Nigeria, en particular, se llevan la peor parte. Por primera vez, la inseguridad alimentaria aguda en la región se extiende más allá de la región de Liptako‑Gourma y el lago Chad, y golpea a países costeros como Benín y Sierra Leona.

Gran parte de estas poblaciones pertenecen a zonas rurales que dependen de algún tipo de agricultura para subsistir, por lo que tanto la respuesta humanitaria como las soluciones duraderas deben tener esto en cuenta y situar a la población del Sahel, sus prioridades y necesidades en el centro de los esfuerzos dirigidos a solucionar esta crisis cada vez más profunda. En un momento en que los precios internacionales de los alimentos y el combustible están en su punto más alto, no se puede dejar de insistir en la urgencia de prestar apoyo a la producción de alimentos nutritivos más cerca de donde se necesitan.

Esta situación es el resultado de problemas estructurales a largo plazo, como la pobreza, la falta de disponibilidad y acceso a los servicios sociales básicos y la inseguridad prolongada. Las recientes conmociones socioeconómicas, los fenómenos meteorológicos extremos, las repercusiones de la enfermedad por coronavirus (COVID‑19), el aumento atípico de los precios de los productos alimentarios básicos y las gravísimas consecuencias de la guerra en Ucrania, están agravando la situación alimentaria y nutricional. La convergencia y agravamiento de estas perturbaciones podría paralizar los avances logrados y dar lugar a nuevas necesidades humanitarias en cascada.

“Si se retrasa la respuesta, las consecuencias serán enormes y supondrán un grave perjuicio para el futuro en un contexto en el que ya se considera que más de 30 millones de personas que residen en el Sahel están al borde de la inanición, y que a partir de junio de este año podrían aumentar en unos 11 millones”, aseguró el Sr. Laurent Thomas, Director General Adjunto de la FAO, que representó a la Organización en la reunión. “Es preciso realizar esfuerzos notables que proporcionen una respuesta inmediata, pero también que aborden las causas profundas de esta crisis, pues de lo contrario los niveles de hambre aguda seguirán aumentando”.

“Al aumentar el precio de los alimentos, se espera que las personas que más sufran sean las más vulnerables, para las que los alimentos representan la mayor parte del presupuesto familiar. Tampoco debemos subestimar las consecuencias que el aumento del costo de los fertilizantes tendrá sobre los rendimientos y la disponibilidad de la producción local de alimentos. Urge de manera imperiosa volver a invertir en la producción local de alimentos junto con la ayuda alimentaria humanitaria y las redes de seguridad. Invertir en salvar los medios de vida de la agricultura hoy significa salvar la vida de millones de personas mañana. Los países de la región del Sahel deben invertir en hacer que los sistemas agroalimentarios sean más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles", añadió. 

En la reunión también participaron el Sr. Mohamed Bazoum, Presidente de la República de Níger y Presidente del Comité de Alto Nivel para la Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Unión Económica y Monetaria del África Occidental (UEMAO); la Sra. Josefa Leonel Correia Sacko, Comisionada de la Unión Africana; el Sr. Jean-Claude Brou, Presidente de la Comisión de la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental (CEDEAO); el Sr. Abdoulaye Diop, Presidente de la Comisión de la UEMOA; el Sr. Mathias Cormann, Secretario General de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); el Sr. Josep Borrell Fontelles, Alto Representante de la Unión Europea y Vicepresidente de la Comisión Europea; el Sr. Janez Lenarčič, Comisario Europeo de Gestión de Crisis; la Sra. Jutta Urpilainen, Comisaria Europea de Asociaciones Internacionales; el Sr. David Beasley, Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA).

La labor de la FAO en respuesta a la crisis del Sahel 

La prioridad para la FAO es asegurarse de que la agricultura y las actividades conexas no se interrumpan en ningún momento y, por tanto, garantizar que los agricultores y los agropastores, incluidas las personas desplazadas internamente, reciban insumos urgentes, como semillas y fertilizantes, especialmente en caso de aumento de los precios, antes de la próxima temporada principal de siembra en la región. Los problemas de seguridad y la trashumancia temprana impulsada por el cambio climático, las condiciones meteorológicas extremas y la violencia requieren una respuesta adaptada de apoyo a los pastores, en forma de piensos y atención veterinaria para evitar las pérdidas de ganado.

La producción y el acceso a la agricultura deben ocupar un lugar central en las medidas encaminadas a mitigar esta crisis —tanto en el plazo inmediato como en el centro de las soluciones más duraderas— a fin de revertir finalmente la tendencia al alza del hambre aguda.

El objetivo de la FAO consiste en proporcionar asistencia urgente para los medios de vida agrícolas con el fin de asegurar rápidamente la producción local de alimentos nutritivos, sentando las bases para la creación de resiliencia, al tiempo que se abordan las múltiples vulnerabilidades subyacentes que están provocando las crisis alimentarias recurrentes en el Sahel. Por ejemplo, proporcionándoles dinero en efectivo junto con semillas adaptadas, pienso para el ganado, mejora de las fuentes de agua y regeneración de las tierras degradadas.


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