La langosta del desierto puede causar estragos en los cultivos y los medios de vida en muchos países. ©FAO/Sven Torfinn
La reaparición de la langosta del desierto no es un fenómeno nuevo. Las langostas son una de las plagas migratorias más antiguas del mundo y desde hace siglos devastan los cultivos del planeta. Cuando sus inmensos enjambres infestan muchos países y se extienden por varias regiones o continentes, se convierten en una plaga. Las plagas de langostas del desierto -la especie más destructiva de este insecto-, pueden afectar fácilmente al 20% de las regiones de la Tierra, amenazando los medios de subsistencia de una décima parte de la población mundial y afectando gravemente a su seguridad alimentaria.
Estos son los datos más importantes que deberíamos conocer sobre la langosta del desierto.
La langosta del desierto es un saltamontes, pero mucho más devastador que la variedad común
La langosta pertenece a un amplio grupo de insectos comúnmente llamados saltamontes. Sin embargo, las langostas se diferencian de estos últimos en que tienen la capacidad de cambiar su comportamiento y hábitos y pueden migrar a grandes distancias. Llegan a formar enjambres que pueden ser densos y con gran movilidad, ya que pueden volar hasta 150 km al día si los vientos son favorables. Estos enjambres son capaces de devorar grandes cantidades de vegetación y cultivos.
Los enjambres de langostas pueden variar desde menos de un km² hasta más de 1 000 km². En cada km² de un enjambre llega a haber entre 40 millones y hasta 80 millones de langostas adultas. Cada insecto es capaz de ingerir su propio peso en plantas cada día. Por esto, es fácil ver el efecto devastador que una infestación de langostas puede tener en la seguridad alimentaria de las regiones afectadas.
Cuando se desarrolla una plaga, pueden hacer falta varios años y cientos de millones de USD en fondos para poder controlarla.
Izda: Un hombre conduce su motocicleta en medio de un enjambre de langostas del desierto. ©FAO/Sven Torfinn ; Dcha: Langostas sobre una planta en el noreste de Kenya. ©FAO/Sven Torfinn
La langosta del desierto se encuentra ya en 30 países; con los repuntes, podría llegar a 60
Durante los períodos de calma -conocidos como recesiones-, las langostas del desierto suelen limitarse a los desiertos semiáridos y áridos. Aquí se incluyen partes de África, el Cercano Oriente y el Sudeste asiático que reciben menos de 200 mm de lluvia al año. Se trata de una zona de unos 16 millones de km², que comprende unos 30 países. Sin embargo, durante las plagas, la langosta del desierto puede extenderse por una vasta superficie de unos 29 millones de km², que abarca -al menos parcialmente- unos 60 países.
Un pequeño enjambre de un km² consume en un día lo misma que 35 000 personas
Una langosta del desierto adulta puede ingerir su propio peso en alimentos frescos cada día. Para que quede claro: un pequeño enjambre de un km² tiene el potencial de comer en un día la misma cantidad de alimentos que 35 000 personas. Si no se contiene el crecimiento de las langostas, el impacto en los cultivos y en la vegetación hará aumentar el hambre en regiones que se enfrentan ya a elevados niveles de inseguridad alimentaria. Una invasión de estos insectos puede provocar una disminución considerable de la producción agrícola y alimentaria, conseguir agotar las reservas de alimentos y suponer una grave amenaza para la seguridad alimentaria de la población.
Los enjambres de langostas del desierto son difíciles de combatir por muchas razones
Hay muchas razones por las que resulta difícil combatir con éxito la langosta del desierto. Los enjambres pueden abarcar zonas muy extensas, que a veces son sumamente remotas y de difícil acceso. En ocasiones, esos lugares son también escenario de conflictos, lo que hace que las operaciones de control sean difíciles y poco seguras. Un enjambre puede extenderse por varios países, lo que requiere una complicada coordinación transfronteriza. Algunas zonas de riesgo se encuentran en países en desarrollo en los que los recursos para controlar la langosta pueden ser limitados, o puede faltar la infraestructura básica. Dado que hay largos períodos durante los cuales no aparecen nubes de langostas, también puede resultar difícil mantener un número suficiente de personal capacitado y los recursos necesarios para afrontar la plaga.
La langosta del desierto es difícil de combatir, pero puede ser controlada mediante una vigilancia proactiva, la acción temprana y el uso selectivo de medidas de control adecuadas, en el momento preciso. ©FAO/Sven Torfinn
Las plagas se puede controlar
Estar preparado ante un enjambre es una de las formas clave de hacerle frente. A través de su Servicio de Información sobre la Langosta del Desierto (DLIS, por sus siglas en inglés) la FAO vigila la situación mundial de la langosta las 24 horas del día y proporciona previsiones y mensajes de alerta temprana sobre el momento, escala y ubicación de los movimientos de los insectos y su reproducción.
Para recopilar y transmitir información actualizada, el DLIS ha desarrollado eLocust3, una aplicación personalizable para tabletas portátiles que está disponible en inglés, francés y árabe, y que es utilizada por los encargados de información gubernamentales sobre la langosta en las zonas de riesgo para registrar y transmitir datos. Esto permite al DLIS analizar las tendencias y movimientos de los insectos y lanzar alertas tempranas a los países en riesgo, que pueden entonces poner en marcha operaciones de control.
Cuando un enjambre se convierte en una amenaza importante, la FAO activa su Centro de Emergencia para plagas transfronterizas de las plantas, que proporciona a los países asesoramiento técnico, recauda fondos y moviliza el apoyo de expertos y suministros para los países afectados, prestando asistencia para coordinar las campañas de control.
Las langostas son una grave amenaza para la seguridad alimentaria de la población y para su capacidad de obtener sustento. Sin embargo, trabajando en colaboración con los países y sus sistemas nacionales, los conocimientos y larga experiencia de la FAO pueden ayudar a las comunidades a estar preparadas para combatir la plaga, garantizando que podamos aún alcanzar dos Objetivos de Desarrollo Sostenible fundamentales: poner fin a la pobreza (ODS1) y erradicar el hambre (ODS2).
Más información sobre la situación actual de la langosta del desierto.
Más información