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El pescado ofrece a las mujeres en Somalia un sabor a esperanza


Una sorprendente especialidad está mejorando los medios de vida y la nutrición en Somalia

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Fartun está ayudando a su familia y mejorando la nutrición de su comunidad gracias a un proyecto de la FAO financiado por Kuwait. ©FAO/Alberto Trillo Barca

19/06/2020

Una cálida brisa sopla en las llanuras desérticas fuera de Bossaso (Somalia), donde numerosos desplazados internos viven en eternos campamentos provisionales. Las oportunidades de trabajo son escasas para los que aquí residen. Se trata de personas que han huido de la guerra, la inseguridad constante o el hambre, pero tampoco resulta fácil crear una vida adecuada para ellos en esta nueva región.

Fartun llegó a Bossaso desde el sur de Somalia “hace mucho tiempo”, pero no recuerda cuándo. Es madre de cuatro hijos y solía quedarse en casa cuidándolos, mientras su marido, con escasos ingresos, trabajaba de porteador en el mercado de Bossaso. Ella y su marido tenían dificultades para mantenerse a sí mismos y a sus hijos.

Pero hace unos meses, Fartun se enteró de una nueva oportunidad en su comunidad. Participó en un proyecto innovador de la FAO, financiado por el Gobierno de Kuwait, para aprender cómo elaborar una especialidad que se identifica más con Italia que con África oriental: la pasta. Pero no cualquier tipo de pasta, sino pasta de pescado.

Tal vez no todo el mundo lo sepa, pero en realidad la pasta es una comida habitual en Somalia, parte del legado de su época como colonia italiana. Lo que no es una comida habitual en Somalia, al menos de momento, es el pescado, sobre todo en las comunidades del interior del país.

“Quería obtener ingresos de algún modo para mi familia”, dice Fartun.

Sin formar tradicionalmente parte de la cultura alimentaria somalí, el pescado está en la actualidad infrautilizado. Sin embargo, tiene un enorme potencial para mejorar la nutrición en los campamentos de desplazados internos de Bossaso, y también en la región en general, donde la inseguridad alimentaria y la malnutrición agudas son habituales. ©FAO/Alberto Trillo Barca

Con un alto valor nutritivo, el pescado se encuentra ampliamente disponible en la costa de Somalia que, con 3 333 km, es la más larga de África continental. El pescado, que actualmente no se aprovecha plenamente, tiene un enorme potencial para subsanar las deficiencias de micronutrientes y mejorar la nutrición en una región donde la inseguridad alimentaria y la malnutrición agudas son frecuentes, incluidos estos campamentos de desplazados internos en Bossaso.

Este nuevo tipo de pasta contiene un 7,5 % de harina de pescado que, según una encuesta realizada en la fase experimental de este proyecto financiado por Kuwait, resultó ser la cantidad preferida de los consumidores, que obtendrán del pescado los nutrientes que necesitan sin cambiar de forma drástica el sabor de la pasta. El proyecto ha logrado introducir el pescado en la alimentación de los consumidores y ha aumentado el valor nutricional de las dietas en la zona, sin alterar en exceso la cultura alimentaria somalí, que por lo general está basada en la carne. Pero no solo eso, sino que además ha brindado nuevas oportunidades a las comunidades de desplazados internos, en particular a las mujeres, de generar ingresos.

Gracias a su nuevo trabajo, Fartun ha añadido una nueva faceta a su vida fuera de su hogar. Disfruta trabajando con otras mujeres del campamento de desplazados internos, donde colaboran entre sí en una instalación provista de los equipos y útiles necesarios. “Es fantástico relacionarse con ellas [las mujeres]. Lo pasamos bien haciendo pasta juntas”, comenta.

Las mujeres elaboran pasta de pescado de gran calidad en un entorno cerrado que cumple las normas de inocuidad alimentaria. La pasta se vende luego a mayoristas y propietarios de tiendas locales y las mujeres realizan un seguimiento con estos vendedores para saber si el producto se está vendiendo bien y reponer el suministro.

La innovadora “pasta de pescado” proporciona nutrición e ingresos para Fartun y otras mujeres del campamento de desplazados internos en Somalia. ©FAO/Alberto Trillo Barca

Fartun reconoce que su participación en este proyecto ha supuesto un “gran cambio” en su vida y le ha permitido generar un ingreso y ayudar a su familia.

“Me ha permitido comprar colchones para nuestro hogar”, añade Fartun. “Poder comprar cosas por mí misma es una sensación maravillosa. Estoy muy agradecida por esta oportunidad”. Pero las aspiraciones de esta mujer somalí no se detienen ahí: “Todavía debo seguir practicando mis habilidades, pero quiero tener mi propio negocio en el futuro”.

El impacto de la pandemia de COVID-19

El primer caso de Coronavirus se detectó en el país a mediados de marzo y, desde entonces, Somalia ha registrado uno de las cifras más elevadas de casos en África oriental. Las restricciones al comercio y a la movilidad para contener el virus han incrementado el número de personas que necesitan apoyo alimentario y para sus medios de subsistencia en el país de manera urgente.

Fartun comenta: “Mis ingresos han desaparecido debido a las restricciones causadas por la COVID-19, aunque afortunadamente no ha habido ningún enfermo o fallecido en nuestro Buula Eelay [campamento de desplazados internos] hasta ahora”.

La FAO sigue ofreciendo asistencia en Somalia, siguiendo las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Gobierno en relación con la COVID-19 y adaptando sus

operaciones para tomar todas las precauciones y medidas preventivas necesarias, al tiempo que busca formas innovadoras para seguir prestando apoyo a la población en esta crisis.

Debido a estas limitaciones impuestas para frenar el virus y a las duras condiciones climáticas a las que se enfrenta la región durante la temporada baja de pesca, Fartun y las procesadoras de pasta de pescado suspendieron su actividad en mayo. Esperan reanudarla a partir de septiembre. Además de reactivar su negocio de pasta de pescado, participarán en una campaña de nutrición a nivel nacional -financiada por Francia-, que promueve el consumo de pescado en las poblaciones del interior.

Luchar contra la malnutrición más allá de la pandemia

Utilizar los recursos naturales de forma innovadora constituye una parte importante de la lucha contra la malnutrición, a la vez que se crean medios de subsistencia y se mejora la vida de mujeres como Fartun en todo el mundo. El Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: Hambre Cero no solo consiste en asegurar que todo el mundo disponga de suficiente comida, sino en garantizar que todos tengan acceso a una alimentación saludable y nutritiva. Debemos ser innovadores en nuestros métodos y la pasta de pescado es, sin lugar a dudas, una nueva forma nutritiva de abordar el viejo problema de la malnutrición.

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